
Tu vida es una puta mierda
… y lo sabes.
¿No sientes el hedor que desprende?
Claro que no. ¡Qué ingenuo!
Estás acostumbrado.
Siempre arrastrándote hambriento de nada.
Crees que vives por simple hecho de existir.
Estás obligado, dices, a recoger las heces de tus superiores.
Sí, lo sé, necesitas alimentarte, has de sobrevivir.
Lo sé, sé que naciste ignaro de todo y de nada,
preparado para mamársela al que tienes arriba.
¿Le cuesta correrse? Pues trabaja,
hazlo bien.
Es esa tu tarea
como buen mamporrero de sus intereses.
Limpia bien el ano de tu dueño con la lengua.
Estás acostumbrado.
Llevas haciéndolo desde que naciste.
Se lo limpiaste a tus padres,
a los maestros,
a las autoridades,
a tus jefes.
Y luego seguiste, conocedor del camino que debías seguir,
y te acostumbraste a vivir en medio de la hediondez.
Tu vida es una puta mierda.
Lo sabes.
Sabes que en la mierda naciste
y que en la mierda morirás.
Tu vida es una puta mierda
… y lo sabes
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Nota: Obviamente, el “tú”, aquí, tiene carácter mayestático e incluye a un servidor.
Entrada publicada anteriormente el 27 de enero de 2018.