“No es vergüenza ser bandido si se roba al que es ladrón. Vuelen, vuelen gavilanes, y no dejen de pelear, que la suerte de los pobres en sus manos va a quedar”.
De la canción Los gavilanes, de Kojón Prieto y los Huajolotes (álbum ¡Salud, cabrones!, 1995).
¡Salud!, pues. ¡Y que vivan los gavilanes! Cuentan con todo mi respeto.
“La vida, dicen, se ha desarrollado gradualmente del protozoo al filósofo, y este desarrollo, aseguran, es sin duda un progreso. Por desgracia, todo esto lo asegura el filósofo, no el protozoo”.
La cita está extraída del libro de Bertrand Russell Misticismo y lógica (1919) y si la traigo a colación es por analogía con el diálogo que de Pierre Leroux que reproduzco a continuación. Está sacado del del libro de Dominique Laporte Historia de la mierda (primera edición, en francés, 1978; en español, 1980), concretamente del apartado “A cada uno según sus necesidades”, que cierra el libro. Se publicó originalmente en 1850, en el número 1 de la Revista del Orden Social y es una “fábula mimada y escenificada de la ciencia burguesa resistiendo socarronamente a la ciencia proletaria” (Lapierre) en el que nos ofrece con el personaje del yo una parodia del lysenkismo (Trofim Lysenko fue el inspirador de la doctrina oficial soviética en todo lo relativo a la biología). Y es que “toda persona aprende a vivir fuera de la escuela. Aprendemos a hablar, pensar, amar, sentir, jugar, blasfemar, politiquear y trabajar sin la interferencia de un profesor.” (Ivan Illich: La sociedad desescolarizada, 1971). Bien, vamos con el diálogo.
EL SABIO. ─ ¡Y bien!, ¿ignora usted que la orina contiene 933 partes de agua por 1.000?
YO. ─ No, no lo ignoro.
EL SABIO. ─ ¿Y no concluye nada de ello?
YO. ─ ¡Qué quiere usted que concluya si invalida mi opinión!
EL SABIO. ─ Me parece, sin embargo, que la conclusión es bien simple. Si de 1.000 partes hay en la orina 933 de agua, debería, ante todo, suprimir en su estimación 933 de ellas. Le quedarían entonces 67 partes de diferentes sales, incluida la urea. Usted supone que un hombre da como media 730 litros de orina al año. Saque la proporción: 1.000 : 67 = 730 : x; eso le dará
es decir, alrededor de 49 litros de materias útiles. ¿Cómo quiere usted que un hombre reproduzca su sustancia anual con 49 litros de distintas sales más un poco de urea?
YO, riendo.─ ¡Ah! ¿Así es cómo razonáis, vosotros, los químicos?
EL SABIO, acalorándose.─ ¡Está usted loco!, querido. ¿Sabe usted cuántos hectólitros de abono de materias fecales secas y pulverizadas se necesitan para abonar convenientemente una hectárea de tierra?
YO.─ Dígamelo.
EL SABIO.─ Veinte. Y no puede usted negar que hace falta al menos una hectárea de tierra fértil para alimentar a un hombre.
YO.─ Es muy cierto que, como media, una hectárea de tierra alrededor de las grandes ciudades produce en bruto unos 1.500 francos, lo cual supone 500 francos de producto neto. Tres cuartas partes de los franceses disponen de mucho menos para mantenerse. Pero, no importa, estoy de acuerdo en que en el actual estado de la agricultura hace falta una hectárea de tierra buena y bien cultivada para alimentar a un hombre; es decir, para satisfacer todas sus necesidades primarias.
EL SABIO.─ Y bien, ¿con qué puede usted fertilizar esa hectárea de tierra? Acabamos de ver que hacen falta 20 hectólitros de estiércol pulverizado para una hectárea de tierra y usted no tiene más que 49 litros de materias útiles procedentes de la orina, más las materias fecales.
YO.─ Ciertamente, razonando como vos, me vería en apuros.
EL SABIO.─ Y, ¿cómo razona usted, pues?
YO.─ Dígame usted ahora, ¿sabe cuánta agua entra en la leche?
EL SABIO.─ Lo he olvidado.
YO.─ Bien, entra precisamente tanta agua como en la orina. Ahí tenéis el análisis de Berzelius. La leche de vaca descremada contiene 92’875 partes de agua, de cada 100. El resto se compone de caseína, 2’600; azúcar lácteo, 3’500; ácido lácteo y lactosas, 0’600; sales alcalinas solubles, 0’185; fosfato de cales, 0’230. La leche no descremada contiene algo menos de agua, pero la diferencia no es grande: 87’6 de agua por cada 100 partes. ¿Quiere saber usted la composición de la leche de la mujer? La leche de la mujer contiene, según M. Payen, de cada 100 partes: mantequilla, 5’18; caseína, 0’24; residuo sólido de leche evaporada, 7’86; agua, 85’80. Me ha dicho usted que de cada 100 partes la orina contenía 933 de agua. Yo le respondo a usted que la leche contiene de 85 a 92 partes de agua; es decir, que de 1.000 partes encierra de 850 a 920 de agua. Ve usted claramente la leche tiene tanta agua como la orina. Si alguna diferencia hay, al menos es bastante ligera. He aquí una relación entre la orina y la leche que usted no había tenido en cuenta.
EL SABIO.─ ¿Y qué conclusión saca usted?
YO.─ Permítame que sea ahora yo quien le diga: ¿está usted loco, querido, o qué? Teniendo la leche tanta agua, ¡cree que es nutritiva!, ¿no? ¡Imagina usted que los niños de los hombres y los cachorros se alimentan con leche! ¡Quimeras!
EL SABIO.─ Desde luego, no sé qué contestar. Es cierto que la leche contiene tanta agua como la orina y, sin embargo, es nutritiva, y el agua no tendría los mismos efectos.
YO.─ Cuando usted bebe un vaso de leche bebe prácticamente agua y, sin embargo, alimenta.
EL SABIO.─ Sí que es cierto, me bebo un 92% de agua cuando bebo leche de vaca, según Berzelius.
YO.─ Y cuando su bebé chupa el pezón materno, chupa un 85% de agua, según Payen. Y vive de un modo encantador su bebé. Y, por mi parte, yo aconsejaría a su madre, como partidario que soy del doctor Loudon, que le nutriera así durante dos o tres años, hasta que el aparato dental estuviera bien formado. Las 85 partes de agua, combinadas con las 15 restantes, le darán sangre, músculos, nervios, huesos; en fin, todo lo necesario para obtener un hermoso muchacho.
EL SABIO.─ Hay que convenir en que la química de la Naturaleza es admirable.
YO.─ ¡Y que su química, o al menos la ciencia general, que de ella saca usted es bien estúpida!
EL SABIO.─ ¿Qué quiere usted decir?
YO.─ Lo que acabamos de decir, ¿no es también cierto para el vino?, ¿no contiene también el vino mucha agua?
EL SABIO. ─ Mucha.
YO.─ Mire, un excelente Bordeaux. De 100 partes de su volumen solo 15 son de alcohol. ¿Impide ello que el Burdeos sea vino o que produzca los efectos que produce?
EL SABIO.─ No.
YO.─ Y ¿cómo no habéis pensado que con la orina podría suceder lo mismo que con la leche o el vino?
EL SABIO.─ Estoy de acuerdo en que si usted quiere mostrarme un ser que bebiera orina del mismo modo que nosotros bebemos leche o vino y en quien ello produjera sangre, músculos, nervios, huesos, no tendría nada que decir.
YO.─ Una preciosa confesión y se la he tenido que arrancar con la fuerza de la verdad. Pues sí, esos seres existen.
EL SABIO.─ Muéstremelos.
YO.─ Hay que escribir un libro sobre el que hace mucho tiempo estoy pensando, pues nuestra ignorancia al respecto me parece insoportable. Pero, convenga usted en que si no viera diariamente alimentar a los niños con leche o a los hombres exaltando sus fuerzas con el vino, no creería en ello, ¡contienen tanta agua!
EL SABIO.─ Aunque usted no ha respondido a mi objeción respecto del estiércol pulverizado.
YO.─ El estiércol pulverizado lo han hecho los químicos, según sus principios, según sus ideas, de acuerdo con su credo: por tanto, es un absurdo.
EL SABIO.─ ¿No cree usted en la química?
YO.─ Creo en la Naturaleza. Shakespeare (sic) dijo: ─Entre la tierra y el cielo hay muchas más cosas que las que los sabios imaginan─ digo lo mismo que Shakespeare (sic).
Pintada en Barcelona del 18 de octubre. / Vozpópuli. Alejandro Requeijo.
Veo retransmitidos en directo
los sucesos de estos días en Catalunya; en Barcelona, sobre todo. Los contemplo
con expectación, pero sin preocupación. Los contemplo incluso con la
tranquilidad propia de quien asiste a un espectáculo, pues así me los presentan:
como un espectáculo, con sus anuncios autopromocionales, sus patrocinadores, sus
interrupciones para la publicidad, con las correspondientes sobreimpresiones
que anuncian lo que veremos “a continuación”, o “en unos instantes”, una y otra
vez.
La tranquilidad dura poco.
Tertulianos, analistas, politólogos, economistas, asesores asesorados,
columnistas y, por supuesto, políticos parecen competir a ver quién suelta la
gilipollez más grande o a ver quién la tiene más larga. En los demás medios ‘de
comunicación’ españoles sucede tres cuartos de lo mismo.
“Es una vergüenza la
naturalización de la represión por parte de televisiones, periódicos,
intelectuales, tertulianos y tuiteros españoles. Están convencidos de que viven
en una democracia cuasi perfecta y cualquier crítica a la falta de libertad es
interpretada como un ataque de los secesionistas catalanes y una conspiración
antiespañola”. Son palabras del artículo de Hibai Arbide Aza –abogado en
Barcelona hasta que se fue a vivir a Atenas, donde trabaja como periodista
freelance para diversos medios– publicado en El Salto, que lleva el
acertado título “Vivir en otro mundo”, uno de los pocos, poquísimos, artículos escritos,
entiendo, desde el sentido común y no desde la prepotencia.
Sigue diciendo Arbide Aza: “Una parte significativa de España –la parte
sobrerrepresentada en los medios, la cultura y la política– ha decidido vivir en
un mundo de fantasía. Su mundo, en el que la Constitución que nos dimos entre
todos garantiza nuestros derechos y libertades gracias una transición modélica
que cerró las heridas abiertas por una guerra civil en la que hubo excesos en
ambos bandos. Una fantasía obscena que solo se sostiene gracias a la repetición
machacona del mantra. Un mundo ficticio pero mucho más cómodo de habitar que la
jodida realidad. Una ensoñación donde la policía protege los derechos
fundamentales, los jueces interpretan la norma conforme a las garantías de un
Estado social y de derecho, los representantes políticos velan por el bien
común y los medios de comunicación ejercen su función de control del poder”. En
este mundo tan falso como interesado, tan irreal como
espectacular, se puede ser lo que se quiera. Independentista también, por
supuesto. Ahora bien, atente a las consecuencias si no te ciñes a mis reglas de
juego. Como nos recuerda en el mencionado artículo Arbide Aza, estamos ante la
misma clase de cinismo que la famosa frase atribuida al dictador ugandés Idi
Amin: ‘Hay libertad de expresión. Lo que no garantizo es que haya libertad
después de expresarte’.
Prepotencia y mediocridad son
una mala combinación. Quienes al mismo tiempo mandan y sirven al verdadero
poder, el económico, acaban por considerarse a sí mismos, como escribió Tolstoi
(El reino de Dios está en vosotros, 1894), seres superiores que “caen en
un estado de embriaguez de poder y servilismo al mismo tiempo, con lo que
también pierden la conciencia de su responsabilidad”.
“Los responsables policiales
admiten su ‘perplejidad’ ante el fenómeno que de la noche a la mañana ha
emergido en las calles”, leo en La Vanguardia (19 de octubre). Pues menuda
panda de lelos que están al frente de la policía. También los políticos dicen
mostrarse sorprendidos. Otros que tal. Vaya ojos de lince.
A ver. Irrumpieron cual elefante
en cacharrería cuando el referéndum del 1 de octubre de 2017 con una desmedida,
violenta e innecesaria actuación policial. Encarcelaron a los ‘líderes del procés’
y se ensañaron para que todo el mundo tuviera claro que con el Estado no se juega.
Que sepa a quien se le ocurra cuestionar su mantra que sobre él caerá todo el
peso de la ley. ¿Qué digo peso?, una descomunal maza. De acuerdo con su aviesa
lógica, les juzgaron y les impusieron unas penas que el rotativo The
Guardian tildó de “draconianas” y calificó de “vergüenza para España” (14
de octubre). Y para rematar la faena cometieron (¿intencionadamente?) la
torpeza (o la destreza, vete a saber) de hacer pública la condena un 14 de
octubre (el 14 de octubre de 1940 el presidente de la Generalitat, Lluís
Companys, fue condenado a muerte por un consejo de guerra de los militares
franquistas, siendo fusilado al alba del día siguiente). ¡Claro que sí! Pa’
chulo, chulo mi pirulo.
Y es que como tengan que salirse
lo más mínimo del guión sus esquemas mentales se hacen añicos. Este es el único
mundo posible, la única forma de organización social factible. Nada puede
existir fuera de ellos. Su cerebro no da para más, demasiados años de
adocenamiento continuado (voluntario).
Así las cosas, es natural que
estén desconcertados. No esperaban una respuesta de tal calibre. ¿Cómo?, ¿cómo
puede ser?, ¿qué pasa? Es el suyo un mundo tan irreal que ni alcanzan a
vislumbrar que lo que sucede en Catalunya (me refiero solo a las acciones
violentas, o de fuerza) antes han tenido lugar en otros lugares. Que grupos
‘antisistema’ protesten en Bayona con motivo de la cumbre del G-7, vale; que en
el movimiento de los chalecos amarillos haya grupos violentos, pues también.
Pero, ¿entre nosotros? Somos los mejores, oé, oé, oé…
«Esto ya no va de independencia», les aclara la pintada que figura en la fotografía con la que ilustro este artículo. Con su actuación han propiciado una acción que no entraba en sus cálculos, pero nada nueva. Se remonta a los enragés de la Revolución francesa y se reproduce, por poner uno de los ejemplos más conocidos, en el Mayo del 68 francés –cuyas imágenes de enfrentamientos, barricadas, adoquines levantados para ser usados como munición se asemejan muchísimo a las que vemos estos días de Barcelona–, se deja ver en los bluosons noirs y en otros muchos movimientos contraculturales de lo que ahora se denominan ‘tribus urbanas’. Nada nuevo, salvando todas las distancias.
El comunicado “CNT Barcelona
ante los últimos acontecimientos represivos” (19 de octubre) puede que les
aclare algo: “[…] como organización de clase nos situamos en contra tanto
del Estado español, como del proyecto de Estado catalán. Ya que todo Estado, en
el ejercicio del monopolio de la violencia, y como instrumento de la
oligarquía, tiene como objetivo el control y la extracción de la riqueza que
genera la clase trabajadora en beneficio de unos pocos. En esta ocasión la
propia burguesía catalana ha sido víctima de las redes represivas de una
Democracia liberal de la que ha sido parte indispensable durante décadas. No
podemos olvidar la tortura en las cárceles catalanas, la corrupción sistemática
y la represión hacia nuestra organización y otros muchos colectivos y personas
que han sido objeto de la misma. En un claro ejercicio de hipocresía y cinismo,
hemos sido testigos de cómo el presidente Quim Torra animaba a manifestarse al
pueblo catalán para luego reprimirlo con la policía. El conseller d’interior,
Miquel Buch, defendía la actuación de los mossos, condenando la ‘violencia
de los manifestantes’. Oriol Junqueras sigue insistiendo en que el conflicto debe
resolverse en las urnas, como no. […] Nos desmarcamos de los partidos
políticos, de estas organizaciones ‘sindicales’, del nacionalismo”.
Frente al nacionalismo, pues, el
internacionalismo. La acción directa no es algo que haya surgido de la noche a
la mañana, es una estrategia utilizada en infinidad de ocasiones por los
anarquistas. También la solidaridad. Sí, solidaridad (“adhesión circunstancial
a la causa o a la empresa de otros”, RAE), aunque a alguien pueda
escandalizarle. Si bien, igual el que se escandaliza clica luego en el ‘me
gusta’ de cualquier publicación –aquí o donde sea– con un texto de Kropotkin o
Malatesta. Y junto al internacionalismo, la libertad de los pueblos y la
descentralización del poder. Entre los calificados como antisistema entrarían
los CDR, una formación anticapitalista que no se conforma con un simple cambio
de rostros y de partidos al frente de unas instituciones al servicio del poder
económico, que –lógicamente; sí, lógicamente– cuentan con un sector
(minoritario) que entronca con lo que decíamos.
Afirmaba al principio del
artículo que contemplo los hechos con expectación, pero sin preocupación. Y es
que la gente –a la que se le insufla miedo– se acojona pensado que es el caos,
el desastre total. Tranquilos. No pasará nada. ¿Qué demonios va a pasar? ¿Qué
sucedió en Mayo del 68 con los episodios violentos, o de fuerza, en las calles?
Nada. Y eso que contaban con un respaldo
social muchísimo mayor. Las aguas volvieron a su cauce. ¿Alguien puede llegar a
imaginar que estos grupos lleguen a hacerse con el poder?, ¿qué se haga
realidad su modelo de sociedad? ¡Venga ya! Se pretende restaurar el equilibrio.
Pues bien, un equilibrista se caerá enseguida si la cuerda no está bien
tensada. Por una parte (la ‘constitucional’) ya lo está. Por la otra se está
tensando ahora. Ya verán cómo, más tarde o más temprano, habrá un acuerdo que
no sé si solucionará gran cosa, pero se dirá que sí y todos los actores
políticos se atribuirán el mérito y se mostrarán satisfechos. Los grupúsculos
de los CDR a la marginalidad y los grupos anarquistas y anticapitalistas
proseguirán su tarea en otra parte. Mientras, más follón.
Dicen que la violencia no se combate con más
violencia, ¿y el nacionalismo sí con más nacionalismo y mano dura?