En El corto tiempo de las cerezas la música tiene una especial relevancia. Es, si me permiten la expresión, una novela con banda sonora. Me hubiese gustado que cada ejemplar contara con un CD que recogiera los temas que en ella se mencionan. Obviamente es imposible. Bueno, no. Pero lo que debería pagar en concepto de derechos de autor supera con creces las ganancias que pueda obtener de las ventas de la misma.
Música de Comedia y Cabaret –una de las dos secciones de que consta este blog (en principio la única y su título hasta que decidí incorporar otras cosas mías)– tiene su origen en El corto tiempo de las cerezas. Todo empezó cuando un buen día me propuse reescribir el primer libro que publiqué en solitario, en 1980. Se titula este Lucha de clases e industrialización y se centra en el proceso mediante el cual la clase trabajadora alcoyana llegó a tomar conciencia de lo común de sus intereses, proceso que culminó en la huelga general revolucionaria de 1873, conocida como El Petrolio (acepción local de la palabra petroli, petróleo en español) por haberse producido el incendio del ayuntamiento y algunas casas colindantes donde se ofrecía resistencia a los amotinados con este líquido. En pleno proceso de redacción resolví novelar aquellos hechos. Inventé un personaje, Samuel Valls, a través del cual articular el argumento. Mas Samuel me pedía que siguiera, que su vida –me decía– no terminaba con el fracaso de la revolución de El Petrolio. Y seguí, y me transportó a un mundo que desconocía y para el que tuve que documentarme exhaustivamente. Su hija se convirtió en soprano. ¿Por qué? ¡Vete a saber! Y nació en mí la afición por la opereta. Y como quiera que El corto tiempo… tiene una secuela que se titulará Adiós, mirlo, adiós (Bye Bye Blackbird), parte de cuya acción se sitúa en el Berlín de la República de Weimar, descubrí la música de cabaret en la Alemania de aquellos años. De ahí nació Música de Comedia y Cabaret.
Hecha esta larga introducción –puede que innecesaria, pero deseaba contar como surgió todo esto– vamos con la música de El corto tiempo de las cerezas en el orden en que cada uno de los temas se suceden en la novela (con la excepción que sigue). El primero es la famosa aria de la ópera de Verdi Rigoletto “Caro nome”, que Samuel (nacido en 1849) escuchó por primera vez en un concierto que tuvo lugar en Alcoi en 1863 durante la feria que acompañaba a las fiestas de Moros y Cristianos. La versión que más se aproxima a lo que imagino y relato –pauta por la que me he guiado, siempre que ha sido posible, en todas las melodías que figuran en la novela– es esta que interpreta la Grande Banda Città di Chieti (Italia) en una grabación de 1932.
Años más tarde –esta es la excepción a que me refería–, en 1902, en Londres, Samuel escuchó por segunda vez en su vida “Caro nome” y “se sintió transportado de repente a su niñez, cuando con su amigo Esclafit escuchó dicha canción mientras esperaban los restos de la pantagruélica cena que Blanes ofreció a un selecto número de invitados. Era la misma música, la que sonaba en esos momentos en el Covent Garden, no había duda. No la había escuchado desde entonces, pero hay sensaciones que nunca se olvidan por muchas huellas que el pasado deje en el ánimo.”, escribo en la novela. La voz que suena acto seguido es la de María Callas en una grabación de 1956.
Volvemos a 1863. “Los invitados de Blanes abandonaban la casa. Elegantemente vestidos –traspasando muchos la frontera del ridículo–, eran presa fácil de burlas y trastadas. Unos jóvenes festeros con acompañamiento de guitarras se pusieron a entonar ─es un decir─ canciones ofensivas a su moral y costumbres: A ta mare l’han vista en el barranc de l’Assut, amb les cames obertes ensenyant el parrús… (A tu madre la han visto en el barranco del Azud, con las piernas abiertas enseñando el chumino…)”. Esta popular y tradicional canción –que, a fuer de ser sinceros, no sé si ya se conocía entonces– ha ido ‘suavizando’ poco a poco su letra, como muestra esta versión del grupo valenciano Els Pavesos. Yo siempre he cantado amb les cames obertes ensenyant el parrús, no que es menjaba una coca que li xorraba el suc.
Seis años más tarde, en 1869, Samuel se enamora locamente de Ana Garrigós, Anita. “Cuando de los instrumentos de los músicos de La Primitiva salieron las primeras notas de la Ana de Strauss, unos cuantos jóvenes formaron círculo alrededor de una hermosa muchacha que evolucionaba en el centro sintiéndose el foco de atención de todas las miradas, aunque puede que ninguna tan penetrante como la de Samuel, ensimismado desde que la joven dio los primeros pasos. Se trataba de Anita Garrigós, hija de don Armando. Lucía un vaporoso vestido azul de glasé con bordados en seda e hilos dorados que se movía con la inexplicable gracia de su meneo a una y otra parte. Su sedoso pelo moreno resaltaba una tez blanca, casi nacarada, como correspondía a las señoritas de buena sociedad; sus rasgados y grandes ojos negros se mostraban alegres y despiertos, y la mirada y la media sonrisa de su carnosa boca rebosaban sensualidad. Al menos así la veía el abstraído Samuel”. Vamos con la Annen Polka de Strauss por la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Daniel Barenboim, durante el tradicional Concierto de Año Nuevo de la capital austriaca de 2009.
“El 27 de noviembre de 1897, sábado, la Opéra-Comique de París estrenaba Sapho, una ópera en cinco actos de Jules Massenet. La representación tenía lugar en el Théâtre des Nations, el edificio del teatro de la Opéra-Comique estaba aún en obras tras un pavoroso incendio sufrido diez años antes. (…) El gran escenario se iluminó de pronto y se llenó de color a los acordes de un breve, solemne y apasionado preludio. Una extraordinaria animación se apoderó enseguida de la escena, grupos de máscaras alegres y revoltosas, graciosas y pícaras, voceaban y brincaban al son de música gitana, una fiesta fabulosa tenía lugar en el taller del escultor Caoudal para quien Fanny trabajaba de modelo para su obra Safo, en mármol. [Poco después] entró ella, Fanny Legrand: Allez, jolis farceurs, vrai!”. De Sapho escuchamos la aria “Pendant un an je fus ta femme”, por Francoise Pollet.
«A Samuel le encantaba la Guilbert y el Divan Japonais, en la calle Des Martyrs, antes Café de la Chanson, un café-concert que desde 1883 frecuentaba la bohemia parisina. La moda por lo exótico, y concretamente por lo oriental, estaba perfectamente representada en el Divan. Su interior lucía farolillos y pinturas sobre seda con muebles de bambú y de madera esmaltada de rojo y negro, los camareros iban disfrazados de mousmés. (…) La Guilbert cantó algunos de sus más famosos temas, la gente la acompañaba: Je suis pochard’ / J’dis des bêtises / J’suis grise / Mais ça m’regarde / Qu’est-ce c’que vous voulez que j’vous dise / Je suis grise”. Esta canción de 1895, Je suis pocharde (Estoy borracha), con letra y música de Louis Byrec, fue un gran éxito de Yvette Guilbert. La grabación que recoge el vídeo es de 1907.
De acuerdo con el orden que hemos establecido corresponderían ahora aquellos temas que conformaron el espectáculo con el que Samuel inauguró en Barcelona, el 5 de mayo de 1877, su cabaret, L’Empire Parisien. Como quiera que su inclusión alargaría en exceso la entrada –ya extensa de por sí–, lo dejamos para una próxima.
Nos trasladamos ahora a 19oo, año en que “el coqueto Théâtre des Variétés del boulevard de Montmartre, a pesar de no ser un sitio barato, llenó sus mil doscientas butacas de terciopelo granate a diario en las más de doscientas representaciones que se ofrecieron de La belle Hélène” (La bella Elena), un gran éxito de Camila”, en la novela. Sobre esta genial opereta de Offenbach hemos intentado publicar una entrada varias veces y la hemos tenido que eliminar a los pocos días, ya que los vídeos de los números musicales enseguida eran borrados por cuestiones de copyright o bien por haber sido desactivada su inserción. Como quiera que completa sí está disponible, pues ahí va en la producción del año 2000 del Théâtre Musical de Paris-Châtelet con dirección musical de Marc Minkowski.
En 1902, “en el Mirliton, Camila cantaba Frou-frou. Sugerente, pícara, desenvuelta, cautivaba a todos los presentes. William Sutherland la acompañaba al piano. La gente se balanceaba a ritmo de vals y coreaba el frou-frou del estribillo.” Frou-frou es una canción de 1897 con letra de Monréal et Blondeau y música de Henri Chatau, que escuchamos en la versión de Berthe Sylva de 1930 en el vídeo que en su día realizamos para Música de Comedia y Cabaret.
El mismo día Camila abordó después La sérénade du pavé –‘La serenata del pavimento’, canción de 1894 con letra y música de Jean Varney–, cuyo estribillo conocían casi todos y cantaban con ella. La interpreta Eugénie Buffet en el vídeo que sigue –con imágenes de la cantante y del Montmartre de la época– en una grabación de 1933.
“El debut de Camila en Viena tuvo lugar el 11 de noviembre de 1903, día en que en el teatro de la Ópera de la Corte se representó la primera de las ciento ocho funciones que esa temporada se llevarían a cabo de Los cuentos de Hoffmann, la obra más ambiciosa de Offenbach, una ópera basada ─de ahí el título─ en cuentos del alemán E.T.A. Hoffmann, que desgraciadamente hubo de concluir Giraud al sorprender la muerte a su autor cuando ya casi la tenía terminada. Se había estrenado en 1881, un año después del fallecimiento de Offenbach, en el teatro de la Opéra-Comique de París y también en Viena a finales de ese mismo año. Ahora regresaba a la capital del imperio austrohúngaro con honores de estreno. El propio director del teatro, Gustav Mahler, dirigía ese día la orquesta”. Uno de los números más conocidos es «Barcarolle» (Barcarola). Lo escuchamos en un vídeo promocional de Deutsche Grammophon del álbum de Anna Netrebko Souvenirs (2008), en el que colaboró Elina Garanča.
“Un buen día, cuando Camila ya era alumna del maestro Sempere, este alabó sus dotes en presencia de Samuel: Escuche a su hija, escuche, le dijo, y la niña se puso a cantar una canción que a su padre le llegó al alma. Resultó ser una de las más bellas melodías que nunca había oído. La letra le pareció un tanto estrambótica, pero en la voz de su Camila era de una lógica aplastante. La había compuesto ─le explicó Sempere─ un amigo suyo, compositor, llamado Sebastián Iradier, que poco antes de morir, hacía ya casi veinte años, le mandó la partitura de tan hermosa y popular canción. Créame, en todo este tiempo no había visto a nadie que la interpretase con tanto sentimiento. Se titulaba La Paloma y, desde entonces, la había escuchado infinidad de veces y efectuado varias grabaciones en su gramófono, por supuesto cantada por Camila. Canta La Paloma, le pedía a su hija. ¡Cuántas veladas y sobremesas! Y todos acababan cantando con ella”. La interpreta la excelente soprano Victoria de los Ángeles en una grabación de 1965.
“La presentación de Camila en Nueva York tuvo lugar el 16 de febrero de 1905 representando el papel de Adèle en la opereta Die Fledermaus, de Johan Strauss, en el Metropolitan Opera House (…) La crítica alabó a Camila y su Mein Herr Marquis fue el momento más aplaudido de la función”. Escuchamos –y vemos– “Mein Herr Marquis” (Mi señor marqués) por la soprano de coloratura eslovaca Edita Gruberová en la producción que de Die Fledermaus llevó a cabo la Ópera Estatal de Viena en 1990.
“Camila había cantado alguna vez en el Marshall, pero no con este abierto al público. (…) Nunca había estado tan nerviosa como cuando King Taylor anunció que iba a interpretar una canción y se hizo el silencio, más acusado dado el jolgorio que siempre imperaba en el Marshall. Su campechanía la llevaba a no rechazar las peticiones de que se subiera al escenario cuando era reconocida, pero en esta ocasión se arrepentía de haber sido tan alegre. William la acompañaba al piano, dudaba hasta el último momento qué cantar ante aquella audiencia tan diferente de la del Mirliton de París. Finalmente, pareció cambiar de opinión con respecto al tema elegido, un ragtime de su esposo, pues le dijo algo al oído y este cambió los papeles de la partitura. William tecleó unas notas introductorias y la voz de Camila entonó los versos de una bella canción: Quand nous chanterons le temps des cerises…”. La interpretación más ajustada al momento en nuestra imaginación de Le temps des cerises –solo voz y piano– es esta de la cantante, compositora y actriz japonesa Kato Tokiko de 1992.
En 1907 tuvo lugar en Nueva York “un nuevo triunfo de Camila en el suntuoso New Amsterdam Theatre: el estreno de The Merry Widow, como se tituló en inglés la famosa opereta de Léhar La viuda alegre”. Escuchamos de la misma la “Canción de Vilja” por la célebre Renata Tebaldi.
En 1910, “el atardecer del 14 de julio, fiesta nacional de Francia, Samuel escuchaba en su gramófono un disco que le había mandado Camila con su versión de “Ah! Sweet Mystery of Life”, hermosa canción de Naughty Marietta que en su voz sonaba aún más bella. Dulce misterio de la vida, al fin te he encontrado. Por fin conozco el secreto de todo…”. Es la actriz y cantante Jeanette MacDonald quien interpreta “Ah! Sweet Mystery of Life” en una grabación de 1950.
“La orquesta paró de pronto y subió al escenario un acordeonista que se puso a tocar el “Valse des rayons”, del ballet de Offenbach Le Papillon. La gente formó un corro y una pareja ─él ataviado con el típico atuendo que identificaba a los hampones parisinos, ella con una blusa roja y una falda de campana negra a la altura de las canillas─ iniciaron un lascivo baile que Samuel advirtió por la brusquedad de los movimientos que se trataba de un baile apache, la última originalidad de París”. Vamos con el “Valse des rayons” en esta filmación de 1934 realizada, probablemente, en los estudios Pathé de Londres.
“Sonaban algunos de los éxitos del momento, que todo el mundo conocía: La Matchiche, Reviens o Fascination, el bello vals que había escuchado más de una vez en la dulce voz de Camila”. Con este bello vals, Fascination –composición de 1905, con letra de Maurice de Féraudy y música de Fermo Marchetti–, finalizamos. La novela ya va por sus últimas páginas. Lo interpreta la actriz y cantante francesa Florelle en una grabación de 1931.
Que pasen un buen día.
Publicada originalmente en: https://musicadecomedia.wordpress.com/2015/06/29/la-musica-de-el-corto-tiempo-de-las-cerezas/
Esta entrada tan musical se merece un premio. Saludos.
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Muchísimas gracias. Disculpa que no me extienda más, pero ya ves el lío en que me he metido con la «mudanza».
Afectuosos saludos.
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