The Lovers (1874). Óleo de John Atkinson Grimshaw.
El camino que llevaba a la estación era tranquilo, apenas había unas pocas farolas que emitían una tenue luz. Tranquilo como la oscuridad, como el silencio. La cogí de la mano, ella apretó, con fuerza, la mía. Me paré de repente, nos paramos, sin saber por qué, posiblemente para que el camino no acabase nunca y estuviéramos siempre vagando, sin rumbo, sin destino, solos los dos, siempre caminando en una aparente oscuridad que no era falta de luz excepto para los demás, pues solamente podía apreciarse con los ojos del alma. Una alianza de los astros que nos protegían de todo mal. Para nosotros todo resplandecía, o así me lo pareció. Fue verdad, entonces.
Yo nunca había visto a Rosaura tan hermosa, tan radiante. Sin soltarnos de la mano nos alejamos de las pocas farolas que había a ambos lados del camino, evitando así que algún despistado se diera cuenta de que allí había vida y pretendiera adentrarse en un mundo en el que nadie más podía tener cabida. Nos detuvimos de nuevo, nos miramos y comprendimos que debíamos juntar nuestros labios. Nada de roces. Y nos besamos durante toda la vida, hasta que ella tuvo que volver a casa. La vi entrar, la puerta se cerró y yo marché con una extraña y confusa mezcla de sentimientos que resultaba completamente nueva para mí. Rosaura se iba y puede que no volviera a verla. Eso me entristecía. Rosaura y yo nos habíamos besado. Eso me alegraba. No habría más besos con Rosaura. Eso me frustraba. No entendía que el deseo tuviera que morir tan pronto, nada más nacer. Impotencia. Rabia. Luego comprendería que a lo largo de nuestra existencia siempre es así.
Manuel Cerdà: fragmento de mi novela El viaje (2014, nueva edición 2019).
A MI MANERA 
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Hay besos que duran toda la vida. Luego los pies siguen su camino.
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Esto nada tiene que ver con mi experiencia, es pura ficción. Pero sí, hay besos que nunca se olvidan, que no necesariamente son los primeros.
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Maravilloso siempre el primer beso…
Se acabó pronto.
¡¡Tienes novela!! Ya decía yo que eres todo un erudito de la literatura.
Un abrazo Manuel. 🌹
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La verdad, Yvonne, es que de mi primer beso apenas me acuerdo. Esto le sucede al personaje de mi novela “El viaje”, no a mí.
Tengo cuatro novelas (buena parte de las entradas que publico son fragmentos de ellas), pero bastantes más libros publicados. Si tienes curiosidad, me presento como me presentan:
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Cerd%C3%A0
Un abrazo, Yvonne.
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Mil gracias por la información Manuel, haré una incursión a ver cuál me seduce más, aunque todo lo tuyo es muy bueno.
Un abrazo🌹
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… Pero siempre vuelven mientras tenemos la piel fina…Salud y saludos. Me gusta
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Gracias, Iñaki.
Saludos y ¡salud!
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Los primeros besos, los primeros roces se guardan al fondo de la memoria para recordarlos, sin pretenderlo, cuando ya no existe ni rastro de los últimos que se dieron.
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Yo de mi primer beso no creas que me acuerdo mucho. Esto le sucede al personaje de mi novela “El viaje”, pero del despertar del deseo sí conservo muchos recuerdos que nunca se borrarán.
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Fascinante este fragmento Manuel. Invita a leer el resto, así que la misión está cumplida. Cuando logramos hacer eso como escritores, entonces estamos satisfechos.
Un abrazote.
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La verdadera satisfacción se da cuando el libro se vende, a mayor número de ejemplares vendidos mayor satisfacción. Lo demás me la trae al pairo.
Un abrazote, Awilda.
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❤️😊 🌸
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Grazie mille, Luisa.
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🤗
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Manuel me encantó , siempre todo lo que se hace y dice creen que es uno , en cierta forma son experiencias que forman la vida , muchas veces nos haces recordar o reflexionar ya sea con música o escritura , por ello gracias , cuando se es adolescente solo nos guía lo mejor de nosotros , después el tiempo…
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Pues yo no me acuerdo de miprimer beso, de la persona si, pero del hecho no.
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Ni yo, Eulalio, ni yo. Me pasa lo mismo que a ti.
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