Marco Santos 2015 ©
Entre los burócratas, generales, políticos y jefes de Estado se encuentra el más exquisito porcentaje de individuos fundamentalmente estúpidos, cuya capacidad de hacer daño al prójimo ha sido (o es) peligrosamente potenciada por la posición de poder que han ocupado (u ocupan). ¡Ah!, y no nos olvidemos de los prelados. […]
No resulta difícil comprender de qué manera el poder político, económico o burocrático aumenta el potencial nocivo de una persona estúpida. […] Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. […]
Se pueden prever las acciones de un malvado, sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones, y muchas veces se pueden preparar las oportunas defensas.
Con una persona estúpida […] es absolutamente imposible. […] Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmando. […]
La persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es un malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora. El estúpido no está inhibido por aquel sentimiento que los anglosajones llaman self-consciousness. Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimiento y sin razón. Estúpidamente.
Carlo. M. Cipolla: Fragmento de “Las leyes fundamentales de la estupidez humana”, en Allegro ma non troppo, 1988.
Me ha gustado de arriba abajo, yo diría que la estupidez se contagia…
Bona tarda.
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Bon dia. Creo que la imbecilidad forma parte de nuestra genética Vivimos una época de separación del conocimiento, de especialistas, y, como decía Morin, «la superespecialización produce superimbéciles»,
Gracias por comentar. Feliz día.
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He disfrutado mucho el texto y el vídeo.
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Gracias. La verdad es que yo también trascribiendo el texto de Cipolla (el vídeo ya tiene un tiempo). La estupidez da para mucho en este mundo estúpido.
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Albrícias, el gobierno provisional, que no provisorio, parece que nos ha subido la luz. Aleluya
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Ya sabes que la imbecilidad no se toma un solo minuto de vacaciones.
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Me he encontrado con esta página, que lo desmiente..
https://elperiodicodelaenergia.com/no-el-nuevo-rdl-que-mantiene-la-retribucion-a-las-renovables-no-hace-subir-la-factura-de-la-luz-a-los-espanoles/
A saber.
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«¡Qué espantosa es esa ignorancia, resultado inevitable de la costumbre fatal de comunicar sus opiniones al prójimo! ¡Cómo nos cansa y cómo debe de cansarse a sí misma con sus interminables repeticiones y sus insípidas reiteraciones! ¡Cómo carece de todo elemento de progreso intelectual! ¡En qué círculo vicioso se mueve sin cesar!»
Oscar Wilde: «El crítico como artista».
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Tremendo documento…
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Te recomiendo el texto completo. Es un pequeño ensayo («Las leyes
fundamentales de la estupidez humana») que editó el mismo Cipolla, junto con otro titulado «El papel de las especias», para regalar a los amigos. A estos les gustó tanto que empezaron a pasar fotocopias del mismo y finalmente Cipolla decidió que se publicaran en edición venal.
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Stupidité va généralement de pair avec incompétence…
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En paraphrasant Vian, je dirais que laisser les choses de la vie entre des mains des imbéciles (politiciens, par exemple) c’est laisser la science aux mains des militaires.
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Genial, vale para cualquier momento y para muchas situaciones cotidianas…la estupidez sigue ahí. Un abrazo,
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