Old Man in Chair (1998). Paul Tiberio.
Creía haberlo olvidado todo, pero seguía presente en su memoria. Cuando su cuerpo empezó a ajarse y su mente a deteriorarse, algo en su interior le dijo que debía hacer un inventario ante mórtem de lo que había sido su vida. Afloraron los recuerdos y se puso a indagar en los porqués. Se dio cuenta entonces de que estaba jodido, de que solo había sido un funámbulo de la vida venido a menos. Y se sintió como Iván Illich, el personaje de Tolstói, que se conoció demasiado tarde y lo único consciente que hizo a lo largo de su vida fue abandonarla. Eso sí, sabedor de haber malgastado todo cuanto se le había dado y que eso no se podía remediar. ¿Qué queda?, se preguntó. Nada. Y como Illich lo suyo ya no fue morir, fue morirse.
Me gusta….pero me cuesta trabajo organizarlo. Demasiados interrogantes aparecen durante la lectura. Saludos.
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Eso está bien: que aparezcan demasiados interrogantes lleva a la reflexión, y la reflexión a cuestionarnos a nosotros mismos.
Saludos, Iñaki.
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Me gustó.
A muchas personas les pasa eso.
Al final de su vida descubren que podían haber hecho más.
Y se dan cuenta que no les queda…nada.
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Como dijo Séneca, “La mayor parte de los mortales (…) se queja de la malignidad de la Naturaleza, por habernos engendrado para un tiempo tan breve y porque este espacio de tiempo que se nos dio se escurre tan velozmente, tan rápidamente, de tal manera, que con excepción de muy pocos, a los restantes los destituye de la vida justo cuando para vivir se están preparando”.
Gracias por el comentario. Saludos y, sobre todo, ¡salud!
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Afortunadamente para mí, y seguramente también para los que me rodean y me sufren, me pude dar cuenta de lo hoy relatado casi a tiempo.
El casi es pues en este caso lo que diferencia a un gilipollas completo de uno incompleto.
Así, dejé de ser un gilipollas absoluto y continuamente para serlo solo a tiempo parcial y de modo relativo.
Sirva como ejemplo esta media gilipollez.
Saludos
.
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Me identifico por completo con tus palabras y tu experiencia. Así que entre tu media gillipolez y la mía hacemos una completa.
Saludos.
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Solo diré que “La Muerte de Iván Illich “, ha sido una de mis lecturas favoritas , presenta la desnudez del alma humana y lo poco que debemos esperar, de hecho lo he constatado , una de mis primeras lecturas fue “Ana Karenina “ a la que siempre pensé que por la moral de la época , Tolstoi la castiga y la avienta a las vías del tren , bueno basta de mis jilipolleces ( está bien así )
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Me gusta mucho este escrito, invita a reflexionar.
No soy amiga de inventariar, para mi lo vivido es lo vivido y ya sin juzgar.
Tal vez el personaje de Tolstoi vivía dentro de una sociedad o familia con muy altos estándares y por eso se juzga tan duramente que prefiere morir.
Gracias por compartir y su paciencia al permitirnos expresar nuestras opiniones aunque no escribamos ni tengamos blog.
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Violeta, comentarios como este (de quien no escribe ni tiene blog) son los que más se agradecen. Y no abundan.
Las gracias, pues, debo darlas yo. Mis mejores deseos.
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