Una bandera no es más un trozo de tela que siempre termina manchado de sangre.
De por sí es inútil conversar con quien únicamente actúa al dictado del amo. De por sí, pues, es inútil conversar.
La vida no es otra cosa que una terrible resaca producto de mezclar los deseos con las realidades, de buscar sentido al sinsentido cuando en este mundo el único sentido de todas las cosas es que no tienen sentido fuera de la abstracción.
Siempre que la autoridad, o el principio de autoridad, se cruza en mi camino es para negarme algo antes de que comience a hacerlo.
Podemos ser moribundos muchos años por haber dejado de vivir y seguir existiendo, como también se puede tener dos piernas y no poder correr. Ya lo dijo Hegel: el hombre es un “ser negativo que es únicamente en la medida que suprime el Ser”.
Crecer sí, por supuesto, pero en tamaño. ¿Qué significa eso de que hay que madurar? Maduran las manzanas, por ejemplo. ¿Y qué pasa entonces con ellas? Que de tanto madurar se pudren.
Si aquello que ofende al pudor o la decencia, es decir, a la dignidad y honestidad de nuestros actos, decimos que es algo obsceno, este es el siglo de la obscenidad.
El guión está escrito y los personajes principales repartidos de antemano. Puedes representar el papel que te han asignado o negarte. De ti depende.
La mayor utopía es creer que el orden social existente es inmutable.
Son muchas las ocasiones en que uno está solo cuando más acompañado cree estar. La cuestión radica en percatarse en el momento que sucede, o bien en no darse cuenta jamás.
Cuesta tanto sobrevivir que hemos olvidado hasta lo que vivir significa.
Solo hay un motivo para no tener dudas: estar equivocado.