Victor Victoria

Aunque cerré mi blog Música de Comedia y Cabaret en febrero del año pasado, sigue recibiendo un buen número de visitas y de vez en cuando voy revisando las entradas para ver qué videos de los que en ellas figuran han sido eliminados e incluirlos de nuevo. Hoy ha sido uno de esos días y me he ocupado de revisar, entre otras, la entrada que dediqué a la película musical Victor Victoria. Me he llevado la sorpresa que el número de vídeos susceptibles de ser insertados es mucho mayor que cuando la publiqué en Música de Comedia y Cabaret y he decidido trasladarla aquí por una razón: me encanta esta película.

La primera versión que se hizo de ella se remonta a los inicios de la llegada al poder del nacionalsocialismo alemán. En 1917 se había creado en Berlín Universum Film AG (UFA), uno de los estudios cinematográficos de mayor importancia entre dicho año y 1945, del que salieron títulos como El gabinete del doctor Caligari (1919), Metrópolis (1927) o El ángel azul (1930). En 1933, ya con los nazis en el Gobierno, se creó el Departamento de Higiene Racial y comenzaron las purgas de realizadores, productores, guionistas y actores judíos. Muchos fueron los que se vieron obligados a exiliarse, entre ellos directores como Fritz Lang, Max Ophüls, Robert Siodmak o Billy Wilder. No solo peligraba su carrera, también –y sobre todo– su vida.

Aunque pueda parecer raro, Hitler –pintor fracasado– consideraba que no había que mezclar arte y política. Goebbels, por su parte, gran cinéfilo y responsable de la industria cinematográfica, tenía una opinión sobre el séptimo arte mucho más compleja y problemática, aunque no distaba mucho de la del Führer. Se ejerció un control muy estricto tanto sobre la producción alemana como sobre las películas importadas, pero la gran mayoría de obras que realizadas por aquel entonces fueron filmes de entretenimiento o epopeyas históricas que se siguen proyectando en la televisión alemana sin despertar el menor malestar. De hecho, de los más de 1.100 largometrajes de ficción producidos durante los once años de existencia del III Reich, el porcentaje de películas claramente políticas es mínimo.

Este amago de tolerancia se acompañó en los primeros tiempos con el ofrecimiento a algunos reconocidos actores y directores de hacer la vista gorda respecto a su ascendencia judía y ser nombrados “arios de honor”. La maniobra no tuvo mucho éxito, pero algunos picaron, entre ellos Reinhold Schünzel –aunque finalmente no tendría otro remedio que exiliarse también–, quien el mismo año que los nazis ganaron las elecciones, consiguieron la Cancillería del Reich y pusieron en marcha sus medidas de “higiene racial” rodó Viktor und Viktoria (1933). La historia de Susanne, cantante de cabaret que no logra que su carrera despegue hasta que se hace pasar por un hombre que se disfraza de mujer, fue un tremendo éxito. Así, solo un año después ya se rodó un remake en Francia con el título Georges et Georgette, dirigido por Roger Le Bon y Reinhold Schünzel.

Viktor und Viktoria se estrenó en Estados Unidos en 1934. También triunfó. Al año siguiente una nueva versión, esta vez británica y titulada First a Girl, llegaba a las carteleras anglosajonas. Tiempo después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en 1957, se estrenó otro remake alemán con el mismo título de la versión original, Viktor und Viktoria, y en 1975 se presentaba en las pantallas argentinas Mi novia el…, título que la censura no permitió y los productores decidieron recortar (el original era “Mi novia el travesti”). Unos años después, en 1982, Blake Edwards –el último de los grandes directores de comedia (no solo) de Hollywood– rodaba y estrenaba Victor Victoria (¿Víctor o Victoria? en la versión española), con Julie Andrews, James Garner, Robert Preston y Alex Karras en los papeles principales. Eso de que «segundas partes nunca fueron buenas» no siempre es verdad. Al menos en este caso, en absoluto.

Pero antes de contemplar algunos de los mejores números musicales de la versión de Edwards, veamos una secuencia del film alemán de 1933. Renate Müller encarna el papel que luego desempeñaría Julie Andrews y que aquí se llama Susanne Lohr, mientras que Viktor Hempel es Victor.

Y ahora vamos ya con la película de Edwards, con algunas de las secuencias musicales en el orden en que estas se suceden en la película. La música es nada más y nada menos que uno de los mejores compositores –¿el mejor?– con que ha contado Hollywood: Henry Mancini, quien ganó el Oscar a la Mejor adaptación musical por esta película. Las letras fueron escritas por Leslie Bricusse. Todos los números musicales son una verdadera maravilla. Comenzamos con dos vídeos que incluyen “Le Jazz Hot” y «The Shady Dame From Seville», ambos interpretados por Julie Andrews.

Tras «The Shady Dame from Seville» figuran «Chicago, Illinois», con Lesley Ann Waren; “You and Me”, con Robert Preston y Julie Andrews, y “Crazy World” (Julie Andrews).

El último número de Victor Victoria es la desternillante versión que de «The Shady Dame From Seville» realiza al final de película un genial Robert Preston. Absolutamente magnífico.

Que tengan un buen día.

Cinco temas de Henry Mancini

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Hay películas cuya banda sonora alcanza tanta notoriedad, o más, que ellas mismas. Algunas incluso son recordadas sobre todo por esta, o solo por esta. Las bandas sonoras de Henry Mancini (1924-1994) son un caso excepcional, casi único, pues compuso música espléndida para espléndidas películas, y es que “Henry Mancini tenía el don de una gracia leve y exquisita, de una elegancia no superficial –teñida de un necesario spleen– que contaminaba toda la película. Tuvo la suerte de encontrarse con los filmes en los que su sofisticado talento podía desarrollarse solarmente, y estos tuvieron a su vez la suerte de encontrarse con él y, entonces, ser realmente perfectos. (…) tuvo el talento, la sensibilidad y el sentido de lo cinematográfico necesarios como para que sus bandas sonoras fueran a la vez éxitos millonarios en ventas de discos, standards de larga vida en los repertorios de los mejores cantantes y jazzistas, y eficaces elementos dramáticos dentro de las películas.” (Carlos Colón: “Muere Henry Mancini, uno de los grandes compositores del cine”, El País, 15 de junio de 1994).

Autor de bandas sonoras para más de noventa películas, y ganador, por ellas, de veinte premios Grammy y cuatro Oscar, quedarse solo con cinco de sus temas no es fácil. Hay tanto para elegir… En fin, vamos con los cinco seleccionados según el particular criterio de un servidor. Con la seguridad, eso sí, de que todos –que seguro que conocen–van a ser de su agrado.

Comenzamos con el que, sin duda, es el más popular de todos, Pink Panther theme, que compuso para la película, estrenada en 1963, de Blake Edwards –con quien mantuvo una larga y fructífera colaboración desde que en 1958 lo contrató para hacer la música de su serie de televisión Peter Gunn (otra joya musical)– La Pantera Rosa (The Pink Panther). Estupenda la película, estupendo el tema, y –algo que se cuidó mucho en el cine de aquella época– estupenda la secuencia inicial con los títulos de crédito. Edwards pensó en una pantera rosa animada y encargó su diseño a Friz Freleng, creador –entre otros personajes– del cerdito Porky o del gato Silvestre. Freleng hizo una animación tan conseguida que el personaje imaginado por Edwards y creado por él trascendió la película y dio lugar a la popular serie de animación del mismo título. Escuchar los primeros compases de Pink Panther theme y asociarlo inmediatamente al dibujo animado es prácticamente inevitable.

Y ahora –en orden cronológico– continuamos con los otros cuatro temas seleccionados. Le toca, así, el turno a Moon River, canción –con letra de Johnny Mercer– de otro filme de Edwards estrenado en 1961: Breakfast at Tiffany’s (Desayuno con diamantes en España y Muñequita de lujo o Diamantes para el desayuno en Latinoamérica). Mancini la compuso expresamente para Audrey Hepburn. El resultado: una maravilla. Moon River ganó el Oscar a la Mejor Canción y el Grammy al Disco del Año, y ha sido luego versionada por infinidad de cantantes y músicos instrumentistas de todos los géneros. Veamos la secuencia inicial de Desayuno con diamantes con Moon River de fondo y la que recoge la deliciosa interpretación de Audrey Hepburn.

Más Blake Edwards, más Mancini, más de esa productiva y magnífica colaboración. Mancini no solo compuso bandas sonoras para comedias,  también –aunque en menor medida– para dramas, como Sed de mal (1958) de Orson Welles. Y Edwards lo mismo. Una de las pocas excepciones, pues, de ambos, de la que dos salen más que airosos, y que dio como resultado temas como Días de vino y rosas (Days of wine and roses), de la película del mismo título estrenada en 1962, que ganó el Oscar a la Mejor Canción y el Grammy al Disco del Año.

Otro de los grandes directores de cine con los que Mancini trabajó fue Stanley Donen. Suyas dos películas las que pertenecen los dos temas con que finalizamos la entrada. El primero el que Charada (Charade), espléndido filme de 1963. Donen había escuchado “Baby Elephant Walk”, de la película Hatari!, y le había encantado, por lo que decidió telefonear a Mancini a Londres para hablarle sobre su próximo proyecto. La melodía suena en diversos momentos de la película. Lo escuchamos en la secuencia inicial con los títulos de crédito, excelente obra del diseñador gráfico estadounidense Maurice Binder, autor también de los títulos de crédito de la serie de James Bond.

Dos en la carretera (Two for the road) se estrenó en 1967, y escuchamos el tema homónimo en este vídeo con imágenes del filme: una historia sobre la  relación de un matrimonio entre un arquitecto (Albert Finney) y su esposa (Audrey Hepburn) durante doce años en diferentes viajes en coche por la Normandía.

Feliz día.