El poder del espectáculo

Todo experto sirve a su amo, pues cada una de las antiguas posibilidades de independencia ha sido poco a poco reducida a nada por las condiciones de organización de la sociedad presente. El experto que mejor sirve es, sin duda, el que miente.

El espectáculo es hoy más poderoso de lo que era antes […] La vaga impresión de que se trata de una especie de invasión rápida que obliga a la gente a llevar una vida completamente distinta está ampliamente extendida; con todo y con eso, el hecho se vive más bien a la manera en que se experimenta una modificación inexplicable del clima o ante la cual la ignorancia solo sabe que no tiene nada que decir. Además, muchos admiten que se trata de una invasión civilizadora, al parecer inevitable, e incluso desean colaborar con ella. […]

La discusión vacía sobre el espectáculo, es decir, sobre lo que hacen los propietarios del mundo, está pues organizada por el espectáculo mismo: se insiste sobre los grandes medios del espectáculo para no decir nada sobre su amplia utilización. Con frecuencia se prefiere llamarlo mediático más que espectáculo. Con ello se quiere designar un simple instrumento, una especie de servicio público que administraría con imparcial “profesionalidad” la nueva riqueza de la comunicación a través de los mass-media, comunicación finalmente asimilada a la pureza unilateral en la que la decisión ya tomada se deja admirar apaciblemente. Lo que se comunica son las órdenes; y, muy armoniosamente, aquellos que las han dado son también los que dirán lo que piensan de ellas. […]

El cambio de mayor importancia en los últimos veinte años reside en la continuidad misma del espectáculo. […] La dominación espectacular ha educado a una generación sometida a sus leyes. […]

Exceptuando una herencia aún importante pero destinada a disminuir, constituida por libros y construcciones antiguos, que por otra parte son cada vez más a menudo seleccionados y relativizados según la conveniencia del espectáculo, no existe nada –en la cultura, en la naturaleza– que no haya sido transformado y polucionado, según los medios y los intereses de la industria moderna. Incluso la genética ha llegado a ser plenamente accesible para las fuerzas dominantes de la sociedad. […]

La sociedad modernizada hasta el estadio de lo particular integrado se caracteriza por el efecto combinado de cinco rasgos principales que son: la incesante renovación tecnológica, la fusión económico-estatal, el secreto generalizado, la falsedad sin réplica y un perpetuo presente. […]

La fusión económico-estatal es la tendencia más acusada de este siglo y se ha convertido, como mínimo, en el motor más reciente del desarrollo económico. La alianza defensiva y ofensiva pactada por el poder de la economía y el Estado, les ha asegurado a ambos los mayores beneficios en todos los terrenos: puede decirse que cada uno de ellos posee al otro; es absurdo oponerlos o distinguir sus razones y despropósitos. […]

El solo hecho de carecer en lo sucesivo de réplica, ha dado a lo falso una cualidad nueva. Es a la vez lo verdadero que ha dejado de existir casi por todas partes o, en el mejor de los casos, se ha visto reducido al estado de una hipótesis que nunca puede ser demostrada. La falsedad sin réplica ha acabado por hacer desparecer la opinión pública, que primero se encontró incapaz de hacerse oír y después, muy rápidamente, incapaz siquiera de formarse. […]

Todos los expertos son mediáticos-estáticos y eso es lo único por lo que son reconocidos como expertos. Todo experto sirve a su amo, pues cada una de las antiguas posibilidades de independencia ha sido poco a poco reducida a nada por las condiciones de organización de la sociedad presente. El experto que mejor sirve es, sin duda, el que miente. […]

La sociedad llamada democrática […] no es atacable puesto que es perfecta como jamás lo fue sociedad alguna. […] Por primera vez en la Europa contemporánea, ningún partido ni fracción de partido intenta ya fingir que tratará de cambiar algo importante. La mercancía no puede ser criticada por nadie: ni como sistema general ni como una pacotilla determinada que a los empresarios les ha convenido colocar en ese momento en el mercado. […]

Jamás la censura ha sido tan perfecta. Jamás a aquellos a quienes en algunos países se les ha hecho creer que son ciudadanos libres, se les ha permitido menos dar a conocer su opinión, toda vez que se trata de una elección que afectará a su vida real. Jamás ha estado permitido mentirles con una falta de consecuencias tan perfecta. Se supone que el espectador lo ignora todo, que no merece nada. Quien siempre mira para saber la continuación, no actuará jamás: y ese deber ser el espectador.

Guy Debord: Comentarios sobre la sociedad del espectáculo (1988). Extracto de los apartados I a IX.

9 pensamientos en “El poder del espectáculo

  1. Loparió. La sociedad del espectáculo es de fines de los sesenta. Pensar que el situacionismo no conoció a las redes sociales y la posibilidad de fingir y modelar una identidad falsa a golpe de click.
    Es una obra cada vez más actual para analizar al periodismo y los medios. La construcción espectacular de la realidad y la construcción de subjetividades colectivas.
    Gran post Manuel.
    Le regalo un textito del 2012 a propósito de la cultura de la simulación (otra manera de referirse al espectáculo). Son reflexiones apropósito de una novela de Calvino.
    https://elsudacarenegau.wordpress.com/2012/01/23/no-existis-la-voluntad-de-ser/

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    • La cultura de la simulación, como dices en “¡No existís!”, es la cultura de la desinformación (de la que habla Debord en el texto que reproduzco hoy), la cultura de la apariencia. “Lo falso forma el gusto, y sostiene lo falso”.

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    • Una cosa es el espectáculo y otra la sociedad del espectáculo. Espectáculo ha habido siempre, como bien dices. También siempre ha existido el trabajo, pero nunca hasta la sociedad actual nos habíamos organizado en torno al capital y el trabajo. Lo mismo, pues.

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