Jazz: cinco cortos animados

Cinco vídeos de animación cuya temática gira en torno al jazz y, por supuesto, el swing, conforman la entrada de este domingo lluvioso y desapacible. No apetece mucho hoy salir de casa, mas si tienen niños, o están al cuidado de alguno, les va a resultar un tanto complicado no hacerlo. Un día perfecto, pues, para disfrutar con ellos viendo estos vídeos que les entretendrán –a peques y mayores– al tiempo que los primeros probablemente descubran la existencia de una música llamada jazz que puede proporcionarles muchos ratos de placer en el futuro. Siempre que le guste el jazz, claro.

El primero de ellos se titula Jazz Club y es un cortometraje de poco menos de dos minutos de duración que realizó en 2013 Andy Dupont en su segundo año de estudios en la escuela superior de cine de animación Supinfocom de Valenciennes (Francia). El tema que suena es Jubilee Stomp, una composición de Duke Ellington que grabó por primera vez en 1928. En él se nos presentan los diferentes instrumentos que suelen utilizarse en los grupos de jazz: el saxofón, el contrabajo, la batería, la trompeta, el clarinete, el trombón y el piano. Un vídeo de lo más didáctico, perfecto para que los niños identifiquen cada instrumento.

¿Nunca se les ha metido una melodía en la cabeza que no deja de sonar en su interior por mucho que se empeñen en lo contrario? Sí, ¿verdad? Es lo que le sucede al protagonista de Jazz that nobody asked for (El jazz que nadie pidió), cortometraje de algo más de cuatro minutos realizado en 2013 por Benny Box y dirigido por Rune Fisker y Esben Fisker. La música que ‘persigue’ al joven que acaba de asistir al entierro de su padre se titula Quaker City Jazz (1939) y fue uno de los primeros éxitos de Jan Savitt and his Top Hatters Orchestra. Savitt, que era blanco, fue el primero en integrar en su big band a una vocalista afroamericana.

Que la música contribuye a la formación del carácter y del alma ya lo decía Aristóteles. Su poder transformador nadie lo discute y por eso afirmamos que la música une, o que la música amansa las fieras. Y, si no, vean lo que le sucede a este barbero racista cuando se encuentra, precisamente al despreciar a alguien por no ser blanco como él, con una trompeta mágica en este vídeo titulado Swing of Change y ambientado en Nueva York en los años de 1930. Fue realizado en 2011 por Harmony Bouchard, Andy Le Cocq, Joakim Riedinger y Raphael Cenzi, alumnos de la École Superieur des Métiers Artistiques (ESMA) de Montpellier (Francia). La música es de Denis Riedinger.

De 2009 es Leitmotif, cortometraje de Jeanette Nørgaard, Marie Thorhauge, Marie Jørgensen y Mette Ilene Holmriis, con música de la primera, que nos cuenta la historia de un solitario músico de jazz, el único miembro en vida del grupo del que formó parte en su día, cuya compañía se reduce a un gato blanco que le visita a diario y sigue sintiendo nostalgia por los tiempos en que actuaba en directo con sus compañeros. Mas para todo hay solución, piensa, y se le ocurre una idea tan ingeniosa como disparatada.

También de 2009 es el corto con el que cerramos la entrada: Juiced and Jazzed, de Justin Weber. Ambientado en los años de 1920, cuando estaba en vigor la Ley seca que prohibía el consumo de alcohol, una joven de nombre Lulú descubre el placer de lo prohibido y se deja llevar. La música que suena son los temas The Charleston (1923), de James P. Johnson, interpretado por Spike Jones & his City Slickers, y Doin’ the Uptown Lowndown, de Mack Gordon (1933), por Joe Venuti & his Blue Six.

Que pasen un buen domingo.

I love Paris

Sin título

Zaz y Rhiannon Giddens interpretando ‘I love Paris’ (Jazzopen Stuttgart, 11 de julio de 2015).

I love Paris es una canción de Cole Porter perteneciente a su musical Can-Can, el penúltimo que estrenó en Broadway, en 1953. Can-Can se mantuvo en cartel durante casi novecientas representaciones seguidas e incluía canciones tan conocidas como “It’s All Right with Me”, “C’est magnifique” y “I Love Paris”. Esta última, incomprensiblemente, pasó a un segundo plano en la adaptación cinematográfica, que se estrenó en 1960 con el mismo título, dirigida por Walter Lang, y con un reparto encabezado por Frank Sinatra, Shirley MacLaine, Maurice Chevalier, Louis Jourdan y Juliet Prowse.

I love Paris, una ‘declaración’ de amor a la capital francesa, invita al optimismo, al goce, como el cancán. Por eso me encanta esta versión de Zaz –cantante cuya fuerza vocal y frescura transmiten alegría, inyectan vida, como la canción– que ofreció durante el concierto que dio en el festival Jazzopen de Stuttgart el 11 de julio de 2015. Un concierto de lujo para el que contó con el acompañamiento de la SWR (Radio Alemana del Sudoeste) Big Band, una magnífica orquesta con músicos altísima calidad y, para el tema que nos ocupa en concreto, también de Rhiannon Giddens, cantante, violinista e intérprete de banjo, estadounidense, con la que se marca un excelente scat.

En fin, que lo disfruten. No me cabe duda de ello.

A bailar con la Munich Swing Orchestra

swing-dance

“Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa” es una frase que, al parecer, al menos a ella se le atribuye, dijo en una ocasión la anarquista Emma Goldman a un compañero suyo que el reprochó que estuviese bailando. La suscribo al cien por cien. En primer lugar, porque estoy más que harto de este sistema y de la cantinela que constantemente repiten unos y otros de ‘cambio posible’, incluidos, por supuesto, los partidos supuestamente progresistas: la pusilánime socialdemocracia actual, o lo que queda de ella, o esas ‘nuevas izquierdas’ que con su discurso verde y de desarrollo sostenible, de ‘medidas alcanzables’ y sin una identificación clara con un nuevo sistema social, terminan diluyéndose en el actual y robusteciéndolo. Sus monsergas no me interesan. En segundo lugar, porque me encanta bailar. No soy ningún bailarín, pero podríamos decir que me defiendo. Lamentablemente, no son muchas las ocasiones que puedo hacerlo, pues me gusta el baile de salón, con orquesta, y que en la sala se pueda fumar. Difícil, pues.

Hoy les propongo bailar a ritmo de swing con la Munich Swing Orchestra, una formación que lleva en activo desde 2004 y revive el sonido indestructible de las grandes bandas de swing y leyendas como Glenn Miller, Count Basie, Duke Ellington o Benny Goodman. Puede que no alcance el nivel de las big band mencionadas, aunque tampoco es este su propósito –es otra la época y otros gustos imperan–, pero suenan fantásticamente. No en balde, la mayoría de sus músicos –cinco saxofones, cuatro trompetas, cuatro trombones, piano, guitarra, bajo y batería– ya se habían curtido en orquestas como las de Max Greger, Hugo Strasser y James Last.

Para que puedan bailar sin interrupciones, en vez de insertar los vídeos uno a uno y comentar el tema que recogen, hemos elaborado una lista de reproducción, lo que nos permite fantasear con lo haríamos en aquellos salones de baile que, con alguna excepción, parecen relegados al olvido. Los temas que incluye –los cinco primeros solo con la Munich Swing Orchestra y los otros siete acompañados de The Funny Valentines (Hermine Gascho, Anna Hermann, Barbara Roberts y Alexandra Fischer)– son los siguientes:

  1. The Opener (1964), de Cootie Williams, y arreglos de Duke Ellington; 2. Song of India (1937), popular tema resultante de la adaptación de la aria «Pesni︠a︡ indiĭskogo gosti︠a︡” (de la ópera de Rimsky-Korsakov de 1896 Sadko) que grabó en 1937 Tommy Dorsey y su orquesta; 3. Tuxedo Junction (1940), un hit de Glenn Miller y su orquesta obra de Erskine Hawkins y arreglos de Bill Johnson; 4. Don’t Be That Way (1938), de Benny Goodman y Edgar Sampson, que popularizó el primero con su orquesta; 5. Pennsylvania 6-5000 (1940), música de Jerry Gray y letra de Carl Sigman que ese mismo año grabó Glenn Miller; 6. On the Sunny Side of the Street(1930), música de Jimmy McHugh y letra de Dorothy Fields, habituales del teatro musical estadounidense, que se estrenó en el espectáculo de ese año The International Revue; 7. Boogie Woogie Bugle Boy (1941), compuesta por Don Raye y Hughie Prince en 1941, meses antes de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial, el mayor éxito de The Andrews Sisters; 8. Shoo Shoo Shoo Baby (1943), de Phil Moore para la película de ese año Follow the Boys, en la que las estrellas de la Universal se sucedían en una serie de números musicales y sketchs cómicos destinada especialmente a elevar la moral de las tropas estadounidenses en guerra y el ánimo de la población civil, otro hit de The Andrews Sisters; 9. Rum and Coca-Cola (1945), un calipso original de Lord Invader y Lionel Belasco que fue un tremendo éxito de The Andrews Sisters tras grabarlo en 1945; 10. Tico Tico (Tico-Tico no Fubá), conocidísimo tema que compuso en 1917 el brasileño Zequinha de Abreu; 11. Hold Tight, Hold Tight (Want Some Seafood Mama), compuesta en 1938 por Leonard Ware, guitarrista de la orquesta de Sídney Bechet, quien hizo los arreglos, y 12. All of me (1931), de Gerald Marks y Seymour Simons, que grabó por primera vez Belle Baker y se ha convertido en una de las canciones más grabadas de mundo del jazz.

Ya les dejo, que hace calor y, con tanto baile, se agradece una cervecita. ¡A su salud! Feliz tarde de domingo.