
“Joven con una paloma” (1869), óleo de Charles Joshua Chaplin.
La Paloma es una de las canciones más populares, más versionadas y grabadas de la historia desde que la compusiera, alrededor de 1860, Sebastián de Iradier Salaverri (1808-1865). Este compositor vasco inició su carrera en Madrid, marchó a París en 1851 como maestro de canto de la emperatriz Eugenia de Montijo y más tarde se fue a Cuba. Allí conoció los ritmos criollos, interesándose sobre todo por la habanera y componiendo varias de ellas. Ninguna alcanzó la universal fama –pocas canciones o han logrado– de La Paloma, si bien Bizet empleó otra habanera suya, El arreglito, para su ópera Carmen. Ya en los últimos años de su vida regresó a París y de allí, enfermo, a Vitoria, donde falleció.
Rápidamente, La Paloma se hizo popular en Cuba y México, para extenderse luego por todo el mundo. Según El libro Guinness de los récords, la canción más grabada de la historia es Yesterday, de The Beatles, con 1.600 registros, aunque hay quien afirma que La Paloma supera con creces esta cifra, que varía según las fuentes hasta llegar a alguna que asegura que podría rondar las 5.000. Entre ellas no figura la versión de Camila Valls, soprano nacida en Alcoi (Alicante, España) en 1873 que inició una fulgurante carrera tras debutar en 1897 en París –en el Théâtre des Nations, en el papel de Fanny Legrand, de la ópera de Massenet Sapho– que la llevó a recorrer los mejores teatros líricos de Europa y Estados Unidos. Y no figura porque no existe tal versión ni tampoco Camila Valls, una de las protagonistas de mi novela El corto tiempo de las cerezas.
“Un buen día, cuando Camila ya era alumna del maestro Sempere, este alabó sus dotes en presencia de Samuel: Escuche a su hija, escuche, le dijo, y la niña se puso a cantar una canción que a su padre le llegó al alma. Resultó ser una de las más bellas melodías que nunca había oído. La letra le pareció un tanto estrambótica, pero en la voz de su Camila era de una lógica aplastante. La había compuesto –le explicó Sempere– un amigo suyo, compositor, llamado Sebastián Iradier, que poco antes de morir, hacía ya casi veinte años, le mandó la partitura de tan hermosa y popular canción. Créame, en todo este tiempo no había visto a nadie que la interpretase con tanto sentimiento. Se titulaba La Paloma y, desde entonces, la había escuchado infinidad de veces y efectuado varias grabaciones en su gramófono, por supuesto cantada por Camila. Canta La Paloma, le pedía a su hija. ¡Cuántas veladas y sobremesas! Y todos acababan cantando con ella.” (El corto tiempo de las cerezas, 2015).
Vamos a escuchar algunas de las versiones de esta bellísima y enternecedora canción, comenzando por la que, en la imaginación de un servidor, más se aproxima a la que canta Camila en la novela. La interpreta la excelente soprano Victoria de los Ángeles en una grabación de 1965.
La popularidad de La Paloma es, como decíamos, enorme. Prueba de ello son las diferentes versiones que incluimos a continuación. La primera es una grabación de 1938 por Rosita Serrano, cantante y actriz chilena de gran éxito en Alemania durante el periodo comprendido entre 1937 y 1943, llegando a ser conocida como Die chilenische Nachtigall (El ruiseñor chileno).
México es uno de los países donde La Paloma es más querida; más que en España, donde no se le ha hecho la justicia que merece, ni a la canción ni al compositor. Vean cómo reacciona el público cuando André Rieu la interpreta en concierto durante su gira por México de 2011 (extracto del DVD Fiesta Mexicana).
Seguimos en México. Con otra letra totalmente distinta que hace referencia a la invasión francesa y el levantamiento contra el Segundo Imperio Mexicano (1863-1867), Eugenia León la canta de este modo.
Vamos ahora con dos versiones muy distintas, fiel reflejo del eco que La Paloma ha alcanzado en el mundo. La primera, en francés, corre a cargo de Mireille Mathieu, recogiendo el vídeo una actuación suya de 1974 en la televisión francesa. La segunda, en inglés, es de Elvis Presley, que la interpretó en la película de 1961 Amor en Hawaii con el título No More, en cuyos créditos figuran como autores los responsables de la adaptación (Don Robertson y Hal Blair). Con este título salió grabada en vinilo, como también lo haría Dean Martin. Esta es la secuencia de Amor en Hawaii con Presley cantando La Paloma.
Terminamos a ritmo de ska con el cubano Laurel Aitken, uno de los creadores de este género chispeante y contagioso, el padre e inventor del mismo en realidad. La grabó en su CD de 1999 En español. No sé a ustedes, pero a mí esta versión me encanta (también Aitken).
Que tengan un buen día.
Publicada originalmente en: https://musicadecomedia.wordpress.com/2015/09/07/la-paloma/
muy buena tu recopilación de versiones
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No se merece menos esta canción, que, por otra parte, tomé como leimotiv de mi novela ‘El corto tiempo de las cerezas’.
Gracias. Afectuosos saludos.
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