
Izquierda, derecha, adelante, atrás… Adelante, atrás… Atrás, atrás… Un, dos, tres… Y vuelta a empezar.
No te degrades. No votes.
Fraude, vileza, calumnia, hipocresía, mentira, todo el cieno que yace en el fondo de la bestia humana; he ahí el hermoso espectáculo que nos ofrece un país civilizado cuando llega un periodo electoral. Así es y será mientras haya elecciones para elegir amos.
Las Cortes son siempre inferiores al término medio del país, no solo en conciencia sino en inteligencia. Un país culto se rebaja con su representación. Si sus propósitos fueran estar representado por imbéciles y malos sujetos no estaría más acertado en la elección.
Piotr Kropotkin: Palabras de un rebelde (París 1885)
