
El busque ‘Sar Mastelero’ busca a los desaparecidos al levante de la isla de Alborán. / Salvamento Marítimo, vía ‘El País’.
Anoche, de madrugada, me enteré a través de un telediario, de que había sido localizada una patera, parcialmente hundida y partida, cuya búsqueda se había iniciado 48 horas antes en el mar de Alborán. En ella viajaban 52 varones de origen subsahariano, de los que solo han sobrevivido tres: un chico de 17 años y dos de 25, que fueron trasladados al hospital de Almería con síntomas de deshidratación e hipotermia.
Esta mañana me he puesto a buscar la noticia en la prensa diaria, en los periódicos españoles más leídos y, por tanto, de mayor difusión, en sus ediciones digitales. Por un momento llegué a pensar que, al estar medio somnoliento, no había escuchado bien lo que decían en el noticiario, o incluso que lo había soñado. Y es que cuesta encontrar la noticia, pues en sus portadas figura relegada a un lugar secundario de la información. En El País aparece casi al final, antes de la sección de deportes, como una noticia menor. Público le otorga mayor relevancia, pero tampoco es una noticia destacada. En El Mundo ni está, o no la encuentro. En ABC tampoco, ni en La Vanguardia, en El Periódico, eldiario.es o El Confidencial. Y ya dejo de rastrear. Sucede que la noticia se conoció ayer por la tarde –la consulta la realizo hoy día 5 a las 11:30– y, sí, todos los medios citados, y muchos otros más, la publicaron, pero ya han pasado muchas horas, hay nuevos temas de los que ocuparse y otros ya conocidos que, no obstante, siguen dando más juego. Vamos, que ya no es noticia.
Claro que, bien mirado, ¿por qué tendría que continuar siéndolo, como ocurre con los muertos por atentado terrorista o por accidente en Occidente? No son de “los nuestros”, son “los otros”. Los medios se hacen eco fundamentalmente de dos tipos de noticias: las que les interesan a ellos –a quienes financian el medio, obviamente– para influir en eso que se llama “opinión pública”, algo que no sé muy bien en qué consiste, y las que prometen incrementar el número de lectores (u oyentes, o televidentes, según). Esta, desgraciadamente, no entra en ninguno de los dos grupos, pues en el fondo los migrantes –como los refugiados– nos importan un bledo e incluso que tememos una posible competencia material (alojamiento, empleo, etc.) y cultural (el peligro de ser “desbordados” por los extranjeros). Y solo han sido 49 muertos. Según la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha), 6.000 personas “han fallecido en el Estrecho de Gibraltar desde 1997 intentando alcanzar una vida digna en España. Pues unos pocos más.
Me quedo con estas palabras sobre el hecho que leo en Kaos en la red dentro de la noticia titulada “[Genocidio migratorio] Mueren 49 personas al hundirse una patera en el mar de Alborán”: “Prácticamente ya no son ni noticia: esta vez han sido, según fuentes de la propia Guardia Civil, 49 como mínimo las víctimas del horrible crimen de querer huir a la desesperada de la miseria, de la guerra o de cualquier sanguinaria dictadura, es decir, de la barbarie a que la democrática y civilizada Europa somete a los pueblos africanos. Eso sí: los gobiernos y los domesticados medios de comunicación masivos volverán a decirnos machaconamente, por enésima vez, que se trata de una desgracia inevitable o, en todo caso, de las consecuencias de la acción de unas malvadas y desalmadas mafias que engañan a pobres e ingenuos inocentes”.
Y nosotros seguiremos como si nada, porque eso son para nosotros: nada. Por eso los gobiernos y los medios actúan como actúan, porque esas políticas y ese tratamiento informativo apenas tienen contestación.
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