El síndrome del corazón roto y la verruga puñetera

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No entraré en los anales de la literatura, pero puede que sí en los de la medicina. Síndrome del corazón roto se llama lo que ha hecho que me hospitalizaran en el pabellón de cardiología del clínico de Valencia. Ni idea de que existía esta cardiopatía de nombre tan poético. Claro que esta es una de las maneras corrientes de denominar lo que científicamente se conoce como miocardiopatía de Takotsubo.
Pero antes de seguir quiero dar las gracias desde lo más profundo de este corazón roto a todos cuantos habéis comentado la entrada en la que decía que estaba hospitalizado, clicado el ‘me gusta’, compartido o simplemente leído. Y disculpad que no os conteste uno a uno y os corresponda como merecéis en vuestros blogs, pues no es demasiado el tiempo que puedo estar escribiendo.
Continúo con el síndrome. Se desencadena a causa de un elevado estrés emocional y es poco frecuente, sobre todo en hombres. Ese estrés emocional, en mi caso, es fruto de una continuada decepción respecto a determinados comportamientos de aquellos que dicen ser amigos o compañeros en quehaceres diversos. ¡Qué quieren que les diga! Uno es así de sensible. ¿Y saben qué? Orgulloso de serlo. Aunque conlleve cierto ostracismo. Como dijo Pessoa, “el mundo es de quien no siente. La condición esencial para ser un hombre práctico es la ausencia de sensibilidad”.
Ya cuando estaban a punto de darme el alta me hicieron una resonancia magnética. Por si acaso. Mas hete aquí que para sorpresa de todos –médicos incluidos– apareció una verruga en el corazón que igual estaba ahí desde que nací y que el síndrome hizo que ‘despertara’ y provocara un pequeño infarto. No conocen en el Hospital Clínico Universitario de Valencia un caso semejante. De hecho, esta misma mañana ha venido a verme un cirujano de cardiología para pedirme permiso a fin de exponer mi caso en un congreso científico. Por eso les decía al principio que no entraré en los anales de la literatura pero, posiblemente, sí en los de la medicina.
Este pequeño infarto no ha sido por fumar, por beber, por llevar una vida sedentaria o por sobrepeso. Ha sido, como les decía, por un desmesurado estrés emocional. Mis arterias están perfectas y llevo vida normal. Sin salir del hospital, claro. Pero salgo a la calle a fumar –los médicos lo saben– y como lo que me viene en gana.
Me acosejaron que, de todos modos, me operara para que me quitaran la verruga (o pequeño tumor benigno) por si algún día volvía a ‘despertar’ la puñetera verruga y tener consecuencias más graves. También podría ser que nunca más se manifestara. Pero… Así que me operarán el martes por la tarde y una semana después a casa y a seguir con la vida normal (sin hacer esfuerzos ni nada de eso, por supuesto). Por lo demás como antes, o como ahora, pues en cuanto acabe de publicar esto voy a salir a fumarme un cigarrillo.
Espero seguir publicando hasta que me operen pero no estoy seguro de ello. Por falta de medios. Escribo con un ordenador que va a pedales, aquí no hay wifi y utilizo un pincho, y también al hacer poca actividad física mis dos hernias discales cervicales se resienten. Si no, hasta finales de este mes o principios del próximo.
Gracias a todos y reitero mis disculpas por visitar menos vuestros blogs. Un abrazo a todos.

Un pensamiento en “El síndrome del corazón roto y la verruga puñetera

  1. Pingback: Un policía diputado y dos mindundis trepas de profesión (mis últimos años en la Diputación de Valencia) – EL BLOG DE MANUEL CERDÀ

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