Brasil: 30 canciones IV (16-20)

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Vamos hoy con la cuarta entrega (de seis) de esta serie de entradas dedicadas a la música brasileña, especialmente la bossa nova. Y comenzamos con la que es la canción brasileña por excelencia, la más conocida de todas, la más popular de cuantas se han escrito hasta el momento en estilo bossa nova, una de las más versionadas y grabadas de la historia. Estamos hablando, cómo no, de Garota de Ipanema. La anécdota que dio paso a la composición es sobradamente conocida: Tom Jobim y Vinícius de Moraes veían pasar todos los días frente al café Veloso, en el que ellos se sentaban, a una hermosa joven de 18 años (Helô Pinheiro) camino de la playa. La admiración que despertó en ellos dio lugar a Menina que passa, como en un primer momento se denominó Garota de Ipanema. La primera interpretación registrada en audio es de una sesión en un club nocturno de Copacabana llamado Au Bon Gourmet en 1962 –con Tom Jobim, Vinícius de Moraes y João Gilberto– y la primera grabación en disco fue la de Pery Ribeiro, en 1963. La interpretación de 1962 en Au Bon Gourmet la recreó treinta años después, en 1992, João Gilberto en un concierto de reencuentro con Jobim, sin Vinícius. Este es el momento:

En Copacabana vivía la clase media más acomodada de Rio, aficionada al jazz, el cine de Hollywood y otras expresiones culturales extranjeras, que solía frecuentar pequeños y modernos clubes nocturnos como Au Bon Gourmet. A principios de la década de 1960, cuando la bossa nova ya había traspasado sus límites nacionales, se produjo lo que algunos han llamado ‘la invasión norteamericana’. Ya en 1958 John Coltrane había grabado en 1958 Bahia (Na Baixa de Sapateiro) en versión jazz-samba. Poco después otros músicos estadunidenses se aproximaron a la música popular brasileña, entre ellos el gran Charlie Byrd, quien regresó a su país tras una gira por Brasil (1961) con un disco de João Gilberto. Se lo puso a su amigo Stan Getz, que se quedó tan impresionado que propuso a Byrd grabar juntos un disco de este nuevo estilo (Jazz Samba, 1962). Dos años después, en 1964, salía el legendario LP Getz/Gilberto, un disco que tuvo una gran repercusión a todos los niveles y sirvió para descubrir otra de las voces carismáticas de la bossa: Astrud Gilberto, entonces pareja sentimental de João. No me resisto a incluir, por muy conocida que sea, la versión que en él figura de Garota de Ipanema (aquí The Girl of Ipanema). Como ya he dicho varias veces en esta serie de entradas, me dejo guiar ante todo por mis gustos personales, y los gustos personales muchas veces van ligados a sensaciones sensoriales fuertes que crean recuerdos perdurables. Descubrí este disco cuando tenía 17 años y con él una música que desconocía a la que me enganché enseguida. Claro que también tuvo mucho que ver el ambiente de intimidad y la/s compañía/s, la/s compañía/s sobre todo, femenina/s.

Sobre este periodo clave en la evolución de la música popular brasileña creo oportuno citar unas palabras de Jobim: “Mucha gente decía que la bossa nova era un fenómeno americanizado. Yo creo que eso es completamente falso. Al contrario, creo que lo que influenció la música norteamericana fue la bossa nova. Yo recibí cartas y telegramas de varios ilustres compositores…, diciendo que la bossa nova había sido la influencia de mayor importancia en la música estadounidense en los últimos treinta años” (cit. Músicas do Brasil. Samba, bossa nova y música popular de Brasil, Time Life, 1988).

De 1962 es esta Samba em preludio que compusieron Baden Powell y Vinícius de Moraes. Como vemos, la música popular brasileña seguía sus propias pautas. La versión de Samba em preludio que figura bajo estas líneas es de 1975 y corre cargo de Elizeth Cardoso y Baden Powell.

Insensatez es una bossa nova compuesta en 1961 por Jobim, basada libremente en el Preludio No.4 de Frédéric Chopin, con letras de Vinícius de Moraes. Ha sido grabada por intérpretes como João Gilberto, Nara Leão, Elis Regina, Sylvia Telles o Maria Creuza, convirtiéndose en 1963 en un estándar de jazz tras el álbum que grabaron Stan Getz, Antonio Carlos Jobim y Luiz Bonfá, con la voz de Maria Toledo, Jazz Samba Encore. Insertamos Insensatez en interpretación de João Gilberto durante un concierto que dio en Roma en 1983.

Preciso aprender a ser só es un emotivo tema de Marcos Valle y su hermano Paulo Sérgio. Marcos Valle dirigió su atención hacia diversos géneros musicales, especialmente el jazz, influencia que se aprecia en esta entrañable versión que interpreta con la cantautora carioca Zélia Duncan en este vídeo extraído del DVD Som Brasil. Homenagem a Marcos Valle (2010).

Terminamos con Coração vagabundo, hermosa canción del primer disco de Caetano Veloso (Domingo, 1967), que grabó con Gal Costa, en el que predomina el estilo bossa nova, con composiciones la mayoría suyas. Es esta una canción que adoro de un artista único, incomparable, cuya irrupción en el panorama musical brasileño constituyó una auténtica revolución (el Tropicalismo) a partir de la cual tuvo lugar una nueva manera de hacer, una mezcla genuina que reflejaba cuanto sucedía en la vida cultural de Brasil. Pero de esto ya hablaremos más adelante. Ahora deleitémonos con la maravillosa voz de Caetano y la menos maravillosa Coração vagabundo. La versión que incluyo, mi preferida, es la que grabó en 1967, acompañado de Gal Costa, aunque el vídeo sea de los de imagen fija.

Que les vaya bien (o lo mejor posible).

Brasil: 30 canciones III (11-15)

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Establecido el nacimiento de la bossa nova y contextualizado este a grandes rasgos en la entrada anterior, proseguimos con la selección, un tanto sui generis, de las treinta canciones brasileñas que más me gustan en las versiones que más me gustan, dependiendo siempre de los vídeos que se encuentran disponibles en la red y la calidad de los mismos. Por esta razón, a partir de hoy, nos centraremos más en las canciones que en la evolución de la música brasileña, lo que no significa descuidarla.

El álbum de João Gilberto Chega de saudade (1959), del que hablábamos en la entrada anterior, contenía una canción, una bossa nova, compuesta por el tándem con que, casualmente, cerrábamos aquella: Tom Jobim y Newton Mendonça. Hablo de Desafinado, tema cuya letra es una declaración de intenciones de lo que representaba y quería ser la bossa nova: “Si usted dice que yo desafino, amor, / sepa que esto en mí provoca inmenso dolor / … / Si usted insiste en clasificar / mi comportamiento de antimusical, / yo, incluso mintiendo, puedo argumentar / que esto es bossa nova, / que esto es muy natural. / …/ Usted con su música olvidó lo principal, / y es que en el pecho de los desafinados, / en el fondo del pecho late callado… / en el pecho de los desafinados / ¡también late un corazón!” La calidad del vídeo no es la deseable, pero no podía ser otro que este con João Gilberto y Antonio Carlos Jobim en un concierto de 1992.

La bossa nova se volvió tremendamente popular en Brasil y sus ecos se dejaron sentir fuera de sus fronteras. Ello se debió principalmente a los trabajos de João Gilberto, Tom Jobim y Vinícius de Moraes, entre otros, y al interés por el ritmo nuevo que mostraron muchos músicos de jazz, como el saxofonista Stan Getz. Fue también determinante el éxito conseguido por la película de Marcel Camus Orfeo negro (1959), cuya banda sonora corrió a cargo de Jobim y Luiz Bonfá. A ella corresponde el precioso tema Manhã de Carnaval (música de Bonfá y letra de Antônio Maria), que escuchamos en la que es mi versión favorita: la que grabó Nara Leão –conocida como la musa de la bossa nova, que nos dejó a los 47 años, en 1989– en su LP de 1986 Garota de Ipanema.

Dos bellos temas de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, dos enormes canciones, conmovedoras y emotivas a más no poder, dos regalos para los sentimientos, son las que siguen ahora: Eu sei que vou te amar, que compusieron en 1959 y grabó por primera vez la olvidada Lenita Bruno (1929-1987) en su LP de ese mismo año Por toda a minha vida, que escuchamos en versión de Ana Carolina en una actuación de 2015, y O que tinha de ser, compuesta también en 1959, esta por otra grande de la música popular brasileña que nos dejó demasiado pronto, en 1982, a los 36 años: Elis Regina. La acompaña al piano Tom Jobim en esta grabación de la que desconozco lugar y fecha. Ambos la grabaron juntos en el álbum Elis & Tom (1974).

Terminamos la entrada de hoy con otra deliciosa canción de Vinicius de Moraes: Pela luz dos olhos teus. Compuesta en 1960, ha sido –como la mayoría de las que figuran en esta selección– interpretada y grabada por numerosos músicos y cantantes. La interpretan en directo Míucha y Jobim en un porgrama de televisión que debe ser de finales de la década de 1970, pues juntos la grabaron en el álbum Miucha & Antonio Carlos Jobim (1977).

Que les vaya bien (o lo mejor posible).

Brasil: 30 canciones II (6-10)

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Seguimos con la serie de entradas “Brasil: 30 canciones”, iniciada este pasado viernes. En aquella primera entrada escuchábamos las cinco primeras de esta selección personal, elaborada en base a los criterios que allí expuse; hoy vamos con las cinco siguientes.

La primera es una de las denominadas “canciones playeras” de Dorival Caymmi, en colaboración con Carlos Guinle, de 1955: Sábado em Copacabana, una samba-canção precursora de la bossa-nova. Lo de “playeras” parece un calificativo peyorativo para estas canciones –por aquello de que nos recuerda lo de la ‘canción del verano’–, pero nada más lejos de la realidad. Son canciones primorosas, sentimentales, nostálgicas, evocadoras del mar, historias de pescadores, que reflejan sus ilusiones y desilusiones, sus pasiones desdeñadas, sus sentimientos. No en vano, se interpretaban en night-clubs ante un público reducido y en un clima intimista y romántico como son sus letras. “Depois de trabalhar toda a semana / meu sábado não vou desperdiçar / (…) A noite passa tão depressa, mas vou voltar lá pra semana” (Después de trabajar toda la semana, no voy a desperdiciar el sábado (…) [Pero] la noche pasa tan deprisa / que volveré la próxima semana”, pues “si he de encontrar un nuevo amor” será en Copacabana. La interpretación que sigue de Sábado em Copacabana corresponde a Maria Bethânhia, recogiendo el vídeo parte del DVD Dentro do Mar tem Rio (2007), grabado en el Citibank Hall de São Paulo.

De 1957 es É luxo só, de Ary Barroso y Luiz Peixoto, canción que, haciendo honor a su título, es un auténtico lujo, lo que, paradójicamente, no se corresponde con los vídeos que, con ella, o sobre ella, hemos visualizado. Me quedo con dos versiones. Una es la de João Gilberto, una delicia, qué quieren que les diga. Sin embargo, no es esta la que finalmente he decidido incluir, sino la de Caetano Veloso y Gilberto Gil (perteneciente a su concierto Dois amigos. Um século de música). Las dos me gustan, los tres me gustan, los vídeos con la versión de Gilberto no me convencían… La de Veloso y Gil, pues.

La obra de Ary Barroso –como la de otros tantos compositores de la fase pre-bossa nova (Caymmi especialmente)– fue absorbida por un nuevo movimiento que era contemplado con desconfianza en el mundo musical brasileño, pero que pronto cobraría forma y daría lugar a la bossa nova. Podría decirse que, en lo que a su difusión discográfica se refiere, fue João Gilberto quien terminó la construcción del puente musical entre una y otra fase. En 1959 salía un LP –su primer disco– con doce canciones, que abre con Chega de saudade –considerada la primera bossa nova– y cierra la canción que acabamos de escuchar, É luxo só.

Chega de saudade (Basta de saudade) fue compuesta en 1956 por Antonio Carlos Jobim (música) y Vinicius de Moraes (letra), siendo grabada por primera vez por la carioca Elizeth Cardoso, A Divina, en 1958 en su álbum Canção do amor demais, junto a doce canciones más, todas ellas de Jobim y Moraes. Es por ello que este LP es reconocido como el primer registro fonográfico de la bossa nova.

Aquí me ha costado decidirme entre varias versiones –tampoco muchas, pues lo mismo que decía sobre los vídeos respecto a la anterior canción puede aplicarse a este–, decantándome al final por insertar dos: la de 1958 de Elizeth Cardoso y la de Gilberto de 1959, aunque sea en sendos vídeos con fotografías y otras imágenes fijas.

En Canção do amor demais figuran otras magníficas canciones –a ver cuál de Jobim y Moraes no lo es– como esta tierna y cautivadora Eu não existo sem você (Sin ti no existo), compuesta en 1957, que escuchamos por Leila Pinheiro y Rui Veloso en un programa de la Radiotelevisión portuguesa de 2001.

Finalizamos la entrada de hoy con otro tema de Jobim de 1958 –esta vez en colaboración de su amigo Newton Mendonça– que grabó por primera vez ese mismo año Sylvia Telles: Caminhos cruzados, pero que incluyo en la que es mi versión preferida, la de João Bosco.

Que les vaya bien (o lo mejor posible).