
“Diógenes” (1873), óleo de Jules Bastien-Lepage.
Las cuatro paredes de mi casa son el único ámbito en que al menos siento estar protegido del rigor de la denominada vida real, la presumiblemente objetiva, la verdaderamente imaginaria. La relación con la gente nunca ha sido mi fuerte, desde la infancia. Cuestión de intereses, disposiciones distintas ante situaciones comunes.
La futilidad de nuestras intenciones la observé desde niño. Mis opiniones nunca eran tenidas en cuenta, como mucho eran tomadas con chanza por los mayores, a veces recibía alguna regañina por usar vocablos inadecuados, poco más, cosas de niños, nada trascendente. Lo mismo sucedía con mis acciones, o eran irrelevantes o eran perjudiciales, para mí o para los demás. Mi inclinación a la soledad era atribuida al retraimiento y la introversión, así me animaban a jugar con chicos de mi edad, lo que me obligaba a tomar decisiones, todo juego tiene sus reglas que deben ser de obligado cumplimiento, pero no siempre podemos llevarlas a efecto, algunas requieren unas cualidades físicas que no todos poseen, cierto grado de habilidad, de interés, además del estado de ánimo de uno y de los demás participantes, dándose la paradoja de vernos obligados a elegir entre las diversas posibilidades que se nos presentan, a decidir libremente, pues, cuando es del todo imposible, se requiere la previa aceptación de las pautas establecidas y la adaptación a las mismas, lo contrario nos conduce necesariamente al fracaso.
Pronto advertí que las mismas circunstancias rodeaban del mismo modo cualquier otra situación, fuera en casa, en el colegio, con los amigos cuando los tuve, con las chicas cuando las descubrí, con los mayores. Un mismo esquema, una misma salida para todo. Siempre tropecé con la incomprensión, la arbitrariedad, el absurdo, aunque los partícipes en un hecho o situación concretos constituyeran el bastidor de un lienzo, que no se ve pero es indispensable para fijar la tela, que es más poderoso de lo que aparenta pues sin él la tela no se sostendría.
Publicada originalmente en: https://musicadecomedia.wordpress.com/2015/05/12/misantropia/