
Hombre mayor en Las Ramblas. De “Invisible Barcelona” (AM: AMS PHOTOBLOGG).
Si hubiera, si pudiera, si no fuera… Siempre en condicional, la maldita condición, ajustada cada vez más a la sexta acepción que la RAE da a la palabra: “Calidad del nacimiento o estado que se reconocía [¿reconoce?] en los hombres; como el de noble, el de plebeyo, el de libre, el de siervo, etc.”.
Fue, ocurrió, sucedió, incluso es más que probable… Hubiera, pudiera, debiera… Debería, no debería… Si hubiera sucedido de otro modo, si las cosas no hubieran sido así, si las circunstancias hubiesen sido otras…
Cansinas y odiosas palabras con las que nada puede construirse, carentes de toda autenticidad. Sí, pero no. Empezamos a pensar si hubiera hecho…, si no hubiera hecho…, si hubiera dicho…, si no hubiera dicho…
Con ello nos reconfortamos. Pero no se trata de si, pues es sí.
Ya lo dijo Séneca: “La mayor parte de los mortales (…) se queja de la malignidad de la Naturaleza, por habernos engendrado para un tiempo tan breve y porque este espacio de tiempo que se nos dio se escurre tan velozmente, tan rápidamente, de tal manera, que con excepción de muy pocos, a los restantes los destituye de la vida justo cuando para vivir se están preparando”. (Séneca: De la brevedad de la vida).
TODO POR LA NEOLENGUA
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