El bien de unos, el mal de otros

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─ Bien, mal… Seguís equivocándoos, chicos. No van por ahí los tiros. ¿Existe realmente el dualismo bien/mal? ¿Quién juzga qué es el bien? Porque en función de lo que consideremos que significa el concepto de bien definiremos el mal. ¿Lo ideal y lo real son incompatibles? ¿Está reñido el bien de uno con el bien común?, como parece darse en un vuestro mundo, donde el bien de unos siempre comporta el mal de los otros.

─ ¡Hala!, ya se ha rayado otra vez. ¿Qué dices, Prude?

─ Que, tal como concebís la existencia, el beneficio de unos siempre es posible por el menoscabo de otros.

─ ¿El qué?

─ El perjuicio, el sometimiento de los demás.

─ Espera, espera, que algo creo haber cogido ─dijo Robin─. Creo, porque para entenderte a ti hay que hacer un curso. Vienes a decir que en nuestro mundo si unos viven de puta madre es porque otros las pasan canutas, ¿no? El bien de unos, el mal de otros. ¿Es así?

─ Más o menos. Digamos que así son las cosas ahora y que así han sido siempre.

─ ¿Siempre?

─ Los humanos sois como sois, ¡qué queréis que haga! Nunca os pondréis de acuerdo en sentar las bases para un bien común. Lleváis miles de años viviendo en sociedad y nunca lo habéis logrado ni lo alcanzaréis jamás. Efectivamente, el bien de unos comporta el mal de otros.

─ El bien ─intervino Johnny─ es lo que es bueno para uno. Déjate de monsergas, que eres un rollero.

─ No seré yo quien diga que lo contrario, pero piensa que si ese uno no tiene en cuenta a los demás y solo actúa para él es posible que los otros se pregunten un buen día para qué hacen las cosas, ¿para su solo beneficio? Nunca puede esa ser razón suficiente, y ese es vuestro problema, el de vuestro mundo quiero decir, no tener en cuenta a los demás. Por eso os decía que estáis siempre en permanente conflicto y nunca saldréis de ese círculo vicioso a que me refería.

─ ¿Todos somos iguales? Igual de cabrones. ¿Es lo que piensas? ¿Iguales que los manguirricachones esos que mandan y los fieles perros que les sirven? ─clamó Robin─. ¿Nosotros?

─ Otra vez juzgáis demasiado a la ligera. Solo digo que entre los humanos el bien de unos va ligado al mal de los otros. Nada más. Y que desde que sois civilización ha sido siempre igual. Para unos el bien significa lo que para otros el mal. Eso digo, solo eso. Ahora los que están en el poder aplican sus reglas, si algún día lo estáis vosotros aplicaréis las vuestras.

─ ¿Nosotros? ¿Estás puesto o qué? Nosotros… En este mundo de mierda nosotros siempre estaremos abajo ─dijo Johnny─. Y cuando ellos quieren tiran de la cadena y a tomar pol culo.

─ Nunca se sabe qué deparará el futuro. Los humanos, desde que empezasteis a vivir en comunidad, habéis evolucionado hacia un modelo de sociedad, y no me refiero solo a esta, la de ahora, la que os tocado vivir, un modelo general de sociedad que se mantiene mediante la fuerza que unos ejercen sobre otros, una fuerza que no es solo física, también emocional y económica.

─ Como no te expliques mejor, Prude.

─ En un momento determinado, hace mucho, muchísimo tiempo, el que era físicamente superior, el más fuerte, tenía más posibilidades de vivir que otros. Cuando empezó la vida en colectividad, es decir, cuando los humanos se organizaron en poblados, se hizo necesaria cierta organización y las cosas cambiaron. Poco a poco se crearon normas para regular la vida en común. Ahí empezó todo, si hay unas reglas hay que cumplirlas. Por supuesto siempre habrá quien no esté de acuerdo y prefiera otras. En tales circunstancias, es necesario un “aparato”, un conjunto de personas que gobiernen y haga que se respeten esas reglas. Así se inició vuestro modelo de sociedad, en el que siempre unos mandan y otros deben obedecer, y seguís igual. Es más, diría que vais a peor.

─ Eso que acabas de decir sí lo he pillado. Cada día peor, cada día más puteados, más jodidos.

─ Sois –enfatizó la palabra– así. Desde el origen de vuestra vida en sociedad.

─ ¿Cuándo fue eso?

─ Durante el tiempo que denomináis prehistoria. Os sonará de la escuela, ¿no?

─ No somos tan zopencos, tío. Claro ─dijo Johnny.

─ Pasó hace unos diez mil años.

─ ¿Solo? ─preguntó Johnny, socarrón.

─ Bueno, no es tanto.

─ No es tanto, dice. ¡Diez mil años! Si entonces ni siquiera sabrían limpiarse el culo, igual aún ni cagaban agachados. Como para acordarse.

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