El primer beso

El camino que llevaba a la estación era tranquilo, apenas había unas pocas farolas que emitían una tenue luz. Tranquilo como la oscuridad, como el silencio. La cogí de la mano, ella apretó, con fuerza, la mía. Me paré de repente, nos paramos, sin saber por qué, posiblemente para que el camino no acabase nunca y estuviéramos siempre vagando, sin rumbo, sin destino, solos los dos, siempre caminando en una aparente oscuridad que no era falta de luz excepto para los demás, pues solamente podía apreciarse con los ojos del alma. Una alianza de los astros que nos protegían de todo mal. Para nosotros todo resplandecía, o así me lo pareció. Fue verdad, entonces.

Yo nunca había visto a Rosaura tan hermosa, tan radiante. Sin soltarnos de la mano nos alejamos de las pocas farolas que había a ambos lados del camino, evitando así que algún despistado se diera cuenta de que allí había vida y pretendiera adentrarse en un mundo en el que nadie más podía tener cabida. Nos detuvimos de nuevo, nos miramos y comprendimos que debíamos juntar nuestros labios. Nada de roces. Y nos besamos durante toda la vida, hasta que ella tuvo que volver a casa. La vi entrar, la puerta se cerró y yo marché con una extraña y confusa mezcla de sentimientos que resultaba completamente nueva para mí. Rosaura se iba y puede que no volviera a verla. Eso me entristecía. Rosaura y yo nos habíamos besado. Eso me alegraba. No habría más besos con Rosaura. Eso me frustraba. No entendía que el deseo tuviera que morir tan pronto, nada más nacer. Impotencia. Rabia. Luego comprendería que a lo largo de nuestra existencia siempre es así.

Manuel Cerdà: El viaje (2014, nueva ed. 2019).

21 pensamientos en “El primer beso

  1. Pingback: El primer beso – A MI MANERA – El Noticiero de Alvarez Galloso

  2. Hoy te digo “Querido Manuel” por haber compartido este hermoso fragmento de tu Novela “El viaje “ que por supuesto ya leí , sabes este fragmento me produjo deseo s de llorar, nostalgia o no sé qué encontrados sentimientos , más también se lo fugaz de las ilusiones y que nada es para siempre , ojalá muchos leyeran esa Novela en la que se encontrarían también reflejados en la larga o corta experiencia del vivir

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  3. El tiempo se para y a la vez corre, nunca va al ritmo que nos gustaría, jamás. Los instantes, siempre me refiero a ellos, porque solo tenemos eso, momentos, instantes irrepetibles. Y la vida es tan corta que te vas cuando te das cuenta que empiezas. Me he ido yo también con un fragmento de tu «viaje» que describes muy bien. Un abrazo.

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