Establecido el nacimiento de la bossa nova y contextualizado este a grandes rasgos en la entrada anterior, proseguimos con la selección, un tanto sui generis, de las treinta canciones brasileñas que más me gustan en las versiones que más me gustan, dependiendo siempre de los vídeos que se encuentran disponibles en la red y la calidad de los mismos. Por esta razón, a partir de hoy, nos centraremos más en las canciones que en la evolución de la música brasileña, lo que no significa descuidarla.
El álbum de João Gilberto Chega de saudade (1959), del que hablábamos en la entrada anterior, contenía una canción, una bossa nova, compuesta por el tándem con que, casualmente, cerrábamos aquella: Tom Jobim y Newton Mendonça. Hablo de Desafinado, tema cuya letra es una declaración de intenciones de lo que representaba y quería ser la bossa nova: “Si usted dice que yo desafino, amor, / sepa que esto en mí provoca inmenso dolor / … / Si usted insiste en clasificar / mi comportamiento de antimusical, / yo, incluso mintiendo, puedo argumentar / que esto es bossa nova, / que esto es muy natural. / …/ Usted con su música olvidó lo principal, / y es que en el pecho de los desafinados, / en el fondo del pecho late callado… / en el pecho de los desafinados / ¡también late un corazón!” La calidad del vídeo no es la deseable, pero no podía ser otro que este con João Gilberto y Antonio Carlos Jobim en un concierto de 1992.
La bossa nova se volvió tremendamente popular en Brasil y sus ecos se dejaron sentir fuera de sus fronteras. Ello se debió principalmente a los trabajos de João Gilberto, Tom Jobim y Vinícius de Moraes, entre otros, y al interés por el ritmo nuevo que mostraron muchos músicos de jazz, como el saxofonista Stan Getz. Fue también determinante el éxito conseguido por la película de Marcel Camus Orfeo negro (1959), cuya banda sonora corrió a cargo de Jobim y Luiz Bonfá. A ella corresponde el precioso tema Manhã de Carnaval (música de Bonfá y letra de Antônio Maria), que escuchamos en la que es mi versión favorita: la que grabó Nara Leão –conocida como la musa de la bossa nova, que nos dejó a los 47 años, en 1989– en su LP de 1986 Garota de Ipanema.
Dos bellos temas de Antonio Carlos Jobim y Vinicius de Moraes, dos enormes canciones, conmovedoras y emotivas a más no poder, dos regalos para los sentimientos, son las que siguen ahora: Eu sei que vou te amar, que compusieron en 1959 y grabó por primera vez la olvidada Lenita Bruno (1929-1987) en su LP de ese mismo año Por toda a minha vida, que escuchamos en versión de Ana Carolina en una actuación de 2015, y O que tinha de ser, compuesta también en 1959, esta por otra grande de la música popular brasileña que nos dejó demasiado pronto, en 1982, a los 36 años: Elis Regina. La acompaña al piano Tom Jobim en esta grabación de la que desconozco lugar y fecha. Ambos la grabaron juntos en el álbum Elis & Tom (1974).
Terminamos la entrada de hoy con otra deliciosa canción de Vinicius de Moraes: Pela luz dos olhos teus. Compuesta en 1960, ha sido –como la mayoría de las que figuran en esta selección– interpretada y grabada por numerosos músicos y cantantes. La interpretan en directo Míucha y Jobim en un porgrama de televisión que debe ser de finales de la década de 1970, pues juntos la grabaron en el álbum Miucha & Antonio Carlos Jobim (1977).
Que les vaya bien (o lo mejor posible).