Murió Fidel Castro

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Discurso de Fidel Castro en la ONU (1960) / Cubadebate.

Fidel Castro nació el 13 de agosto de 1926 en la ciudad de Mayarí (zona sudoriental de la isla de Cuba) en el seno de una familia acomodada (su padre era un emigrante gallego). Estudió en un colegio de jesuitas y en la Universidad de La Habana. Fue presidente de la Federación de Estudiantes y se doctoró en leyes en 1950. Tres años después, el 26 de julio de 1953, al frente de 165 jóvenes, intentó derrocar el régimen de Fulgencio Batista con el asalto al cuartel de Moncada, en Santiago. La operación fracasó y fue condenado a 15 años de prisión. Fue amnistiado, con los otros encarcelados, en 1955 y se exilió a México, donde fundó el Movimiento 26 de Julio.

En México conoció al Che Guevara y, asesorado por Alberto Bayo, preparó la invasión de Cuba. Con 82 hombres desembarcó en el yate Granma en la playa de las Coloradas, en la costa oriental de la isla. Era el 2 de diciembre de 1956 y la acción supuso el inicio de dos años de lucha guerrillera en la Sierra Maestra que terminaron con la derrota del Ejército de Batista y la huida del dictador en la madrugada del 1 de enero de 1959.

El 15 de febrero de ese año fue nombrado Primer Ministro por el presidente Urrutia. Castro partía de un proyecto que podríamos calificar de reformista, con medidas como la expropiación –previa indemnización– de las explotaciones agrarias mayores de 460 hectáreas y su redistribución en lotes individuales a los campesinos, o la participación de los obreros en los beneficios de las fábricas. Sin embargo, inmediatamente chocó con los intereses de las grandes compañías azucareras norteamericanas. Fue entonces cuando se llevó a cabo una radical reforma agraria (17 de mayo de 1959) por la que se expropiaron, sin indemnización, numerosos latifundios azucareros, la mayoría de ellos de capital norteamericano. Ello supuso el inicio del enfrentamiento con Estados Unidos, que se agravó cuando en marzo de 1960 decretó las primeras nacionalizaciones de refinerías de petróleo estadounidenses. El Congreso de Estados Unidos autorizó poco después al presidente Eisenhower a que estableciera y mantuviera un embargo total sobre todo el comercio entre EE UU y la isla, y en enero de 1961 el país norteamericano rompía las relaciones diplomáticas con Cuba.

Paralelamente, se nacionalizaron los colegios religiosos, se inició una campaña contra el analfabetismo y la educación y la salud pasaron a ser universales y gratuitas.

El 14 de abril de 1961 Castro dirigió las operaciones que frustraron el desembarco de elementos contrarrevolucionarios, asesorados por EE UU, en la bahía de Cochinos, una operación que tuvo como principal consecuencia el acercamiento del régimen cubano a la Unión Soviética. Pocos días después Cuba era declarada República Democrática Socialista. Las Organizaciones Revolucionarias se trasformaron en el Partido Unido de la Revolución Socialista (1962) y, finalmente, en Partido Comunista Cubano (1 de octubre de 1965). Castro, que ya lo era de las Organizaciones Revolucionarias, continuó en el cargo de secretario de general.

Las numerosas dificultades económicas derivadas del bloqueo económico reforzaron las relaciones económicas y políticas con la Unión Soviética y marcaron el nuevo rumbo de la Revolución. Con la entrada en vigor de la primera constitución socialista de Cuba (1976), Castro asumió cargos de jefe de Estado, presidente del Consejo de Estado y presidente del Consejo de Ministros. Al desintegrarse la Unión Soviética en 1991 el régimen perdió el soporte económico que hasta entonces le brindaba aquella, acentuándose así el aislamiento internacional.

Castro reaccionó a la intensificación del embargo norteamericano con el endurecimiento de la represión sobre la disidencia y, en el terreno económico, en 1993 legalizó la libre circulación del dólar e introdujo algunos elementos del sistema de mercado para afrontar la grave penuria en que estaba sumido el país.

Gravemente enfermo, en julio de 2006 fue hospitalizado para ser sometido a una intervención quirúrgica y delegó los poderes en el su hermano Raúl Castro. En febrero de 2008 anunció públicamente la dimisión de la presidencia y en abril de 2011 renunció definitivamente a dirigir el Partido Comunista, dimisiones que justificó per la su precaria salud. Ambos cargos fueron asumidos por Raúl. Este ha sido quien ha comunicado en una alocución en la televisión estatal su fallecimiento, acaecido ayer, 25 de noviembre del 2016, a las 10:29 horas de la noche. Tenía 90 años.

Para unos Fidel fue el dictador que sumió a su pueblo en una despótica tiranía. Para otros el azote del imperialismo y el sinónimo de la Revolución, de la dignidad y de la lucha de los desposeídos.

Cuba nunca fue el paraíso de la clase obrera, pero tampoco el infierno. Mas es innegable que, no obstante el bloqueo económico y la dependencia del bloque Oriental, Cuba es el país de Latinoamérica donde menos diferencias sociales existen y donde hay mayores índices de asistencia hospitalaria y menos subalimentación y analfabetismo.

Fidel Castro ocupará un lugar privilegiado en la historia del siglo XX (y parte del XXI). ¿Cómo qué? Dependerá del posicionamiento ideológico de cada uno. La historia nunca podrá ser objetiva. Sí ha de serlo el historiador. Este sigue un método, y en la correcta aplicación de este es donde radica la objetividad. Por ello me gustaría acabar este artículo con algunas consideraciones sobre Cuba con la única finalidad de que reflexionemos sobre el hecho de que son muchos los matices que hay entre el blanco y el negro.

Sobre la dictadura de Fidel Castro. Se ha acusado al régimen cubano de ser una dictadura personal. Si así hubiese sido, una vez que Fidel Castro dejó de ser presidente se debería haber terminado la dictadura, como ocurrió en España a la muerte de Franco. Sin embargo, nada de eso pasó. Es más, la contestación al régimen en el interior del país dista mucho de ser la que la oposición de Miami y los Estados Unidos desearían. Y no será por falta de medios. También está aquí en España el rey como jefe de Estado permanente, y además con derecho a sucesión. Pero claro, somos una democracia.Sobre la disidencia. Se confunde intencionadamente la disidencia cubana con la emigración, haciendo ver que todo aquel que sale de la isla lo hace por la opresión y miseria a que lo somete el régimen cubano. Del embargo y la política hostil y genocida del gobierno de Estados Unidos no se dice apenas nada. Lo que para otros países se llama emigración –desplazamiento a otro lugar generalmente en busca de mejores condiciones laborales– a la hora de hablar de Cuba se convierte en disidencia.

Sobre la inmovilidad del régimen. Una cosa es que el régimen cubano no haya evolucionado tal como desearían las democracias occidentales y otra que este sufra un anquilosamiento del que nunca vaya a salir. El régimen se ha abierto a la apertura a las inversiones extranjeras, ha asumido la desregulación parcial del comercio exterior, la despenalización de la posesión de divisas extranjeras, la revitalización del turismo, y emprendido otras reformas. Aún más importante, los gobernantes han diversificado las relaciones comerciales del país y han firmado acuerdos con otros Estados. ¿El resultado? El crecimiento medio anual del PIB cubano ha sido aproximadamente del 5%, uno de los mayores de Latinoamérica.

Sobre los derechos humanos. Acostumbrados estamos de oír que en Cuba no se respetan los derechos humanos, pero lo cierto es que ninguna organización seria ha acusado jamás a Cuba –donde, en la práctica, existe una moratoria sobre la pena de muerte desde 2001– de llevar a cabo desapariciones, ejecuciones extrajudiciales ni torturas físicas a los detenidos. No se puede decir lo mismo de Estados Unidos. No existe un solo caso de estos tres tipos de crímenes en Cuba. “Ya que hablamos de terribles violaciones de los derechos humanos, ¿por qué no empezamos por la protección que da todavía hoy Estados Unidos en Miami a dos terroristas confesos, los exiliados cubanos Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, acusados de hacer estallar un avión civil cubano el 6 de octubre de 1976 y matar a 73 personas? Un acto que aún no ha denunciado toda la gente de Miami que sigue alimentando viejos resentimientos contra Cuba y que no ha protestado contra las 3.000 víctimas cubanas asesinadas por actos terroristas financiados y dirigidos desde Estados Unidos. ¿Será que hay un doble rasero, un rechazo al mal terrorismo (Al Qaeda) y una aceptación del bueno (anticubano)? (Ignacio Ramonet: “Ver la verdad”, Foreign Policy, 2006).

¿En Cuba no se respetan los derechos humanos? ¿Y aquí sí? Los derechos básicos de las personas son el derecho al trabajo, a la vivienda, a la integración social, a la alimentación, a la no exclusión, a la vida digna, a la educación. En Cuba  todos los ciudadanos tienen derecho y acceso gratis a todos los médicos, hospitales y clínicas. La educación es para todos, y obligatoria. No hay universidades privadas y todos sus ciudadanos tienen acceso gratis a todos los centros educacionales del país. No hay analfabetismo. En el 2006 alcanzó la tasa de mortalidad infantil más baja de su historia con 5,3 por cada mil nacidos vivos. La medicina cubana es de las mejores del mundo –hay muchos estadounidenses que estudian medicina en Cuba (véase el documental de Oliver Stone Comandante)– y Cuba envía miles de médicos, enfermeros y maestros a varios países, particularmente del tercer mundo, en una inusual muestra de solidaridad en los tiempos que corren. Así, hay unos 30.000 médicos cubanos que trabajan de forma gratuita en más de treinta países, más o menos como si Estados Unidos enviara 900.000 médicos a los países pobres.

Finalmente, mira por dónde, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU retiró a Cuba de su lista negra en 2007 pese a la oposición de Washington y los votos negados en bloque por Europa.

Sobre la pobreza. Cuba es un país pobre, se nos dice. Desde luego rico no es, pero una vez más no se relaciona esto con el embargo. Aun así, ha logrado aumentar la esperanza de vida y reducir la mortalidad infantil. Decía un columnista de The New York Times que “si Estados Unidos tuviera un índice de mortalidad infantil tan bajo como el de Cuba, salvaría a 2.212 bebés más al año”.

Sobre la democracia. En Cuba no hay democracia, dicen. Puntualicemos: no hay democracia parlamentaria. Además, en base a qué argumento se afirma que la democracia parlamentaria es el régimen más perfecto de todos. ¿Perfecto para quién? ¿Para las grandes multinacionales, los especuladores y los organismos financieros internacionales? ¿Por qué es necesaria la existencia de partidos políticos? ¿Es que sin ellos las ideas y los proyectos no existen? ¿Son monopolio exclusivo de aquellos? ¿A quiénes representan en realidad los partidos políticos, quién los financia y cómo?

En Cuba también hay elecciones. Los candidatos, militen o no en el Partido Comunista, son elegidos por el pueblo mediante sufragio directo por todos los ciudadanos mayores de 16 años. El recuento de los votos es público y puede presenciarlo quien quiera, publicándose los resultados con inmediatez. Contrariamente a lo que ocurre en las democracias liberales, en las que la propaganda electoral despilfarra millones de euros o dólares y se asemeja más a una campaña de marketing para la venta de un producto que a una exposición de ideas y proyectos, en Cuba  no existen campañas por ningún candidato, solamente se coloca la biografía y una foto de cada nominado en lugares visibles y los electores votan por quien considere con más méritos y condiciones para representarlo.

¿Que a la hora de la verdad la Asamblea Nacional, así como las locales y provinciales, están supeditados a las decisiones del poder político? ¿Que una cosa es la teoría y otra la práctica? Por supuesto. Pero no es menos cierto que entre nosotros se da esa misma subordinación respecto al poder económico.