En absoluto. Que nadie podía prever una cosa así –argumento al que tantas veces se recurre– es algo que no se sostiene. A no ser –y he aquí el meollo del asunto– que se tratase como una cuestión, si no menor, supeditada a la estricta salvaguarda de otros objetivos relacionados con los intereses económicos.
Veamos. En octubre de 2019 –dos meses antes del comienzo de la pandemia– el Foro de Davos llevó a cabo un ejercicio contra una posible epidemia de coronavirus, con la participación del Johns Hopkins Center for Health Security y de la Bill & Melinda Gates Foundation. Fue en Nueva York, el día 18. “El objetivo explícito del ejercicio realizado en Nueva York era planificar la respuesta de ciertas transnacionales y gobiernos ante una pandemia de coronavirus, cuando nada permitía predecir el inicio de la epidemia detectada en la ciudad china de Wuhan a inicios de diciembre”, explica un artículo que leo en el portal de la organización internacional Red Voltaire [1]. A este ejercicio –conocido como Evento 201– asistieron, dice el artículo:
- Latoya Abbott, responsable de situaciones de riesgo del grupo hotelero estadounidense Marriott International;
- Sofia Borges, vicepresidente de la Fundación de las Naciones Unidas;
- Brad Connett, presidente del grupo Henry Schein, líder mundial de la producción de material médico;
- Christopher Elias, responsable de Desarrollo Global de la Bill & Melinda Gates Foundation;
- Tim Evans, ex director del departamento de Salud del Banco Mundial;
- George Gao, director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de la República Popular China;
- Avril Haines, ex directora adjunta de la CIA y ex miembro del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, bajo la administración Obama;
- Jane Halton, ex ministro de Salud en Australia, miembro del consejo de administración del Banco de Australia y Nueva Zelanda (ANZ);
- Matthew Harrington, director de Edelman, la oficina de relaciones públicas más importante del mundo;
- Martin Knuchel, director para situaciones de crisis de la línea aérea alemana Lufthansa;
- Eduardo Martinez, consejero jurídico de UPS, líder mundial de logística postal, y director de UPS Foundation;
- Stephen Redd, director adjunto del US Center for Disease Control and Prevention;
- Hasti Taghi, vicepresidente del grupo de comunicación NBC Universal;
- Adrian Thomas, vicepresidente de la transnacional farmacéutica Johnson & Johnson; y
- Lavan Thiru, gobernador del Banco Central de Singapur.
Como quiera que el artículo no aclara la fuente, y dada la susceptibilidad de la gente ante esta cuestión y su incondicional seguimiento de la versión oficial acerca del origen y causas del coronavirus, entro en la página del Foro de Davos. Allí leo lo siguiente:
“El Foro Económico Mundial ha anunciado el tema y los detalles de su 50ª Reunión Anual, que se celebrará del 21 al 24 de enero [de 2020] en Davos, Suiza. El tema de la reunión será Actores para un mundo coherente y sostenible. […]
‘Las personas se están rebelando contra las ‘élites’ económicas que creen que las han traicionado, y nuestros esfuerzos para mantener el calentamiento global limitado a 1.5°C se están quedando peligrosamente cortos’, dijo el profesor Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial. ‘Con el mundo en una encrucijada tan crítica, este año debemos desarrollar un ‘Manifiesto de Davos 2020’ para reinventar el propósito y los cuadros de mando para las empresas y los gobiernos. Es para lo que se fundó el Foro Económico Mundial hace 50 años, y es a lo que queremos contribuir durante los próximos 50 años’.” [2]
Por su parte, la revista estadounidense de ciencia Neoscope publicó el 27 de enero de este año un artículo cuyo título es de por sí la mar de esclarecedor: “En una reciente simulación, un coronavirus mató a 65 millones de personas” [3]. Entre cosas, dice:
“En octubre de 2019, un grupo de 15 empresarios, funcionarios gubernamentales y expertos en salud se reunieron alrededor de una mesa en Nueva York para planificar la respuesta global a un brote mundial de un coronavirus nunca antes visto y completamente ficticio.
Fue un ejercicio de entrenamiento con similitudes inquietantes, en retrospectiva, con 2019-nCoV [Covid-19], el virus chino que se ha globalizado rápidamente este mes.
Tres horas y media después, el grupo terminó el ejercicio de simulación y, a pesar de sus mejores esfuerzos, no pudieron evitar que el hipotético coronavirus matara a 65 millones de personas. […]
En la simulación CAPS [Coronavirus Associated Pulmonary Syndrome] se infectó a personas de todo el mundo en seis meses y, a los 18 meses, mató a 65 millones de personas y provocó una crisis financiera mundial”.
Sería esta crisis financiera peor que la de 2008, si bien ya se venía pronosticando desde bastante tiempo antes su llegada, advirtiendo a la gente de que se avecinaba una nueva recesión de consecuencias imprevisibles. Es así que se creó “una lista de siete acciones que los líderes de los sectores público y privado podrían tomar ahora para prepararse para un escenario como el Evento 201”, pues era muy preocupante que “si el 2019-nCoV alcanza el nivel de pandemia, ya podría ser demasiado tarde para evitar los millones de muertes predichas”.
Hub, la red de noticias de la Johns Hopkins University, publicó a principios de noviembre de 2019 un artículo [4] en el que podemos leer:
“En 2001, fue un brote de viruela, provocado por terroristas en centros comerciales estadounidenses. Este otoño, fue un virus similar al SARS, que germinó silenciosamente entre granjas porcinas en Brasil antes de extenderse a todos los países del mundo.
Con cada pandemia ficticia que los expertos de Johns Hopkins han diseñado, la lección a la que se llega es la misma: no estamos preparados para nada.
‘Una vez estamos en medio de una pandemia severa, las opciones son muy limitadas’, dice Eric Toner, investigador principal del Centro para la Seguridad de la Salud de la Universidad Johns Hopkins. ‘El mayor bien puede suceder con la planificación previa’.
La última simulación de pandemia de ese centro, el Evento 201, dejó a los participantes justo en medio de un brote de coronavirus incontrolado que se estaba extendiendo como un incendio forestal fuera de Sudamérica para causar estragos en todo el mundo. Como narraron los presentadores de noticias ficticios de ‘GNN’ [Good News Network], el virus inmune-resistente (apodado CAPS) estaba paralizando el comercio y los viajes, enviando a la economía global a una caída libre. Las redes sociales estaban desenfrenadas con rumores y desinformación, los gobiernos colapsaron y los ciudadanos se rebelaron”.
¿Cómo, pues, puede hablarse de factor sorpresa? ¿Cómo que ‘nos pilló desprevenidos’? Las pandemias no son algo nuevo en la historia, ni mucho menos. Desde el advenimiento de la sociedad industrial-capitalista, estas se han sucedido de forma más o menos periódica. Entre 1817 y 1881 hubo hasta seis pandemias de cólera: 1817, 1829, 1852, 1863, 1881-1896 y 1899-1923. Se calcula que murieron unos diez millones de personas. Entre 1918 y 1919 la gripe española ocasionó entre veinte y cincuenta millones de víctimas. Entre 1968 y 1969 la gripe de Hong Kong fue responsable del fallecimiento de dos millones de personas. Desde 1976, el virus del ébola –con una mortalidad de entre el 50% y el 90% de los infectados– causa estragos. Desde 1981 la pandemia del sida se ha cobrado más de 30 millones de muertes. El siglo XXI empieza prácticamente (2003) con la epidemia del SARS (síndrome respiratorio agudo severo), que fue detectado por primera vez en noviembre de 2002 en la provincia de Cantón (China) y de allí pasó a otros países a través de viajes por medio aéreo o terrestre de personas infectadas. Es decir, como ahora. En dos meses causó 8.000 infectados y 700 muertes. Lla OMS (Organización Mundial de la Salud) y los laboratorios clasificaron a este virus como SARS-CoV, un tipo de coronavirus desconocido hasta entonces en seres humanos. En 2009-2010 hace su aparición la Pandemia de gripe A (H1N1), también llamada en un principio ‘gripe porcina’, causada por una variante del Influenzavirus A (subtipo H1N1). Esta vez la OMS, muy a su pesar, utilizó la categorización de pandemia. “Pese a que la mayoría de casos fueron considerados ‘leves’, la infección tuvo un número estimado de muertes de entre 100.000 y 400.000 tan solo el primer año de la pandemia, recoge el organismo. Los CDC (Centros para la Prevención y Control de Enfermedades) elevan ese número hasta los casi 600.000 en ese mismo periodo. Actualmente, es un ‘virus de la gripe humana habitual y continúa circulando de forma estacional alrededor del mundo’, apuntan desde los Centros de Control y Prevención de Enfermedades.”. [5]
Para evitar que un nuevo virus pudiera causar una nueva pandemia es por lo que se llevó a cabo el Ejercicio 201, para que –como destacaba más arriba– “los líderes de los sectores público y privado [pudieran] tomar [medidas] para prepararse para un escenario como el Evento 201”. ¿O acaso el evento tenía como principal fundamento evaluar su impacto socio-económico?
Mucho se ha hablado sobre el origen del Covid-19 y no han faltado teorías que apuntan a una conspiración, de la cual, por razones sobre todo de espacio, hablaré en un próximo artículo. Desde las instituciones y la práctica totalidad de los medios de comunicación se afanan en desmentirlas y demonizarlas. No sé qué habrá de cierto en ellas, pero tal vez deberíamos prestarles un poco más de atención. “No hay que olvidar que todo mediático, ya sea por el salario ya sea por otras recompensas y gratificaciones, tiene siempre un amo, a veces varios”, como señaló Debord [6]. No es posible creer nada que uno no haya sabido directamente por sí mismo. ¡Pero si todavía no sabemos la verdad sobre el asesinato de Kennedy! Y de las guerras de Irak, ¿qué me dicen? ¿Cuántos bulos fueron, a sabiendas, divulgados desde las más altas instancias para ‘justificar’ la intervención? ¿Conocemos la verdad de lo sucedido el 11-S?
Casi sería mejor para los gobernantes actuales –especialmente los de los países más afectados– que el origen del Covid-19 se debiera a un complot, cuanto más enrevesado mejor. Al menos así, podrían disimular sus carencias. Como proféticamente anunció Debord, “todos esos pánfilos ingenuos de la economía y la administración probablemente acabarán llevando al mundo a alguna gran catástrofe”, pues por primera vez se puede gobernar sin tener ningún conocimiento prominente ni ningún sentido de lo auténtico o de lo imposible. ¿Es que ustedes, como no participaron en el Ejercicio 201 no sabían nada de él? ¿Y para qué tienen ustedes tantos asesores? ¿Para que no nos salgamos del rumbo marcado?¿Para que Estado y economía se fundan en un mismo propósito: dar por sentado que estamos de acuerdo en la necesidad de un continuo crecimiento económico? ¿Solo leen y se documentan acerca de cómo gestionar lo que las élites financieras disponen? Tiempo ha habido para dotarse de recursos suficientes, tanto de material como de profesionales sanitarios. Voluntad, desde luego, no. Solo se actúa cuando el problema es una amenaza. Y entonces se recurre al consabido argumento de que nadie podía prever algo así.
Bueno, aquí termino por hoy, que no lo dejo. Seguiré con el tema en próximos artículos.
[1] “El Foro de Davos se preparó para una pandemia de coronavirus… dos meses antes de su inicio”, Red Voltaire, 5 de febrero de 2020. https://www.voltairenet.org/article209125.html
[2] “Davos 2020: World Economic Forum announces the theme”, World Economic Forum, 17 de octubre de 2019. https://www.weforum.org/agenda/2019/10/davos-2020-wef-world-economic-forum-theme
[3] Kristin Houser: “In a recent simulation, a coronavirus killed 65 million people”, Neoscope, 27 de enero de 2020. https://futurism.com/neoscope/recent-simulation-coronavirus-killed-65-million-people
[4] Katie Pearce: “Pandemic simulation exercise spotlights massive preparedness gap”, Hub-JHU, 6 de noviembre de 2019. https://hub.jhu.edu/2019/11/06/event-201-health-security/
[5] “Coronavirus: las pandemias que pusieron al mundo en alerta en la historia reciente (y cómo se afrontaron)”, BBC News Mundo, 12 de marzo de 2020.
[6] Guy Debord: Comentarios sobre la sociedad del espectáculo (1988).
La ignorancia es terrible, pero la Indiferencia es asesina. Yo creo que quienes sobrevivan, comprobarán que el asesino vuelve siempre al lugar del crimen.
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Y yo. Lo que me entristece es que nadie le pedirá cuentas al aesino. Volveremos al redil.
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La ganadería estabulada es más predecible… y fácil de controlar.
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Naturaleza humana, le dicen. Yo la llamaría estupidez.
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Coincido en que el problema de fondo es que el sistema económico mundial no se sostiene, y creo que el primer suceso que ha permitido poner la casa patas arriba ha sido aprovechado para ello, echar balones fuera por parte del poder, justificar las medidas que caerán sobre nuestras espaldas, y en la mayoría de los casos, satisfacer egos.
Respecto a sí ha sido o no producto de una conspiración, pues aún no lo tengo claro. Pero dejo caer esto, que no quita que no lo pueda ser.
-No intentes explicar por la maldad lo que se explica por la estupidez.
-De entre todas las posibles explicaciones, la más sencilla suele ser la más plausible.
No veo a nadie inteligente capaz de montar un tinglado semejante, sus consecuencias son inimaginables y podrían fácilmente volverse en su contra.
Más bien parece cosa de estúpidos, puede ser una conjura de necios.
Y habría que poner a tanta gente de acuerdo, sería difícil que no surgiera un Manning, un Assange, o un o una amante despechado/a que se fuera de la lengua.
La complejidad juega en contra de los complots, y el plural de los secretos.
Me da la sensación de que, como en un estadio de fútbol, se ha levantado un espectador, y como el atrás ya no veía, lo ha hecho también, luego el de la derecha por el mismo motivo, y así en dos minutos, todo el estadio de pie.
Claro que si no estuvieran los espectadores con el culo plano de estar sentados y les conviniera estar de pie, habrían hecho sentar a los primeros en erguirse.
Pero eso no implica que se hayan puesto de acuerdo para estar en pie, solo que les ha convenido a todos. Eso sí que ha sido un contagio, y no lo del virus.
Por ir terminando, ¿alguien cree que se hubieran podido tomar las riendas del poder de este modo si se hubiese puesto en marcha la prevención y solo tuviésemos un testimonial número de víctimas?. Sabemos que lo sabían. ¿A quien le convenía un número escandaloso de víctimas?.
Cui bono, cui prodest.
Salud, física y mental.
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Estoy de acuerdo contigo. Pensaba hablar de estas cuestiones en un próximo artículo, aunque empiezo a estar harto de todo esto del coronavirus.
Igual te interesa este artículo si no lo conoces:
https://www.voltairenet.org/article209481.html
¡Salud! De las dos. A mí, no me ha afectado en nada la mental. Ventajas de la misantropía.
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Gracias, ya lo había leído. Pude conocerlo por un artículo tuyo en el blog. Y si que empieza a hartar esto, creo que tenemos para rato y por higiene deberemos de abstraernos lo que podamos de ello.
Respecto a la misantropía, no lo tengo muy claro en mi caso, el grado, digo.
Hasta otra.
Salud y paz
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Entiendo que toda planificación es poca cuando juegas con Messi… Pues eso está pasando.
Yo ya he insinuado en alguno de mis escritos – incluidos los que no publico por ser a-morales (por decirlo de una manera fina) – que ¡poco está pasando! Lo que no tengo muy claro es quién gana con todo esto… Si querían un «reset» de la economía había mil maneras menos asesinas, si pretendían acabar con el neoliberalismo valía con endurecer las fronteras, si la globalización era el problema acabas con internet y tienes la mitad ganado…
Es difícil dar la cara en estos días, porque siempre acabas noqueado.
Estoy con Caito en su segundo comentario… Prefiero abstraerme un poco de culpabilidades, escarnios y millones de datos. Me basta con desayunar con las noticias para tener mi cupo lleno.
Y el resto del día, poner la música que nos compartes habitualmente y tratar de escribir de algo más entretenido que una mierda virus con corona de espinas con el que voy a ganar un kilillos de peso y algún que otro dolor de cabeza.
Los datos que compartes son claramente el producto de una sociedad en fase terminal.
Todo lo que sea estar al margen de ella es una victoria. Un abrazo.
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Messi solo hay uno y juega en el Barça, pero todos los grandes equipos suspiran por él. Con Messi, tendrían enormes probabilidades de ganar títulos, prestigio y, sobre todo, dinero, mucho dinero. Así que todos quieren a Messi.
Eso es lo que está pasando. Yo no digo que el coronavirus sea fruto de una conspiración, aunque todo es posible. Lo que comenzó, al menos aparentemente, como una crisis de salud que afectaba exclusivamente a China y de la que incluso el capitalismo occidental, según sus ensoñaciones, podría sacar beneficios, se ha convertido en una crisis global con un dramático impacto socio-económico, más allá del sanitario, que también. La lucha contra la pandemia ha venido a recordarnos que el interés general puede justificar la imposición de límites a cualquier actividad humana. La crisis del coronavirus también ha puesto de relieve las carencias y fallos de nuestras sociedades. Por ejemplo, el mundo entero sabe que China fue la primera nación en sufrir los efectos de la pandemia… y sabe también que acabó controlándola y levantando las medidas autoritarias que había tenido que adoptar para lograrlo. La epidemia de histeria que acompaña la expansión del coronavirus está desviando la atención de la actualidad política. Cuando esta se termine y los pueblos recuperen el sosiego, el mundo será quizás muy diferente: China (régimen de partido único) es probable que sea la primera potencia y Estados Unidos (centro del poder financiero-político globalista) su gran competidora. Y Europa tendrá que ir a rebufo de las dos, obligada a seguir las nuevas directrices, con el definitivo desmantelamiento del estado del bienestar y el retroceso de los derechos civiles.
Estoy del coronavirus hasta el gorro. Para tener mi cupo lleno ni siquiera necesito desayunar con las noticias. No quiero saber nada de lo que dicen los medios de comunicación, siempre con el mismo discurso (este sí manipulado e interesado). Pero me cabrea tanto que se haya llegado a esto que no puedo estar al margen. Mas que nada por salud mental, a la cual, dicho de paso, no le afecta el confinamiento (ventajas de la misantropía). Sí nuestra reacción ante lo que ocurre y lo que va a venir después.
Un abrazo (virtual, claro).
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Reblogueó esto en ADICCIÓN INNECESARIAy comentado:
Entiendo que toda planificación es poca cuando juegas con Messi… Pues eso está pasando.
Yo ya he insinuado en alguno de mis escritos – incluidos los que no publico por ser a-morales (por decirlo de una manera fina) – que ¡poco está pasando! Lo que no tengo muy claro es quién gana con todo esto… Si querían un «reset» de la economía había mil maneras menos asesinas, si pretendían acabar con el neoliberalismo valía con endurecer las fronteras, si la globalización era el problema acabas con internet y tienes la mitad ganado…
Es difícil dar la cara en estos días, porque siempre acabas noqueado.
Prefiero abstraerme un poco de culpabilidades, escarnios y millones de datos. Me basta con desayunar con las noticias para tener mi cupo lleno.
Y el resto del día, poner la música que nos compartes habitualmente y tratar de escribir de algo más entretenido que una mierda virus con corona de espinas con el que voy a ganar un kilillos de peso y algún que otro dolor de cabeza.
Los datos que compartes son claramente el producto de una sociedad en fase terminal.
Todo lo que sea estar al margen de ella es una victoria. Un abrazo.
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