Jardín de Monet en Vetheuil (1880). Óleo de Claude Monet.
Miedo a no hacer lo correcto (entre otras cosas porque no sabía qué era lo correcto). Miedo a imaginar situaciones por si su protagonista, yo, actuaba de manera inadecuada. Miedo a no comprender, por mucha voluntad que pusiera, la manera de proceder de los adultos. Culpabilidad por lo que pudiera hacer antes de haber hecho nada. El mundo se ensanchaba, mi mundo, y con él la inseguridad, pues el otro, el de afuera, el de los mayores, se alejaba cada vez más, todo eran prohibiciones y obligaciones cuya significación nadie sabía explicar. Un miedo turbio, confuso, me hizo dudar hasta de la inviolabilidad de mi imaginación. ¿No habría alguien espiando mientras jugaba solo en el jardín? ¿Serían mis juegos observados? ¿Se podría jugar solo?
No podía entender en aquellos momentos que toda autoridad tiende a homogenizar actitudes y comportamientos, que todo poder ha de instalarse en el miedo. Nada sería igual sin el temor, sin la ansiedad que se siente frente a la posibilidad de perder las dádivas por él concedidas que creemos que son nuestras, sin sobrecogerse ante las múltiples e infinitas posibilidades con que cuenta para destruirnos, sea un dios, un representante suyo, sea el dinero, o un representante suyo. Vivir con miedo es asegurarse la existencia en un mundo exageradamente timorato, asustadizo de por sí; el miedo acompaña en todas las acciones a quienes no tienen poder, a la mayoría pues; de él no se puede escapar ni en sueños, por eso todos queremos ser poderosos. ¡Qué bien se está en el jardín!
Manuel Cerdà: El viaje (2014, nueva edición 2019).
Entrada publicada anteriormente el 30 de enero de 2018.
Sí, se está muy bien. Y más todavía si es tan bonito como el del cuadro.
Me ha gustado el texto.
Un saludo
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Es de un fragmento de mi novela “El viaje”, pero sí me inspiré en el jardín que teníamos en casa. No creas que había gran diferencia.
Saludos.
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Ojalá todos los miedos se perdieran en los recovecos de nuestros jardines… Precioso tema!!!
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No se pierden, pero son un buen lugar para enfrentarse a ellos y, quién sabe, quizás llegar a superarlos.
Muchas gracias por el comentario.
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Y asi nos va, colega.
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