Cuando llega el amor y te lleva a dar una vuelta, C’est magnifique! Cuando cada noche tu amor te abraza fuerte, C’est magnifique! Cuando se aleja, ¡oh¡, eso es terrible. Mas cuando de nuevo susurra Je t’adore!, ¡oh¡, C’est magnifique!
C’est magnifique! es una canción del musical de Cole Porter Can-Can (1953), el penúltimo que estrenó en Broadway. Pocos años antes, la crítica –siempre tan perspicaz– consideraba que su carrera estaba acabada y pocos eran quienes apostaban por él. Obviamente, no fue así y resurgió cual ave fénix en 1948 con Kiss me Kate, que se representó más de mil veces ininterrumpidamente, y prosiguió el éxito con Can-Can, que se mantuvo en cartel durante casi novecientas representaciones seguidas. Can-Can incluye canciones tan conocidas como “It’s All Right with Me” y “C’est magnifique”, además de “I Love Paris”, de la que ya confeccioné un vídeo con la versión de Zaz durante el festival Jazzopen de Stuttgart de 2015.
La versión que he elegido de C’est
magnifique! para el vídeo que les
presento es de Kay Starr (1922-2016), cantante estadounidense de música pop y
de jazz que alcanzó gran notoriedad en las décadas de 1940 y 1950.
Que tengan un
buen fin de semana. C’est magnifique!
Pues no. Ni por
arrimo. Traducir ‘Begin the Beguine’ como ‘Volver a empezar’ es un disparate como
la copa de un pino. Tanto que ni siquiera el traductor automático de Google interpreta
así la frase. Sin embargo, esta se acepta hasta en periódicos supuestamente tan
‘serios’ como El País: “Begin the Beguine (Volver a empezar), película que toma el título de una melodía de
Cole Porter” (14 de marzo de 1982), “La música de Cole Porter (la canción Beguin the Beguine, que da título a la
película…)” (7 de junio de 2003). Y esto clama al cielo. Que el común de los
mortales caigamos o no en tal error tampoco tiene disculpa pero se puede comprender,
que El País (y tantos otros medios)
lo haga en absoluto. Es, como poco, un desprecio a Porter y al sentido común.
Begin the Beguine es una popularísima canción de Cole Porter que
poca gente habrá que no conozca, al menos en el mundo occidental. La compuso en
1935 durante un crucero que hizo por Indonesia y las islas Fiyi y en octubre de
ese mismo año se estrenó en Broadway como un número del musical del propio
Porter Jubilee. En 1940 alcanzó una inmensa notoriedad al ser incluida en la banda
sonora de la película Broadway Melody of 1940, con Fred Astaire y
Eleanor Powell en los papeles principales.
El título de la
canción hace referencia al beguine,
un popular ritmo y baile de la época, semejante a una rumba lenta, que es
originario de las islas Guadalupe y Martinica, de donde se había exportado a
París y donde posiblemente lo conoció Porter. Nada, pues, de “Volver a empezar”.
En 1981 Julio Iglesias grabó la canción en español con el título Begin
the Beguine (Volver a empezar). En ella se traduce “When they Begin the
Beguine” como “volver a empezar”, cuando en realidad –como se deduce de lo
expuesto– significa “cuando comenzó el Beguine”, es decir, cuando la orquesta
comenzó a tocar el Beguine.
No sé si fue quien
tradujo la letra al español el responsable de tamaño desatino. Más bien me inclino
por creer que –como sucede con otras muchas canciones, o películas, por ejemplo–
simplemente versionó la letra y cambió el título. Me inclino, que uno cada vez
confía menos en las aptitudes del ser humano.
Ya puestos a que
las cosas no sean lo que parece, las imágenes del vídeo corresponden a una
secuencia de la película You Were Never
Lovelier (1942, Bailando nace el amor),
con Fred Astaire y Rita Hayworth, y se reproducen a menor velocidad de f.p.s.
para que se ajusten mejor al ritmo de la melodía, y no a Broadway Melody of 1940.
En cuanto a la versión de la
canción me he decantado por la que grabó Frank Sinatra en 1946 y se incluye el álbum The Columbia Years 1943-1952: The
Complete Recordings (1993).
Por cierto, ayer
publiqué otro vídeo con otra canción de Porter. No era la primera. Tampoco esta
será la última.
Hay entradas que a uno le dejan tocado emocionalmente. Es lo que me sucedió con “Gente humilde”, que publiqué el pasado martes. Los motivos son obvios si han visto el vídeo. Y como quiera que ahora me ha dado por confeccionar vídeos por la única razón de que me divierte, necesitaba hacer otro para compensar, para desquitarme. Así que me puse manos a la obra con este fantástico número del musical Anything Goes (Todo vale) que le da título. Anything Goes es un musical de Cole Porter que se estrenó en Broadway en 1934 con gran éxito, siendo representado con cierta regularidad desde entonces –con ciertas modificaciones que hizo el autor en las sucesivas reposiciones– y llevado al cine en un par de ocasiones. En 1934, en plena Gran Depresión, se vivían tiempos tan dramáticos como ahora tras la crisis provocada por el hundimiento de Wall Street en 1929. Despidos masivos, aumento considerable del paro y de la pobreza, desahucios, hambre… Los tiempos habían cambiado. También para el teatro: el público, pobre como las ratas, buscaba en él más que nunca la evasión. Porter supo combinar esta con la mordacidad que le caracterizaba y escribir un musical que, aunque hoy pueda parecernos un tanto ingenuo, ahondaba en los problemas que realmente preocupaban a las gentes de entonces. “Anything Goes”, el número, es el que recoge el vídeo que figura arriba a cargo de la actriz y cantante Sutton Foster, quien interpretó el papel de Reno Sweeney (la protagonista) en la reposición en Broadway del delicioso musical en 2011. Posiblemente sea la mejor reposición –a mí así me lo parece– de cuantas se han llevado a cabo. La actuación de Foster, acompañada del elenco de la obra, corresponde a un momento de la ceremonia de entrega de los premios Tony de 2011, en la que compañía y actriz se llevaron sendos galardones. Lo único que he hecho ha sido traducirlo. Solo recoge parte de la letra de la canción, por lo que añado unos cuantos versos más: “Los tiempos han cambiado / y el reloj vuelve atrás con demasiada frecuencia / desde que los puritanos se asustaron (…). / Buenos escritores que antaño conocían lo mejor del vocabulario / hoy en día usan solo palabras de cuatro letras en sus obras. / Todo vale. (…) / El mundo se ha vuelto loco. / Lo bueno es malo; / lo blanco, negro; / el día, noche. / Lo que no ocurre / es que anden mendigando un céntimo /los que poseían varias mansiones”. Como ahora. Y es que todo está dicho. Y redicho.