Reproduzco el Manifiesto fundacional de la Asociación Internacional de Lesbianos (AIL) que publiqué el 17 de Gidouille del año 145 de la Era ‘Patafísica, Dia de Santa Hembra, ‘especialista’ (en el calendario vulgar 1 de julio de 2018), día en que se fundó la asociación, tres horas después de su inicio.
Tuvo esta lugar en la Terrasse del Lesbiano Mayor, donde tiene su sede. Hasta la fecha, sus únicos miembros somos los que la fundamos: Yo (Lesbiano Mayor), Mi (Lesbiano Pendolista), Me (Lesbiano de Soluciones Imaginarias) y Conmigo (Lesbiano Incivil). La AIL sigue estando abierta a todos los individuos (e individuas) discordantes y disconformes con la argamasa social que mantiene mansas y unidas a las personas en un estado de idiocia colectiva. Hacemos, por tanto, un llamamiento a quienes sientan afinidad con nuestros principios para que se sumen a la AIL. No hay cuota. Puedes elegir nombre y, si mandas tu foto, te remitiremos el carnet de miembro.
Qué significa ser lesbiano
Los lesbianos somos hombres, si por hombre se entiende aquel que tiene pene y testículos, o polla y cojones. Sin embargo, nuestra personalidad y carácter, nuestra manera de sentir y, en consecuencia, de comportarnos, son más propias de lo que habitualmente se considera que configura ‘lo femenino’. Entendemos que no es el género el que nos separa, sino la desigual participación en la distribución de bienes, y nos sentimos tan castrados por la sociedad patriarcal como las propias mujeres.
Los lesbianos aspiramos a una sociedad formada por seres iguales, libres y responsables, y nos oponemos a la tendencia en boga que predica la igualdad de los géneros tomando como base los valores por los que el varón se ha regido siempre en sociedad. Rechazamos, así, una supuesta igualdad que no busca la transformación social, sino la participación de la mujer en los privilegios, el poder y los estamentos jerárquicos considerados exclusivamente masculinos.
Negamos rotundamente que personas como las que están al frente de organizaciones financieras internacionales, bancos, ejecutivos estatales o autonómicos sean consideradas más mujeres que nosotros. No es verdad que estas, y muchas otras, carezcan de pene y testículos, o polla y cojones. La diferencia es que, en vez de tenerlos entre las piernas, como los varones, los tienen incrustados en el cerebro.
Qué es la AIL y quién puede formar parte de ella
Por todo lo expuesto hasta ahora, los que nos declaramos lesbianos reclamamos el reconocimiento de nuestra identidad y nos agrupamos en la Asociación Internacional de Lesbianos (AIL), organización desordenadamente organizada por una sociedad eudaimónica en la que el individuo (o individua) sea un ser social y no un ser colectivo, mito actual de nuestra sociedad, capaz de desarrollar procesos conscientes sobre su propia existencia.
La AIL está abierta a todo aquel, toda aquella –o ‘todo aquella’ y ‘toda aquel’– que se sienta identificado, o identificada, con los razonamientos de este manifiesto, sean hombres, es decir, varones, machos, caballeros, señores, individuos (sinónimos que figuran en los diccionarios), o mujeres, es decir, hembras, féminas, damas, señoras, señoritas, doncellas, muchachas, mozas, chicas (sinónimos que figuran en los diccionarios), sean heterosexuales, homosexuales, bisexuales, asexuales o practicantes de cualquier parafilia que no comporte la explotación, e independientemente del tamaño de cada uno, es decir, sean grandes o pequeños (vulgarmente llamados niños).
Declaración de principios de la AIL
1. Nos oponemos a todo tipo de explotación (sexual, laboral, moral, intelectual…), venga de donde venga y la ejerza quien la ejerza. Y, puesto que nos oponemos, la combatimos con todos los medios lícitos a nuestro alcance, pasándonos por el forro el principio de legalidad. Cada individuo es una excepción y ha de vivir bajo su propia ley. No hay verdades absolutas. En esta sociedad, la única verdad es la ausencia de verdad.
2. La AIT hace suyas las palabras del Nuevo Manifiesto Futurista que redactó Enrico Baj: ‘Estamos a favor del feminismo, a favor de la mujer portadora de vida y no de destrucción. Rechazamos, pues, la imagen de una paridad sexual que no existe y la machización en la jefatura de la industria, en la competencia y en la violencia’.
3. Abominamos de los serviles colaboracionistas de todo poder instituido que se prostituyen física e intelectualmente, incluso de aquellos que no son conscientes de que se están prostituyendo al haber pasado ya por la máquina de descerebrar del padre Ubú.
4. Reprobamos el proceder de madres y padres engendradores de niños y niñas a los que, sin su consentimiento, obligan a pasar más horas que ellos en centros de domesticación social para que puedan ‘realizarse’ en el trabajo lamiendo los culos de sus amos, al tiempo que otros congéneres limpian los de sus hijos mientras.
5. Reivindicamos, en consecuencia, que niños y niñas dejen de estar considerados como seres humanos de pequeño tamaño que carecen de cualquier derecho Queremos lesbianitos y no corderitos.
6. Aborrecemos a los parásitos sociales, a la gente que no produce nada y vive de lo que otros producen, despilfarrando lo han ganado a costa de los demás; a los determinadores de todo tipo, sus normas y sus leyes; a quienes les mantienen en sus torres de marfil y, aún más, a quienes no solo condenan estos comportamientos, sino que incluso admiran a sus protagonistas y ansían ser como ellos.
7. Reivindicamos el derecho a la pereza y reiteramos las siguientes palabras de Lafargue: “Un ciudadano que entrega su trabajo por dinero se degrada a la categoría de los esclavos, comete un crimen, que merece años de prisión”. Hay que luchar por el placer, no por el trabajo, por los Derechos de la Pereza, “mil veces más nobles y más sagrados”.
8. Despreciamos la competitividad, el militarismo, el patriotismo, el nacionalismo y el patridiotismo, el egocentrismo, la eterna velocidad con que vivimos en aras a un progreso inexistente, las masas y las grandes multitudes, la inercia mental y el servilismo, la cacactualidad y sus manipulados y manipuladores propagadores y propagandistas, las pompas institucionales y sus espectáculos, la burocracia y todo principio de autoridad.
9. Amamos el juego, la creatividad, la imaginación, la quietud pensativa, el sueño, la pereza y el dolce far niente, la fantasía, la contemplación, la locura liberadora, la vida vivida y buscada, la resistencia del ser humano contra los abusos y la arrogancia del poder en su vida cotidiana, la restitución de lo robado legalmente, que no legítimamente, en bienes y tiempo.
Ser lesbiano es una forma de ver y vivir la vida que se sirve de la transgresión, la provocación, la agitación y toda acción que perturbe la normalidad de la vacua vida cotidiana.
Nota: La imagen de nuestro logo es una dactilopintura de Carla Insa titulada Mi visión de Monet, realizada en 2014, cuando tenía cuatro años.
Hace tiempo que vengo sosteniendo que muchas mujeres se equivocan porque quieren ser como los hombres, y como bien dices, llevan sus genitales en el cerebro en lugar de la entrepierna.
Si se fijaran un poco y vieran el mundo que hemos hecho los hombres se darían cuenta de la gilipollez que pretenden. Porque incluso en el caso de conseguirlo, sería peor, pues el hombre está mejor dotado para hacerlo así de mal, y una imitación del mal siempre sería peor que este. Preferible el original a la copia.
En otro orden de cosas, lo que tenemos que conseguir es que un hecho tan maravilloso como el engendrar vida no suponga un castigo para quien lo hace y sea considerado como lo que es, un milagro, un premio de los dioses.
¿Que leches hemos hecho para que la mujer anteponga una carrera profesional a poder tener hijos?. ¿Por qué somos tan imbéciles de no darnos cuenta de que hemos hecho de la maternidad un castigo?. De que ser mujer y pensar como mujer también es un castigo.
En fin, que aunque según dicen la especie humana se separó de sus antepasados los otros primates hace varios millones de años, parece que les dejamos el cerebro en custodia a los trilobites mucho antes, excepto unas cuantas hembras que se lo que quedaron como soporte testicular.
Saludos
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Solo puedo decir que estoy completamente de acuerdo con cuanto dices.
El género no puede ser una categoría de análisis del pasado ni del presente. Cuando se habla de feminismo cabe preguntarse: ¿qué feminismo?, ¿qué logros?, ¿en beneficio de quién? Dejando de lado determinadas tesis del feminismo marxista o del anarcofeminismo, cada vez más alejadas del pensamiento y la acción del movimiento feminista, la llamada “revolución de la mujer” ni de lejos ha alcanzado a ese 50%, o más, que constituye la población femenina, siendo el número de mujeres asalariadas en la actualidad mayor que nunca en la historia. Pero este crecimiento explosivo de la fuerza de trabajo femenina no se ha visto acompañado de una verdadera emancipación socioeconómica de la mujer. En cambio, ha aumentado, y aumenta día a día, el número de mujeres en puestos de responsabilidad, de mando y de decisión, es decir, el número de mujeres que se han incorporado a los centros de poder, hasta hace poco reservados casi exclusivamente a los hombres, las cuales han pasado a hacer suyos determinados valores –como la competitividad o la defensa del libre mercado– considerados por el feminismo, en sus inicios, como masculinos y que, lejos de cuestionar el sistema, lo reafirman. Y la verdad: que quién me explote sea un hombre o una mujer es secundario, lo que me importa es que no me exploten.
Creo que este texto de Meillassoux te puede interesar.
Saludos y ¡Salud!
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Medio mundo se le echó encima al líder de Podemos cuando dijo aquello de que feminizar la política no consistía en poner mujeres en los altos cargos, sino en dotar a la misma del carácter femenino necesario. Más o menos, quiero recordar. Le está bien empleado por querer hacer un titular de un asunto que necesita cuando menos un editorial. Pero llevaba más razón que un santo, y me cuesta dársela, y no por sus ideas, simplemente por el hecho de ser político.
Y totalmente de acuerdo con el papel de la mujer en el capitalismo, el hombre jamás hubiera podido desarrollar su trabajo sin la aportación de la mujer. Si algún colectivo feminista y los políticos oportunistas y pancarteros en vez de tanto grito hubieran propuesto que en los matrimonios donde trabajaba en exclusiva el hombre, la paga y las cotizaciones se hubiesen dividido a partes iguales entre ambos cónyuges, otro gallo nos habría cantado a todos. ¿No se denomina acaso sociedad de gananciales, pues bien, que lo sea hasta las últimas consecuencias.
La mujer hubiera dejado de tener esa dependencia absoluta del varón, su voz se hubiera escuchado más, y a estas alturas algo más habríamos avanzado.
Por cierto, daría para otro rato muy largo el papel de la mujer en la dependencia y en la tercera edad en general.
Salud también, que de lo demás ya se puede proveer uno con mayor o menor fortuna.
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Pues una vez más suscribo tus palabras, Caito.
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El comentario de alguien llamado Caito , me parece un manifiesto totalmente Machista y destructivo , las mujeres no es que llevemos genitales masculinos en la cabeza ,la Mujer en toda la extensión de la palabra ha luchado a través de Siglos por ocupar el lugar que le corresponde , está usted equivocado al pensar que aborrece tener hijos , si así fuese usted Caito no existiría , la Mujer lucha por trabajos pagados con equidad y por su valor ,independientemente de su sexo , luchó durante Siglos por
Una educación que merecía , así Sr Macho Alfab , me horroriza su pensamiento
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Amenp
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Amén, perdón.
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Permítame decirle que considero que extrae Vd. conclusiones de mis palabras que están más traídas por los pelos que los refranes de Sancho Panza.
Lanzando sin más ataques y descalificaciones ya se califica Vd. misma.
Y el hacer uso indebido de las mayúsculas no altera la cualidad de las cosas, ni carga de razones a nadie. Solo denota intransigencia.
No venga a darme lecciones que no las necesito, pues con personas como Vd. hasta el asno de Buridán anda sobrado de las mismas.
Un cordial saludo.
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A ver, María Elena. ¿Leíste mi texto? En él escribo: “Negamos rotundamente que personas como las que están al frente de organizaciones financieras internacionales, bancos, ejecutivos estatales o autonómicos sean consideradas más mujeres que nosotros. No es verdad que estas, y muchas otras, carezcan de pene y testículos, o polla y cojones. La diferencia es que, en vez de tenerlos entre las piernas, como los varones, los tienen incrustados en el cerebro”. Caito dice: “Hace tiempo que vengo sosteniendo que muchas mujeres se equivocan porque quieren ser como los hombres, y como bien dices, llevan sus genitales en el cerebro en lugar de la entrepierna”. Prácticamente lo mismo, como puedes comprobar. Te horroriza, pues, “nuestra” forma de pensar.
No creo en absoluto que, como afirmas, “la Mujer en toda la extensión de la palabra ha luchado a través de Siglos por ocupar el lugar que le corresponde”. Subirse al carro que tira del Estado para, desde arriba del mismo, rogar a sus amos/as y señores/as unas míseras gracias en beneficio de todas/os (lo que repercutirá en mejoras vitales para quienes tiran de él) solo sirve para reforzar los valores que sustentan el estado de cosas que se critica en nombre del feminismo, tales como la agresividad, la competitividad, la subordinación y sumisión, la eficacia, la utilidad, el rendimiento…, valores masculinos en definitiva. No consientas que haya personas que tengan que arrastrar carro alguno, y menos en un mundo tecnológicamente cada vez más avanzado. Es así de simple. Yo no quiero tener que tirar del carro, a mí me da igual que quién me explote sea un hombre o una mujer, lo que me importa es que no me exploten.
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Hola Manuel , claro que leí tu texto , más al acabarlo tope con el comentario del Señor Caito , no es por seguir banal discusión , pertenezco a una Cultura diferente en tantos aspectos , llena de violencia , donde mujeres son desaparecidas y encontradas muertas o no encontradas nunca, los vientos que soplan en mi País no son esperanzadores y aunque el Sr parece ser preparado intelectualmente no coincidí con el , más para una iletrada , me sirvió aprender la fábula del asno , noble animal que solo ha soportado maltratos , siempre aprendo algo todos los días a pesar del largo camino que llevo en la vida , en cuanto a tu artículo , no es de una sola lectura y bueno , a pesar de estimarte tanto no me agrego al Club , creo acabarían conmigo los integrantes
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Hola Manuel , claro que leí tu texto , más al acabarlo tope con el comentario del Señor Caito , no es por seguir banal discusión , pertenezco a una Cultura diferente en tantos aspectos , llena de violencia , donde mujeres son desaparecidas y encontradas muertas o no encontradas nunca, los vientos que soplan en mi País no son esperanzadores y aunque el Sr parece ser preparado intelectualmente no coincidí con el , más para una iletrada , me sirvió aprender la fábula del asno , noble animal que solo ha soportado maltratos , siempre aprendo algo todos los días a pesar del largo camino que llevo en la vida , en cuanto a tu artículo , no es de una sola lectura y bueno , a pesar de estimarte tanto no me agrego al Club , creo acabarían conmigo los integrantes
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Esa violencia de la que hablas tiene su origen precisamente en la desigualdad económica y se ceba especialmente en las mujeres más jóvenes y que pertenecen a la clase social más baja. En México, dos terceras partes de la riqueza está en manos del 10% de la población, mientras que el 54,4% de la misma está en la pobreza. Y, mira por donde, las zonas de mayor conflicto estaban previamente afectadas por la pobreza, la desigualdad, la falta de oportunidades…
Justo eso es lo que criticamos y combatimos. Como señalaba en otro comentario, la llamada “revolución de la mujer” ni de lejos ha alcanzado a ese 50%, o más, que constituye la población femenina, siendo el número de mujeres asalariadas en la actualidad mayor que nunca en la historia. Pero este crecimiento explosivo de la fuerza de trabajo femenina no se ha visto acompañado de una verdadera emancipación socioeconómica de la mujer. En cambio, ha aumentado, y aumenta día a día, el número de mujeres en puestos de responsabilidad, de mando y de decisión, es decir, el número de mujeres que se han incorporado a los centros de poder, hasta hace poco reservados casi exclusivamente a los hombres, las cuales han pasado a hacer suyos determinados valores –como la competitividad o la defensa del libre mercado– considerados por el feminismo, en sus inicios, como masculinos y que, lejos de cuestionar el sistema, lo reafirman.
Es decir, las mujeres mexicanas (no solo, evidentemente) que gozan de un cierto bienestar económico tienen muchas más oportunidades de ‘prosperar’ socialmente, tienen unas herramientas intelectuales que les permiten un mayor y mejor acceso a la cultura e intentan aislarse en colonias o barrios residenciales donde hay que pasar vigilancia armada si se quiere ingresar. El resto carece de todo esto y son doblemente explotadas: como mujer y como trabajadora. Y es este resto el que más sufre la violencia.
Por eso, “nos oponemos a todo tipo de explotación (sexual, laboral, moral, intelectual…), venga de donde venga y la ejerza quien la ejerza”, dice el manifiesto. Y, en consecuencia, “rechazamos una supuesta igualdad que no busca la transformación social, sino la participación de la mujer en los privilegios, el poder y los estamentos jerárquicos considerados exclusivamente masculinos”.
Así pues, lo que dices de que “creo acabarían conmigo los integrantes” de la AIL carece de fundamento. Piénsalo bien y verás.
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Ya sabes que, aunque modesto lesbianín, suscribo el manifiesto y por tanto me adhiero, siempre que no haya reuniones, congresos y todos esos rollos. Hombre, en su día me gustó la revelación que hizo Fernando Arrabal sobre la Virgen, cosas así animan un congreso, pero eso pertenece a la prehistoria.
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¿Reuniones, congresos y similares? Ni por asomo. A estas alturas… Hace años que dejé de participar en todo este circo y pienso seguir así el resto de mi vida. Ni para hacer una presentación de un libro mío. Odio los actos públicos.
No tienes, pues, que preocuparte por ese asunto. De vez en cuando trataré de publicar nuevas entradas sobre el ‘pensamiento lesbiano’ y, antes de hacerlo, os lo pasaré para que lo leáis quienes os habéis adherido por si queréis añadir o modificar alguna cosa y firmar la entrada. En cuanto al nombre, puedes elegir el que quieras. Por ejemplo “Hermano Lesbianín”. El que te apetezca, pues. O el tuyo propio.
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Francamente, soy Lesbiano. De muchas formas, porqué también adoro a LOL (Love of Lesbian)… Maria Elena Lobeirs se equivoca como tantas otras. Mi mayor amor es a mi madre, mis mayores enseñanzas de ella… Y sí, tiene los cojones en el cerebro y ha luchado por sus derechos dejando de trabajar y enseñando de manera muy eficaz a sus dos hijos (hijo e hija) que la mayor libertad está en poder elegir o dicho de otra manera, que esos carros que tiran de todo el mundo no sean un lastre para nosotros (no nos exploten). Poder disfrutar del goce que es sentarse a pensar sin productividad alguna es uno de mis mayores placeres. Mi madre debía haber cobrado la mitad del sustento que ganaba mi padre, gracias a dios, ella lo administra sin mayor pretensión.
Manuel eres un grande entre los grandes… Caito y Alfonso Cebrían con sus intervenciones elegantes y siempre instructivas… Yo simplemente aplaudo y aprendo. Tiene que haber un clown en la Asociación.
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Encantado, pues, de conocer otro lesbiano que, por lo que dices, tiene razones fundadas. María Elena Lobeira creo que se ha hecho un lío mental más que otra cosa.
Grande en tamaño y edad, compañero. Nada más. Me encanta cuando me dicen que me comporto como un crío y me niego a dejar siendo niño, por mucho que haya quien afirme que es una señal de inmadurez. Madurad vosotros, pues, les digo. De tanto madurar acabaréis pudriéndoos.
¿Qué tal ser el ‘Hermano Clown’ de la AIL? Como le decía a Alfonso, es más una cuestión testimonial que otra cosa.
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Hermano Clown, no se diga más; adjudicado
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Un tema de interés que me ha sacado una sonrisa leve y reflexiva. Me gusta.
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Muchas gracias, Iñaki. Saludos y feliz jueves.
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Excelentes y llenas de humanismo las palabras de Caito .
Gracias por pensar así, ojalá más lo hicieran.
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