Presente, pasado y ¿futuro?

Un presente atemporal; un pasado relegado del relato oficial, olvidado y prácticamente desparecido de los manuales de historia, y un futuro al que tememos, pues nada bueno esperamos él, determinan esta sociedad espectacular. Así, parece que vivamos un perpetuo presente en el que, no obstante, nunca dejan de ocurrir cosas aparentemente trascendentales que no son más que las banalidades de siempre, “anunciadas de forma apasionada como importantes noticias” (Guy Debord, Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, 1988). De forma circular se transmiten estas una y otra vez, se las reviste de una trascendencia que no tienen y no se discute su veracidad. Todo es importante, nos dicen, pero no para quién. Para la gran mayoría de la sociedad es obvio que no. Sigo con Debord: “solo muy de tarde y a sacudidas pasan las noticias verdaderamente importantes, las relativas a aquello que de verdad cambia”.

Se ha construido así un presente sin referencias. El actual modelo de sociedad es el único aceptado, nada puede existir fuera de él, eso de que otro mundo es posible no es más que mera utopía. Por otra parte, el discurso histórico ha pasado a ser lineal y unidireccional, además de manipulado desde las instancias políticas. Sea el partido que sea el que esté en el ‘poder’ tratará de adoctrinar a los niños y jóvenes desde su ‘ideología”. Se trata de hacer ‘buenos ciudadanos al servicio de la sociedad”, lo cual, dicho así, puede ser cumplido por todos ya que en realidad nada dice.

Con un futuro del que nada se espera porque se le teme (“Si ves al futuro, dile que no venga”, como decía el escritor bonaerense Juan José Castelli) y un pasado sin otra historia que aquella que se ajusta al discurso oficial-mediático, el presente no es atacable, pues no hay alternativa, se argumenta. Esta sociedad puede no ser perfecta, pero fuera de ella todo es pernicioso.

No es de extrañar, pues, que para nada se hable de acontecimientos “verdaderamente importantes”, de esos que de verdad afectan a nuestras vidas. Hace hoy veintiséis años, en 1991, se proclamaba el fin de la Unión Soviética tras firmarse el día antes el Tratado de Belavezha, que declaraba la Unión disuelta y establecía la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en su lugar. El presente se mostraba tremendamente cambiante y era indudable que las consecuencias de lo que sucediera iban a determinar el futuro de la humanidad. El desenlace de dos procesos en curso –la evolución de los países del antiguo bloque oriental y la posible unión europea– resultaban claves. En todo caso nadie podía dudar que Europa ya no sería como era hasta 1990.

Y así fue. La prueba es que, tras la caída del Muro de Berlín, el capitalismo –el financiero siendo más precisos– mostró su notable capacidad de restructuración económica de la mano del neoliberalismo y empezó el desmantelamiento progresivo del llamado estado de bienestar. Se iniciaba un tiempo histórico nuevo con Estados Unidos como único poder global y su modelo político-económico-social como único posible. Se cerraba una batalla por la conquista de la mente humana, que dijo Kennedy, y comenzaba un nuevo tipo de sociedad “constituida por un conjunto de individuos egocéntricos completamente desconectados entre sí que persiguen tan solo su propia gratificación (ya se la denomine beneficio, placer o de otra forma)” (Hobsbawm: Historia del siglo XX, 1994). El capitalismo había impuesto su lógica, había triunfado.

Ningún debate sobre ello, ninguna discusión, ninguna reflexión sobre algo tan trascendente como fue “el final del corto siglo XX” (Hobsbawm). Aunque bien pensado, casi mejor. Así se evita uno tener que leer y escuchar tantas imbecilidades y evita el correspondiente cabreo. Termino con Debord: “El individuo a quien ese pensamiento espectacular empobrecido ha marcado profundamente, y más que cualquier otro elemento de su formación, se coloca ya de entrada al servicio del orden establecido, en tanto que su intención subjetiva puede haber sido totalmente contraria a ello. En lo esencial se guiará por el lenguaje del espectáculo, ya que es el único que le resulta familiar: aquel con el que ha aprendido a hablar. Sin duda intentará mostrarse contrario a la retórica, pero empleará su sintaxis. Este es uno de los éxitos más importantes obtenidos por la dominación espectacular”.

Entrada publicada anteriormente el 9 de diciembre de 2019.

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6 pensamientos en “Presente, pasado y ¿futuro?

  1. Pingback: Manuel Cerdà/A Mi Manera – El Noticiero de Alvarez Galloso

  2. Ufff. Desmoralizante y pesimista tus post, que comparto absolutamente. No sabría analizarlo ni exponerlo como lo haces tú, pero así lo percibo. La ventaja para mí es que hace mucho tiempo que vivo instalada en el escepticismo y desde ahí no hay decepción posible. Muy bueno. Un saludo.

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    • Pues me parece que llevamos caminos muy parecidos. El mío me ha conducido del escepticismo al nihilismo, hasta el punto que no me apetece, ni tengo ánimos, para escribir nada nuevo (todo cuanto publico son entradas repetidas y vídeos, cuya confección me sirve de entretenimiento). Es más, estoy planteándome seriamente el dejar de escribir. La decepción ya la digerí. En fin…
      Gracias por el comentario. Mis más afectuosos saludos.

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  3. Hola Manuel como siempre provocas un debate de ideas al que como soy espectadora y ciudadana de un Mundo que nunca será ideal , cuando efectivamente eran solo dos potencias las dominantes yo las veía como dos titiriteros maniobrando la Muerte sobre el mundo ambos , el poder corrompe y cuando se vuelve absoluto y demente más , hace años realicé unos dibujo todos sobre ello y creo atiné , como actualmente mi Pais está inmerso en un verdadero Circo manejado por un hombre que todas las mañanas ataca y destruye personas que le son adversas , retrógrado y retorcido diría yo , creador de odios que divide a la población , igual ataca a periodistas intelectuales y el se cree el ombligo del mundo siendo tan mediocre como es que hasta pensamos que antes estábamos mejor , el crimen es algo cotidiano y abundante , de hecho es lo único que crece actualmente , creo dije bastante y se llenarían hojas para hablar de ello , gracias como siempre mi querido Amigo voy mejor
    por hoy a escuchar algo de la bella música que nos compartes para evadir el feo mundo que nos acecha,

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    • Hola, María Elena. Como decía en el comentario anterior: he pasado del escepticismo al nihilismo, hasta el punto que no me apetece, ni tengo ánimos, para escribir nada nuevo (todo cuanto publico son entradas repetidas y vídeos, cuya confección me sirve de entretenimiento). Es más, estoy planteándome seriamente el dejar de escribir.
      Gracias por el comentario. Un abrazo.

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  4. Manuel se que estás decepcionado de lo que él Mundo es y no es que sea peor ahora , desde siempre a través de la Historia ,es lo mismo solo escenarios diferentes,pero esto ha sido creado por el hombre ,porque la belleza existe , tantas cosas para disfrutar en ella , lo que si se seguro es que me encanta leerte y saber tus opiniones de tan variados temas , siempre reviso si nos compartes algo con la ilusión de que así sea , ya no te agobio querido Amigo y ojalá sigan apareciendo tus letras que para mí son vida , gracias por estar aquí presente

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