Pepe Rubianes

Pepe 2

El pasado viernes se cumplieron diez años del fallecimiento de Pepe Rubianes (Vilagarcía de Arousa, Pontevedra, 2 de septiembre de 1947 – Barcelona, 1 de marzo de 2009). Ese día era mi intención publicar una entrada sobre él, pero no pude porque deseaba empezarla con un caso que dice mucho de su personalidad. No me conformaba con lo que mi memoria recordaba y quise documentarme sobre el mismo. Mas no hubo manera, no encontré referencia alguna en internet ni ningún recorte de periódico que tuviera guardado, pues la prensa –sobre todo la valenciana– lo recogió con bastante detalle. Cuando me di cuenta, el viernes prácticamente había pasado y ayer me fue imposible.

Recurro, pues, a la memoria, no tengo otro remedio que confiar en ella. Sucedió en Alicante, tras el verano de 1995. Manuel Ángel Conejero era entonces director artístico de Els Teatres de la Generalitat Valenciana. Conejero era un tipo muy estirado y petulante, altivo como el que más, todo lo contrario que Pepe. Aquel presentaba en Alicante la programación de los Teatres, entre la que figuraba la actuación de Rubianes en la sala Arniches, integrante de la red de teatros de la Generalitat. Conejero iba hablando y dando rienda suelta a su innata jactancia, mientras a Pepe se le iban hinchando los cojones, ya no sabía qué cara poner ni a dónde mirar. Y cuando acto seguido le toco hablar, dijo más o menos que en toda su vida no había escuchado a nadie decir tantas majaderías juntas. La cara de Conejero era todo un poema. Pepe renunció a actuar para Teatres y ofreció una función gratis al público. Creo que no me equivoco y me sabe mal no poder ahondar más en el tema.

Y es que Pepe era lo que se llama un espíritu libre, la encarnación del mismo, alguien a quien le quedaba muy lejos todas esas estupideces de la corrección política y no se plegaba ante nada ni ante nadie. Tanto fuera como dentro del escenario. De hecho, fue su fallecimiento el que le libró de sentarse en el banquillo de los acusados por “ultrajar a España” al decir en una entrevista en el programa de TV3 El Club (20/01/2006) que todo el rollo ese de la unidad de España le sudaba la polla, por delante y por detrás, palabras sacadas de su propio espectáculo Rubianes solamente, lo que al parecer le sudaba la polla a la fiscalía.

Pepe, José Rubianes Alegret, empezó estudiando la carrera de derecho y, al mismo tiempo, a actuar en obras de grupos universitarios. Era evidente que lo último le gustaba más y en 1977 debutó profesionalmente en la obra No hablaré en clase, de la compañía Dagoll Dagom, con la que también colaboró ​​en Antaviana (1978).

Tras participar en Operació Ubú (1981) de Els Joglars, protagonizó en solitario los espectáculos Pay-Pay (1983), Ño (1984), Sin Palabras (1987), En resumidas cuentas (1988), ¡Por el amor de Dios! (1991), Ssscum! (1992), Rubianes: 15 años (1996), Rubianes, solamente (1997 que estuvo seis temporadas en la cartelera de Barcelona y por el que en 1999 le fue otorgado el premio Sebastià Gasch) y La sonrisa etíope (2007), monólogos cómicos que le dieron una gran popularidad.

También fue autor y director de Lorca eran todos (2006), recreación de la vida y la obra del poeta granadino como símbolo de la España Republicana. Actuó asimismo en cine (El perquè de tot plegat, 1994, de Ventura Pons; El crimen del cine Oriente, 1997, de P. Costa, etc.), y en producciones televisivas, especialmente en la serie Makinavaja (1995), dirigida por José Luis Cuerda.

Autor del volumen autobiográfico y de impresiones personales Me voy (2007), fue objeto de varios libros de entrevistas y reportajes. En 2010 se publicó, a título póstumo, el poemario Poemas africanos que, como la Fundación Pepe Rubianes, creada en noviembre de 2011 con el fin de ayudar a la comunidad masái, testimoniaban la estrecha vinculación de Rubianes con este continente. A finales de ese mismo año se estrenó el documental Pepe & Rubianes, de Manuel Huerga.

Solo coincidí con él un par de veces, las dos con otras personas. Pero me acordaré siempre de ambas ocasiones con todo detalle. Si ya lo admiraba antes, después podría decirse que lo idolatré. Es por eso que recuerdo perfectamente dónde, con quién estaba y qué hacía aquella mañana del 1 de marzo de 2009 cuando un amigo me llamó por teléfono y me dijo que había muerto. Era sabido que estaba muy mal y que el trágico desenlace se podía producir de un momento a otro. Aun así, me impactó, me jodió.

Diez años después, cuando vivimos unos momentos en que ejercitar la libertad de expresión es cada día más difícil, si es que alguna vez lo fue, o si es que alguna vez existió, la figura de Pepe emerge cual militante resistente del sarcasmo y la ironía. Seguro que ahora estaría de nuevo acusado de algo, a la espera del correspondiente paripé judicial.

Imagino que muchos de los que lean esta entrada habrán visto su espectáculo Rubianes, solamente. Y supongo que no les importará verlo de nuevo. En cuanto a los que no lo hayan visto, ahora tienen la oportunidad, pues afortunadamente he encontrado en YouTube una lista de reproducción con el espectáculo completo que incluyo bajo estas líneas. Pienso que a todos agradará, aunque como dijo Pepe “la opinión es como el culo: todo el mundo tiene uno”. Para mí Rubianes, solamente es de lo mejor que hizo, un espectáculo como él: único e irremplazable. Como Pepe nacen pocas personas. Y encima va y se mueren antes de tiempo.

4 pensamientos en “Pepe Rubianes

  1. Me declaro admirador de Pepe Rubianes, a quien seguía desde 1979, tras verlo actuar en la sala Villarroel de Barcelona. Era un gran actor «galaico-catalán», como el mismo se definía, y ha dejado un enorme hueco en la escena teatral de nuestro país. Imposible olvidar sus actuaciones, cargadas de alegría, sarcasmo y crítica social.

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