The Devil, Nicholas Cort ©
No creo en dioses ni diablos, ni que exista el más allá ni otra vida después de esta. Aunque viendo la deplorable situación actual en todos los órdenes de la vida, empiezo a replantearme esta incredulidad y a tener dudas sobre la existencia del diablo. Hay quienes dicen que todos tenemos un diablo dentro. Y, sí, al parecer es cierto. Los diablos se han apoderado de nuestros espíritus y voluntades de manera tan sutil, tan hábil, que ni nos hemos dado cuenta. El diablo es un ser sumamente inteligente. Lo ha mostrado con creces. También que conforme pasa el tiempo lo es cada vez más. De ahí el refrán “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.
“Más sabe el diablo por viejo que por diablo” es en este caso una irrebatible verdad. Al menos como nos lo dibuja el escritor Irlandés Clive Staples Lewis (1898-1963) en su novela epistolar Cartas del diablo a su sobrino (1942), que originalmente publicó por partes en el periódico Manchester Guardian (hoy The Guardian) con el nombre de The Screwtape letters (Las cartas deEscrutopo). Estas –un total de treinta y una– las escribe el maligno e insaciable Escrutopo, un anciano diablo, a su sobrino Orugario, un demonio principiante. Escrutopo reprocha al joven, que también es su discípulo, los errores que ha cometido durante su aprendizaje como malvado diablo (o buen diablo, según se mire).
Ya en la primera deja bien claro cómo hacer el mal de manera eficiente, lo que pasa por que los diablos mayores se adueñen del espíritu de las personas y, en consecuencia, de sus almas y voluntades. Así se lo decía Escrutopo a su sobrino:
“[Debes] orientar las lecturas de tu paciente [para] que vea muy a menudo a su amigo materialista. […] Si hubiese vivido hace unos siglos es posible que sí: en aquella época los hombres todavía sabían bastante bien cuándo estaba probada una cosa y cuándo no lo estaba; y una vez demostrada, la creían de verdad; todavía unían el pensamiento a la acción, y estaban dispuestos a cambiar su modo de vida como consecuencia de una cadena de razonamiento. Pero ahora, con las revistas semanales y otras armas semejantes, hemos cambiado mucho todo eso. […] Ahora [el hombre] no piensa, ante todo, si las doctrinas son ‘ciertas’ o ‘falsas’, sino ‘académicas’ o ‘prácticas’, ‘superadas’ o ‘actuales’, ‘convencionales’ o ‘implacables’. La jerga, no la argumentación, es tu mejor aliado”.
¿Ven cómo es cierto que el diablo sabe más por viejo que por diablo?, ¿cómo es más listo que el hambre? Ya en 1942, por boca de Lewis, se expresaba en estos términos. Visto lo visto, razón no lo faltaba. ¿Qué cojones de atrevimiento es ese de querer ir por libre? ¿No sabes que, como escribió Thoreau, “con el pretexto del orden y el gobierno civil se nos hace honrar y alabar nuestra propia vileza”? Escrutopo tiene las cosas muy claras y aconseja a su sobrino que nunca olvide que “la gratitud mira al pasado y el amor al presente; el miedo, la avaricia, la lujuria y la ambición miran hacia delante”.
Orugario se pone mano a la obra, más como quiera que no avanza, que no lo hace bien, en la carta XIII Escrutopo le explica los errores que comete:
“En primer lugar, según tú mismo dices, permitiste que tu paciente leyera un libro del que realmente disfrutaba, no para que hiciese comentarios ingeniosos a costa de él ante sus nuevos amigos, sino porque disfrutaba de ese libro. […] el hombre que verdadera y desinteresadamente disfruta de algo por ello mismo y sin importarle un comino lo que digan los demás está protegido, por eso mismo, contra algunos de nuestros métodos de ataque más sutiles. Debes tratar de hacer siempre que el paciente abandone la gente, la comida o los libros que le gustan de verdad y que los sustituya por la ‘mejor’ gente, la comida ‘adecuada’ o los libros ‘importantes’”.
¿Qué decirle ya a Escrutopo? Chapeau! Lúcido análisis. Bravo, señor diablo. La mediocridad, garantizada por los mecanismos del poder, disfraza la mentira y convierte en abstracciones los valores. Nada es lo que es, sino que lo que aparenta. ¿Qué comemos, qué leemos, si no es aquello que los ‘críticos’ y los ‘expertos’ nos recomiendan? ¿Y qué nos recomiendan? Lo que le interesa al diablo, que de finanzas sabe también un rato largo.
Queremos salir de la oscuridad para ver la luz, decimos, pero no estamos dispuestos a arrebatar de una vez por todas el interruptor que da o quita la luz a quienes lo poseen desde tiempos remotos, nos conformamos con que nos iluminen alguna que otra vez, las precisas para poder ver entre las tinieblas, y así vivimos, en ellas. Con y para el diablo.
A estos amigos demonios Orugario (que avanzaba a pasos de oruga) y Escrutopo (que escrutaba su mente como un topo) debiera contratarles cualquiera de las multinacionales que nos dicen, a través de la publicidad, lo que tenemos que comprar para ser felices, olvidándose de «las pequeñas cosas» como cantaba Serrat.
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Me da que ya están trabajando en ellas. De lo contrario, se me hace muy difícil explicarme cómo hemos llegado al nivel de imbecilidad en que nos hallamos y que, por si fuera poco, aceptamos.
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Que buenas esas cartas !
Yo creo, y es solo como yo veo las cosas sin que tenga que ser la verdad, que todo está aquí en la tierra: cielo, infierno y sobretodo diablos, muchísimos. No es que son diablos metidos dentro de la gente, son diablos en toda la extensión.
Pienso que se debe educar a los jóvenes, a la más temprana edad posible, para el pensamiento crítico, para cuestionar todo, para tener seguridad en si mismos, para que no tengan esa necesidad tan urgente de pertenecer a una tribu y así conseguir ser valorados.
El mundo mercantil por supuesto se aprovecha de esa debilidad para captar su rebaño. (El de la política, que también es mercantil, ni se diga)
A los profesores y padres debería exigírseles, que no se crean los dueños de la verdad y mucho menos plantar la idea de las verdades absolutas.
Que a todo joven, cuando se le presenten verdades absolutas y verdaderas, se le enciendan todas las alarmas.
No creo que arrebatando interruptores de una sola vez se consiga la solución.
La sociedad si debe exigir una mejor educación en ese sentido, una educación para la libertad de pensamiento, para el disfrute y la aceptación del otro, sin importar si es diferente, pero sobretodo para la aceptación de si mismo.
Aceptarse a sí mismo sin complejos, sin comparaciones, sin competencias absurdas que no llevan a ninguna parte.
Gracias Manuel, por tan interesante y bonita lectura. Me encantó lo de » la gratitud mira al pasado….la ambición y la lujuria al futuro »
Cariñosos saludos.
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El diablo tiene más razón que un santo. El santo es tonto, el diablo listo, un excelente estratega.
Cariñosos saludos, Violeta,
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Muy cierto lo que dices.
Saludos!
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Pingback: Más sabe el diablo por viejo que por diablo – A MI MANERA – El Noticiero de Alvarez Galloso
Esplendida exposición, amigo Manuel… Toca vaciarnos y escoger bien lo que proteger y llevar con nosotros. ¡Derrotemos a la manipulación!.
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Me temo, amigo mío, que nos han ganado ya la partida. Por eso hay tantos “Hijos de…”, como dices en tu magnífico poema.
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Me gusta tu exposición , invita a la reflexión y yo que no creo en la existencia de cielos e infiernos como no sea los que encontramos en este transcurrir que llamamos vida , aquí es donde están todos los demonios para manipular a los que se dejan y desde luego el disfraz de l diablo suele parecer encantador , ese es su poder de seducción , más si creo que existen seres que hacen cosas solo por el placer y gusto de sí mismos importándoles un comino lo que los demás opinen
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Lo crees tú, yo, Lewis y, por supuesto, Escrutopo. Por eso le dice a su sobrino: “[…] el hombre que verdadera y desinteresadamente disfruta de algo por ello mismo y sin importarle un comino lo que digan los demás está protegido, por eso mismo, contra algunos de nuestros métodos de ataque más sutiles. Debes tratar de hacer siempre que el paciente abandone la gente, la comida o los libros que le gustan de verdad y que los sustituya por la ‘mejor’ gente, la comida ‘adecuada’ o los libros ‘importantes’”.
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Qué interesante, desde luego tiene mucha razón…y da mucho que pensar
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Muy bueno. A lo de ir por libre… Cuidadin. Me gusta. Salud y saludos.
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Si vas por libre, acabas en un hoyo. Es, más o menos, lo que le sucede al protagonista de mi novela.
Salud y saludos.
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