En la XXII edición de la Festa del Llibre de Muro

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El pasado viernes 26 de mayo tuve el tuve el honor y el placer de pronunciar la conferencia inaugural de la XXII edición de la Festa del Llibre de Muro. Como allí manifesté, uno ha dado infinidad de conferencias en muy diversos foros, especialmente como historiador. Sin embargo, esta la afrontaba como si fuera la primera de mi vida, pues se trataba de mi pueblo, el lugar donde nací y me crié. Cuando a los 18 años marché a Valencia a estudiar tenía ya –como la mayor parte de las personas a esa edad– el carácter formado, unas idees, unas ilusiones, que iban a acompañarme y a influir intensamente en las decisiones más importantes de mi vida. Como escribió Henri Bergson, “¿qué somos, qué es nuestro carácter sino la condensación de la historia que hemos vivido desde nuestro nacimiento?”. Es con nuestro pasado como deseamos, queremos y actuamos. Somos producto de las experiencias vividas desde que la memoria comienza a tener la capacidad de almacenar recuerdos, y los primeros son el sustrato sobre el que se tejerá nuestra existencia.
Quiero agradecer a la organización, a Sergi Silvestre, concejal de Cultura y Tradiciones, y a Carmina Prats, bibliotecaria y amiga desde hace muchos años, esta invitación gracias a la cual pude dirigirme a mis paisanos –entre ellos muchas caras conocidas y otras más jóvenes que resultaban nuevas para mí, aunque seguro que no lo serían sus familias–, a mis familiares y reencontrarme con amigos de siempre a los que hacía tiempo que no veía. Fue, pues, un acto emotivo y, además, vendí bastantes ejemplares de las dos novelas que se presentaban –El corto tiempo de las cerezas y Adiós, mirlo, adiós (Bye Bye Blackbird)–, si bien esto, sinceramente, era lo de menos.

Les dejo con el vídeo que se grabó del acto. Dura poco más de hora y cuarto y por un problema técnico, supongo, se inicia con la conferencia ya empezada, faltando la presentación y los primeros minutos de la misma. Esta, con las preguntas y opiniones de los asistentes que quisieron intervenir, termina en el minuto 53. El resto recoge la firma de libros y saludos de lectores, amigos y conocidos. Obviamente, hablo en valenciano –o en catalán–, mi idioma nativo y habitual, y la lengua en que siempre nos hemos expresado mureros y mureras.

XXII Festa del Llibre de Muro

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Desde 1995 se celebra en mi pueblo, Muro (Alicante), la Festa del Llibre (Fiesta del Libro), un evento de “índole cultural y periodicidad anual en el que participan los mejores escritores del panorama literario, que junto al fomento de la lectura y el amor por las letras constituye una de las semanas más características del final de la primavera en el pueblo de Muro”, según lo anuncia en su página web el ayuntamiento.

La Festa del Llibre de Muro comprende diversas actividades además del ciclo de conferencias en que diversos escritores hablan de su obra y su experiencia literaria, como las dedicadas a fomentar la afición a la lectura –importante aspecto en tanto que promueve un proceso interactivo mediante el que se establece la relación entre el texto y el lector, incorporándolo este a su forma de entender el mundo y dándole un significado propio que no tiene que ser necesariamente el mismo que el del autor–, de animación lectora para niños –más trascendental aún–, exposiciones, representaciones teatrales, conciertos musicales y otras actividades lúdicas de calle. Todo ello tendrá lugar entre el 26 de abril y el 3 de junio para goce y deleite de nuestros sentidos.

Este año me han escogido para dar la conferencia inaugural el próximo viernes 26 de mayo. En ella hablaré de la relación entre novela e historia partiendo de mi experiencia personal al escribir las novelas El corto tiempo de las cerezas y Adiós, mirlo, adiós (Bye Bye Blackbird). Es un acto que me ilusiona y me honra, ya que se trata de mi pueblo, y por el que estoy profundamente agradecido de que se me haya invitado. Espero estar a la altura y no defraudar a los asistentes. Uno –permítanme la expresión–  tiene ya el culo pelado de dar conferencias, pronunciar ponencias en congresos y simposios u otros actos de índole cultural, especialmente en lo que a la historia se refiere, pero créanme si les digo que esta del viernes próximo me entusiasma y me preocupa cómo pueda resultar tanto o más que si fuera la primera.

En cuanto a las novelas sobre las que versará la conferencia y que servirán de marco para hablar de la relación entre novela e historia, es decir, entre los hechos del pasado tal como sucedieron y la ficción, los lectores de este blog puede que las conozcan ya que he hecho referencia a ellas muchas veces. Mas como esta entrada está pensada sobre todo para aquellos que vayan a asistir al acto y que posiblemente la mayoría desconozcan la existencia de mi blog, incluyo de nuevo los argumentos de ambas tal como figuran en las respectivas contraportadas, así como sendos vídeos promocionales de cada una de ellas.

El corto tiempo de las cerezas (2015): “Un límpido y soleado día, Samuel tomó la Portadadeterminación de no volver a trabajar jamás en una fábrica ni a las órdenes de nadie. Tenía entonces entones trece años y vivía en la industriosa ciudad de Alcoi desde pocas semanas después de venir al mundo en 1849, al tener sus padres que abandonar el pequeño pueblo de Muro en busca de trabajo. No podía imaginar entonces que su decisión le llevaría a verse involucrado en los turbulentos conflictos políticos y sociales que desembocaron en la proclamación de la Primera República Española; a vivir la Revolución del Petróleo que tuvo lugar en Alcoi en julio de 1873; a sacar provecho de los negocios financiero-especulativos en la Barcelona del Ensanche mediante toda clase de estratagemas; a conocer los ambientes de las principales ciudades occidentales –Barcelona, París, Londres, Viena, Nueva York–, sus lujos y miserias, sus cafés y teatros; a montar su propio cabaret; a establecerse en el bohemio Montmartre; a entregarse en cuerpo y alma a la carrera artística de su hija, soprano; a timar a un príncipe ruso con la complicidad de su gran amiga La China; a enamorarse de una anarquista y de una grisette; a vivir, en definitiva, innumerables experiencias y vicisitudes en un mundo que se creía indemne a todo y parecía seguir la máxima que un día le dijo a Samuel el dueño de aquel cerezo bajo el cual tan a gusto se sentía: “aprovecha, muchacho, que el tiempo de las cerezas es muy corto”.

portada1Adiós, mirlo, adiós (Bye Bye Blackbird) (2016): “Sam Sutherland, un joven escritor neoyorkino, visita en Berlín a sus padres, músicos, que actúan en uno de sus clubs nocturnos más famosos con su propia big band. Es noviembre de 1929, el nazismo está en pleno ascenso y la crisis económica comienza a hacer estragos. Allí conocerá a Helmut, joven también músico, y a Martha, hija de un artista de cabaret que hace de travestido, con la que se casará y tendrá tres hijos. Menos Helmut, todos marcharán a Nueva York, donde Sam y Martha se implicarán en el movimiento de defensa de los derechos civiles. El primero acaba ante el Comité de Actividades Antiamericanas y migran a París. Allí, las cosas tampoco serán como creían y la abandonarán tras los hechos de Mayo del 68.

Una novela que abarca desde el final de la guerra de 1914-1918 a la caída del Muro de Berlín en la que Sam y los otros protagonistas –a los que hay que añadir a Lary, alto funcionario de la Administración estadounidense, y a Greg, director internacional de la Fundación Fairfield– se verán envueltos en una trama que incluye, además un misterioso asesinato, a simpatizantes y defensores de la República española, refugiados del nazismo, pasadores que les ayudaban a cruzar la frontera de los Pirineos, prisioneros de los campos de concentración españoles y de exterminio alemanes, nazis reciclados por el Gobierno norteamericano, agentes de la CIA, dirigentes e impulsores del Congreso por la Libertad de la Cultura…

El lector advertirá en muchas situaciones algunas de las circunstancias que nos han conducido a esta sociedad del pensamiento único”.

Vídeo de El corto tiempo de las cerezas

Vídeo de Adiós, mirlo, adiós (Bye Bye Blackbird)

 

¿Qué novelas regalar, o leer, estas Navidades?

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¿Por qué elegir una de estas dos novelas para regalar por Navidades o Reyes, o simplemente para leerla? Una, o las dos. Sí, ambas son mías. Su calidad literaria no es mejor ni peor que la de otras novelas (ni las que se venden como rosquilletas ni las que pasan desapercibidas). Ahora bien, no han sido editadas por ninguna conocida editorial –o grupo editorial, pues cada vez las editoriales están más concentradas en unas pocas manos que apuestan por lo que ya saben que van a vender miles de ejemplares y no arriesgan en absoluto– y, lógicamente, carecen de una adecuada promoción.

Una y otra pueden leerse de forma independiente. Para quien haya leído El corto tiempo de las cerezas, Adiós, mirlo, adiós será su continuación; para quien no, una novela cerrada en sí misma. Ambas –a través de sus respectivas tramas– reflejan mi mirada sobre la sociedad, la nuestra, una sociedad que está cambiando a ritmo de vértigo y se muestra cada vez más uniforme, apática, indolente, que ha dejado de creer que otro mundo es posible y parece dar la razón a Fukuyama y su tesis del fin de la historia. Aunque lo cierto es que todos sabemos que la historia no se detiene jamás y que el mundo tal como lo conocemos tiene los días contados.

El argumento de El corto tiempo de las cerezas (2015) se sitúa en el periodo que va desde los inicios de la industrialización a vísperas del estallido de la Primera Guerra Mundial. Su protagonista principal, Samuel Valls, toma un buen día una decisión que cambiará su vida para siempre: no volver a trabajar jamás en una fábrica ni a las órdenes de nadie. Tenía entonces entones trece años y vivía en la industriosa ciudad de Alcoi desde pocas semanas después de venir al mundo en 1849, al tener sus padres que abandonar el pequeño pueblo de Muro en busca de trabajo. No podía imaginar entonces que su decisión le llevaría a verse involucrado en los turbulentos conflictos políticos y sociales que desembocaron en la proclamación de la Primera República Española; a vivir la Revolución del Petróleo que tuvo lugar en Alcoi en julio de 1873; a sacar provecho de los negocios financiero-especulativos en la Barcelona del Ensanche mediante toda clase de estratagemas; a conocer los ambientes de las principales ciudades occidentales –Barcelona, París, Londres, Viena, Nueva York–, sus lujos y miserias, sus cafés y teatros; a montar su propio cabaret; a establecerse en el bohemio Montmartre; a entregarse en cuerpo y alma a la carrera artística de su hija Camila, soprano; a timar a un príncipe ruso con la complicidad de su gran amiga La China; a enamorarse de una anarquista y de una grisette; a vivir, en definitiva, innumerables experiencias y vicisitudes en un mundo que se creía indemne pero tuvo un final trágico con la Primera Guerra Mundial, un mundo que, no obstante, parecía vivir siempre siguiendo la máxima que le profiriera un día el dueño de aquel cerezo bajo el cual tan a gusto se sentía Samuel: “aprovecha, muchacho, que el tiempo de las cerezas es muy corto”.

Adiós, mirlo, adiós (Bye Bye Blackbird) (2016) se centra en el periodo comprendido desde el fin de la Primera Guerra Mundial a la caída del Muro de Berlín, cuando desaparece cualquier referencia a otro sistema que no sea el capitalista, al menos entre los países más industrializados, y el rostro más desagradable del capitalismo, el verdadero, ya no necesita careta. Su principal protagonista es Sam Sutherland, un joven escritor neoyorkino, nieto de Samuel Valls. Este visita en Berlín a sus padres, músicos, que actúan en uno de sus clubs nocturnos más famosos con su propia big band (William Sutherland y Camila Valls, reconvertida ahora en cantante de jazz). Es noviembre de 1929, el nazismo está en pleno ascenso y la crisis económica comienza a hacer estragos. Allí conocerá a Helmut, joven también músico, y a Martha, hija de un artista de cabaret que hace de travestido, con la que se casará y tendrá tres hijos. Menos Helmut, todos marcharán a Nueva York, donde Sam y Martha se implicarán en el movimiento de defensa de los derechos civiles. El primero acaba ante el Comité de Actividades Antiamericanas y migran a París. Allí, las cosas tampoco serán como creían y la abandonarán tras los hechos de Mayo del 68.

A lo largo de sus 520 páginas –las mimas que, casualmente, tiene también El corto tiempo… Sam y los otros protagonistas –a los que hay que añadir a Lary, alto funcionario de la Administración estadounidense, y a Greg, director internacional de la Fundación Fairfield– se verán envueltos en una trama que incluye, además un misterioso asesinato, a simpatizantes y defensores de la República española, refugiados del nazismo, pasadores que les ayudaban a cruzar la frontera de los Pirineos, prisioneros de los campos de concentración españoles y de exterminio alemanes, nazis reciclados por el Gobierno norteamericano, agentes de la CIA, dirigentes e impulsores del Congreso por la Libertad de la Cultura… El lector advertirá en muchas situaciones algunas de las circunstancias que nos han conducido a esta sociedad del pensamiento único.

Puede adquirirlas a través de Amazon, clicando sobre los respectivos títulos (El corto tiempo de las cerezas y Adiós, mirlo, adiós) y tiene también la opción de que se la, o las, entreguen en su domicilio a la persona que quiera, envueltas para regalo y con una tarjeta personalizada con el texto que desee.