
Valtonyc en una imagen del pasado 15 de abril en Barcelona. / Enric Fontcuberta/EFE/La Vanguardia.
Acabo de enterarme de que el rapero mallorquín Josep Miquel Arenas, Valtonyc, tendrá que entrar en prisión después de que el Tribunal Constitucional haya rechazado el recurso de amparo que este presentó contra la condena de tres años y medio que le fue impuesta por la Audiencia nacional. La condena era por enaltecimiento del terrorismo, calumnias, injurias graves a la Corona y amenazas no condicionales en las letras de sus canciones.
¿Qué quieren que les diga? Que estoy indignado, cabreado, enragé. ¡Tres años y medio nada menos! Qué barbaridad, qué… Mejor no sigo.
A través de su cuenta de Twitter, Valtonyc ha difundido un comunicado en el que familia y amigos denuncian la situación y hablan de que será el primer músico en el Estado español que entre en prisión únicamente per sus letras, lo que es un hecho histórico, y recuerdan que el 17 de junio, en Mallorca, se celebrará un concierto solidario con más de cuarenta grupos de todo el Estado. El comunicado concluye (traduzco del catalán): “Esta condena representa un ataque a un derecho democrático que nos afecta a todas y a todos, ¿hasta cuándo vais a permanecer en silencio? Mañana puede ser tu hija, tu hijo. Mañana puedes ser tú”.
Ni me gusta el rap, tenía noticia del caso, pero hasta ahora no había escuchado a Valtonyc. Y aquí me tienen ahora, viendo todos sus vídeos en YouTube. Les dejo con este, con el tema “Pido perdón porque he comprendido”, que publicó el 27 de febrero de 2018. Poco después, en abril Valtonyc dijo que no pensaba entrar en prisión por su propio pie. Yo tampoco lo haría.
«Partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de miseria».
Groucho Marx
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Lo terrible de la ingeniosa frase de Groucho es que ya tiene más de 50 años y no solo sigue siendo actual, sino que, a mi al menos, me lleva a preguntarme: ¿las más altas?, no, vamos superándolas cada día.
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Otra bofetada más. A ver cuantas somos capaces de aguantar, me temo que muchas, no hacemos más que alternar las mejillas. Nuestra pasividad es nuestra condena.
Un abrazo, Manuel
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La abulia es el rasgo más característico de nuestro tiempo, un tiempo que tiene en el sometimiento voluntario su rasgo más distintivo. Predomina una generalizada certidumbre de que nada se puede realmente transformar, de que siempre habrá quien mande, quien domine, quien esté arriba, y quien no. Así es la vida, dice la gran mayoría. Pues vale. Así nos va. Y lo queda por venir.
Un abrazo, Antonio.
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div align=»center»>Votar no cuesta nada…
https://superduque777.wordpress.com/
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