La vida sigue igual

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Fotograma de la película de Ingmar Bergman “Fresas salvajes” (1957).

Tras casi un mes ausente –ya necesitaba un descanso–, con un muy limitado acceso a internet y sin apenas informarme de la actualidad, retomo mis habituales actividades y hago un somero repaso de a lo acaecido en este tiempo. Me doy cuenta enseguida de que la vida sigue igual.

Unos mortales atentados terroristas en Londres, San Petersburgo y Estocolmo, objeto de una gran cobertura mediática. Otros aún más sangrientos en Bagdad, Homs, Bangladesh, Lahij (Yemen) y dos más en las ciudades egipcias de Tanta y Alejandría, cuya atención mediática ha sido considerablemente menor.

Bastardos intereses de unos y otros por controlar el Medio Oriente, que tiene las reservas más grandes de petróleo del mundo, hacen imposible el fin de la masacre siria y acrecienta, en consecuencia, la desestabilización internacional.

Más refugiados –que suelen ser las primeras víctimas del terrorismo– siguen buscando asilo en Europa y Estados Unidos al tiempo que los aumentan los obstáculos para acogerlos. En los últimos tres días (escribo esto ayer lunes 17) 8.500 personas han sido rescatadas del Mediterráneo.

Corea del Norte hace gala de su armamento nuclear y EE UU lanza sobre Afganistán la denominada “madre de todas las bombas”. En Venezuela la dictadura es más perversa cada día que pasa, pero en Arabia Saudí todo marcha bien. El negocio es el negocio. Los intereses económicos prevalecen por encima de todo.

El retroceso en materia de derechos y libertades civiles avanza y nos retrotrae a momentos de la historia que creíamos superados. A Cassandra Vera, una estudiante de segundo curso de Historia, la Audiencia Nacional la condena a un año de prisión y siete de inhabilitación por sus tuits sobre ¡Carro Blanco!, tuits como “Kissinger le regaló a Carrero Blanco un trozo de la luna, ETA le pagó el viaje a ella” o “¿Carrero Blanco también regresó al futuro con su coche?”.

Rihanna se estrena como diseñadora de joyas, el diamante rosa Pink Star bate el récord mundial de venta en una subasta para una piedra preciosa al venderse por 71,2 millones de dólares y en el proceso de divorcio entre la ex ‘spice girl’ Mel B y el productor Stephen Belafonte la primera ofrece al segundo 6 millones de euros y una isla a fin de zanjar el asunto.

La vida, pues, sigue igual. Excepto para quienes, en este lapso, la perdieron. Las víctimas de los atentados a quienes nos referíamos antes, por ejemplo, o, y sobre todo, los 30.000 que mueren de hambre cada día por hambre, es decir, por causas evitables, entre ellos los más de cien niños que fallecen cada veinticuatro horas por desnutrición aguda severa en países como Yemen y Somalia.

Definitivamente: nada ha cambiado. La vida sigue igual.

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