Seguimos con la serie de entradas “Brasil: 30 canciones”, iniciada este pasado viernes. En aquella primera entrada escuchábamos las cinco primeras de esta selección personal, elaborada en base a los criterios que allí expuse; hoy vamos con las cinco siguientes.
La primera es una de las denominadas “canciones playeras” de Dorival Caymmi, en colaboración con Carlos Guinle, de 1955: Sábado em Copacabana, una samba-canção precursora de la bossa-nova. Lo de “playeras” parece un calificativo peyorativo para estas canciones –por aquello de que nos recuerda lo de la ‘canción del verano’–, pero nada más lejos de la realidad. Son canciones primorosas, sentimentales, nostálgicas, evocadoras del mar, historias de pescadores, que reflejan sus ilusiones y desilusiones, sus pasiones desdeñadas, sus sentimientos. No en vano, se interpretaban en night-clubs ante un público reducido y en un clima intimista y romántico como son sus letras. “Depois de trabalhar toda a semana / meu sábado não vou desperdiçar / (…) A noite passa tão depressa, mas vou voltar lá pra semana” (Después de trabajar toda la semana, no voy a desperdiciar el sábado (…) [Pero] la noche pasa tan deprisa / que volveré la próxima semana”, pues “si he de encontrar un nuevo amor” será en Copacabana. La interpretación que sigue de Sábado em Copacabana corresponde a Maria Bethânhia, recogiendo el vídeo parte del DVD Dentro do Mar tem Rio (2007), grabado en el Citibank Hall de São Paulo.
De 1957 es É luxo só, de Ary Barroso y Luiz Peixoto, canción que, haciendo honor a su título, es un auténtico lujo, lo que, paradójicamente, no se corresponde con los vídeos que, con ella, o sobre ella, hemos visualizado. Me quedo con dos versiones. Una es la de João Gilberto, una delicia, qué quieren que les diga. Sin embargo, no es esta la que finalmente he decidido incluir, sino la de Caetano Veloso y Gilberto Gil (perteneciente a su concierto Dois amigos. Um século de música). Las dos me gustan, los tres me gustan, los vídeos con la versión de Gilberto no me convencían… La de Veloso y Gil, pues.
La obra de Ary Barroso –como la de otros tantos compositores de la fase pre-bossa nova (Caymmi especialmente)– fue absorbida por un nuevo movimiento que era contemplado con desconfianza en el mundo musical brasileño, pero que pronto cobraría forma y daría lugar a la bossa nova. Podría decirse que, en lo que a su difusión discográfica se refiere, fue João Gilberto quien terminó la construcción del puente musical entre una y otra fase. En 1959 salía un LP –su primer disco– con doce canciones, que abre con Chega de saudade –considerada la primera bossa nova– y cierra la canción que acabamos de escuchar, É luxo só.
Chega de saudade (Basta de saudade) fue compuesta en 1956 por Antonio Carlos Jobim (música) y Vinicius de Moraes (letra), siendo grabada por primera vez por la carioca Elizeth Cardoso, A Divina, en 1958 en su álbum Canção do amor demais, junto a doce canciones más, todas ellas de Jobim y Moraes. Es por ello que este LP es reconocido como el primer registro fonográfico de la bossa nova.
Aquí me ha costado decidirme entre varias versiones –tampoco muchas, pues lo mismo que decía sobre los vídeos respecto a la anterior canción puede aplicarse a este–, decantándome al final por insertar dos: la de 1958 de Elizeth Cardoso y la de Gilberto de 1959, aunque sea en sendos vídeos con fotografías y otras imágenes fijas.
En Canção do amor demais figuran otras magníficas canciones –a ver cuál de Jobim y Moraes no lo es– como esta tierna y cautivadora Eu não existo sem você (Sin ti no existo), compuesta en 1957, que escuchamos por Leila Pinheiro y Rui Veloso en un programa de la Radiotelevisión portuguesa de 2001.
Finalizamos la entrada de hoy con otro tema de Jobim de 1958 –esta vez en colaboración de su amigo Newton Mendonça– que grabó por primera vez ese mismo año Sylvia Telles: Caminhos cruzados, pero que incluyo en la que es mi versión preferida, la de João Bosco.
Que les vaya bien (o lo mejor posible).
Las dos últimas!!
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