Canciones con corazón y desde el corazón

red-heart-on-piano-beautiful-love-wallpaper-music-images-piano-wallpaper

Mañana martes me operan de este corazón roto y la puñetera verruga que lo acompaña, como les explicaba en la última entrada. Por ello, hoy vamos con unas pocas canciones que hablan del corazón, de los corazones enamorados, de los corazones locos, de los ingenuos, de los desengañados, de los contentos…

Comenzamos con una adorable canción de uno de los mayores compositores de la música popular brasileña cuya contribución fue esencial tanto para que el ‘choro’ (género musical considerado la primera música popular típica de Brasil) cobrara forma definitiva como para la evolución general de la música brasileña. Me refiero a Pixinguinha (1897-1973) y a su canción que compuso entre 1916 y 1917 Carinhoso, que interpretan Paulinho de Viola y Marisa Monte en el documental de 2004 Meu Tempo é Hoje, que dirigió Izabel Jaguaribe. ‘Mi corazón, no sé por qué, late feliz cuando te ve…’.

My Foolish Heart (Mi ingenuo, o mi loco, corazón) es otra deliciosa canción que compusieron Victor Young (música) y Ned Washington (letra). Se dio a conocer por primera vez en la película del mismo título de 1949 dirigida por Victor Young (en la versión doblada al español se título Mi loco corazón) que protagonizaron Dana Andrews y Susan Hayward. En ella la interpretaba Martha Mears y fue nominada a los Oscar de ese año como Mejor canción original. Vamos a ver, en el primer vídeo, una secuencia del filme con Martha Mears, y en el segundo una versión instrumental –que a servidor de ustedes le encanta– por Bill Evans, a quien acompañan Larry Bunker (bateria) y Chuck Israel (contrabajo). La actuación es de 1963, el lugar no he conseguido averiguarlo.

Bellísima, emotiva a más no poder, es Anema e core (Alma y corazón), canción de 1950 con música de Salve D’Esposito y letra de Tito Manlio. Escuchamos esta hermosa canzone napoletana de amor en una grabación de Roberto Murolo de 1951.

What Will I Tell My Heart? (¿Qué voy a decirle a mi corazón?) se pregunta el protagonista de esta canción tras una ruptura sentimental. La música es de Peter Tinturin y la letra de Jack Lawrence, siendo grabada por primera vez en 1937 por Guy Lombardo and His Royal Canadians. La versión que escuchamos es la de Ella Fitzgerald en la grabación que figura en su álbum de 1957 Like Someone in Love. El saxo tenor es Stan Getz.

De 1967 es Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (El club de los corazones solitarios de la banda del sargento Pepper), canción de Paul McCartney que da título al álbum que The Beatles lanzaron ese año, uno de los mejores de su discografía. La escuchamos por el propio McCartney y la banda de rock U2 en el concierto celebrado en Londres en 2005 dentro de la serie de conciertos Live 8 de ese año que tuvieron lugar simultáneamente en diversos lugares del mundo para concienciar a las sociedades (especialmente a las de los países del G-8) y que presionasen a sus gobernantes para acabar con la pobreza.

Y como quiera que, la verdad, como buen hipocondríaco que es uno me siento un tanto acojonado habrá que animarse como sea. Así que la última canción de esta selección va a ser Corazón contento, también conocida como Tengo el corazón contento, que compuso y lanzó en América el cantante argentino Palito Ortega y popularizó en España Marisol (Pepa Flores). Ambas versiones del tema salieron a la venta casi simultáneamente, en 1968. El vídeo que sigue es de una actuación de la cantante en la televisión española de dicho año.

Y hasta más ver. Hasta que pase todo esto. Afectuosos saludos a todos y disculpad una vez más que no os corresponda como merecéis en vuestros blogs, pues tengo limitado el tiempo para poder hacer esto y las condiciones de conectividad no son precisamente las mejores.

Un hermoso regalo

María M. Míguez –como ya hizo con “El corto tiempo de las cerezas”– me ha hecho un precioso regalo en forma de ilustración tras haber leído mi novela “Adiós, mirlo, adiós”, un regalo que me ha conmovido y que deseo compartir con todos ustedes.

Millones de gracias, María. No solo me lees y comentas favorablemente mis novelas –lo que ya de por sí es sumamente gratificante– sino que, encima, me obsequias con esta hermosura. Me estás malacostumbrando, pero me encanta.

El síndrome del corazón roto y la verruga puñetera

vivir-con-el-corazc3b3n-roto-es-respirar-a-pedazos

No entraré en los anales de la literatura, pero puede que sí en los de la medicina. Síndrome del corazón roto se llama lo que ha hecho que me hospitalizaran en el pabellón de cardiología del clínico de Valencia. Ni idea de que existía esta cardiopatía de nombre tan poético. Claro que esta es una de las maneras corrientes de denominar lo que científicamente se conoce como miocardiopatía de Takotsubo.
Pero antes de seguir quiero dar las gracias desde lo más profundo de este corazón roto a todos cuantos habéis comentado la entrada en la que decía que estaba hospitalizado, clicado el ‘me gusta’, compartido o simplemente leído. Y disculpad que no os conteste uno a uno y os corresponda como merecéis en vuestros blogs, pues no es demasiado el tiempo que puedo estar escribiendo.
Continúo con el síndrome. Se desencadena a causa de un elevado estrés emocional y es poco frecuente, sobre todo en hombres. Ese estrés emocional, en mi caso, es fruto de una continuada decepción respecto a determinados comportamientos de aquellos que dicen ser amigos o compañeros en quehaceres diversos. ¡Qué quieren que les diga! Uno es así de sensible. ¿Y saben qué? Orgulloso de serlo. Aunque conlleve cierto ostracismo. Como dijo Pessoa, “el mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad”.
Ya cuando estaban a punto de darme el alta me hicieron una resonancia magnética. Por si acaso. Mas hete aquí que para sorpresa de todos –médicos incluidos– apareció una verruga en el corazón que igual estaba ahí desde que nací y que el síndrome hizo que ‘despertara’ y provocara un pequeño infarto. No conocen en el Hospital Clínico Universitario de Valencia un caso semejante. De hecho, esta misma mañana ha venido a verme un cirujano de cardiología para pedirme permiso a fin de exponer mi caso en un congreso científico. Por eso les decía al principio que no entraré en los anales de la literatura pero, posiblemente, sí en los de la medicina.
Este pequeño infarto no ha sido por fumar, por beber, por llevar una vida sedentaria o por sobrepeso. Ha sido, como les decía, por un desmesurado estrés emocional. Mis arterias están perfectas y llevo vida normal. Sin salir del hospital, claro. Pero salgo a la calle a fumar –los médicos lo saben– y como lo que me viene en gana.
Me acosejaron que, de todos modos, me operara para que me quitaran la verruga (o pequeño tumor benigno) por si algún día volvía a ‘despertar’ la puñetera verruga y tener consecuencias más graves. También podría ser que nunca más se manifestara. Pero… Así que me operarán el martes por la tarde y una semana después a casa y a seguir con la vida normal (sin hacer esfuerzos ni nada de eso, por supuesto). Por lo demás como antes, o como ahora, pues en cuanto acabe de publicar esto voy a salir a fumarme un cigarrillo.
Espero seguir publicando hasta que me operen pero no estoy seguro de ello. Por falta de medios. Escribo con un ordenador que va a pedales, aquí no hay wifi y utilizo un pincho, y también al hacer poca actividad física mis dos hernias discales cervicales se resienten. Si no, hasta finales de este mes o principios del próximo.
Gracias a todos y reitero mis disculpas por visitar menos vuestros blogs. Un abrazo a todos.