La sombra de tu sonrisa. De su en este caso. La de la bella Diane Lane. Y la no menos bella melodía que compuso Johnny Mandel para la película The Sandpiper (1965) en la armónica de Toots Thielemans, “un instrumento muy sencillo de tocar y tan ligero como una pluma” como él decía, pero que en su boca era pura delicia, sobre todo para los amantes del jazz.
Me encanta. Para melómanos empedernidos.
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Melómano empedernido me considero, Gracias por el comentario. Feliz semana.
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Manuel, nací y crecí en un ambiente verde y bella me parecía la música, cuando descubrí tus blogs y leí tus cosas, comenzaste a lleverme de la mano a descubrir ese mundo grandioso de un melómano que me llevó a saltar desde ambientes de montaña a las calles de mundo.
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Hay veces en que a uno le entran ganas de dejarlo todo, veces en que no acaba de encontrar sentido a lo que hace. Cuando eso me suceda, leeré tu comentario y cambiaré inmediatamente de opinión. Pocas veces me ha llegado tan hondo un comentario como esta, pocas veces me he sentido tan gratificado.
Te estoy muy agradecido, Guillermo. Un abrazo y a tu disposición para lo que quieras y yo pueda.
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Una vez uno de mis hermanos devolvió la botella en un restaurante, el techo del edificio se me calló encima completamente. No me gusta lo de la cata en un restaurante, en mi casa o en la tuya, pero en u n lugar público no.
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