
Fresco del piso superior del Convento de San Marcos en Florencia (1432-1450).
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces se sentará en su trono de gloria. Y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. (…) dirá a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. (…) De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Esta larga cita corresponde al Evangelio según san Mateo (capítulo 25, versículos 31 al 46) y vienen a cuento a raíz de las palabras del cardenal y arzobispo de la archidiócesis de Valencia, Antonio Cañizares, pronunciadas en el desayuno informativo de Fórum Europa Tribuna Mediterránea, en Valencia ciudad. Entre otras lindezas –barbaridades más bien– dijo lo siguiente:
“¿Qué nos está pasando en Europa? ¿Esta invasión de emigrantes y de refugiados es todo trigo limpio?, ¿Dónde quedará Europa dentro de unos años?”
“¿Cómo quedará Europa dentro de unos años, con la que viene ahora? No se puede jugar con la historia ni con la identidad de los pueblos”
No le pareció suficiente e instigó a averiguar “quién está detrás de todo esto” puesto que, según él, de los migrantes “perseguidos muy pocos lo son”.
Y prosiguió: “Seamos lúcidos y no dejemos pasar todo porque hoy puede ser algo que queda muy bien, pero que realmente es el caballo de Troya dentro de las sociedades europeas y en concreto la española”, una sociedad que, asegura, se ha recuperado económicamente gracias a los recortes: “Yo no veo a la gente en la calle más que antes y no veo a más gente viviendo debajo de un puente”.
Que un ateo tenga que recordarle a todo un cardenal los principios de su religión. ¡Tiene cojones la cosa! En fin, usted mismo, señor cardenal: disfrute ahora que lo que le espera tras su muerte va a ser de aúpa.