
AP/ Victor R. Caivano.
El 23 de julio de 2011, que también cayó sábado, fallecía Amy Winehouse. Nos enteramos el domingo 24 y a servidor de ustedes le sucedió como al crítico musical Fernando Neira, quien escribía en El País, en un artículo titulado “No olvidamos, Amy” que se publicó el 23 de julio de 2015: “De entre las pérdidas de grandes artistas acontecidas en los últimos cuatro lustros solo recuerdo haber llorado, literalmente, dos: la de Jeff Buckley en 1997 y la de Amy Winehouse en 2011. En ambos casos me atormenta conjugar el trinomio entre su inmenso talento, una juventud deslumbrante y el completo infortunio. El primero se ahogó a los 30 años el mismo día que comenzaba la grabación de su segundo álbum; la segunda no llegó a ser capaz de sosegar su cabeza para emprender la escritura del tercero. A los dos les sobreviven, y sobrevivirán, un puñado de canciones descomunales, pero escuece que ya jamás podamos saber qué habría sido de ellos, cuántos octanos de petróleo creativo esperaban brotar aún de sus lapiceros, si habrían errado algún que otro paso o los trabajos sucesivos empequeñecerían títulos previos como Grace, Last goodbye, Lover, you should’ve come over, Back to black, You know I’m not good o Addicted”.
Descubrí a Amy Winehouse por casualidad, un día en la radio del coche. Cambiando de emisora, de pronto escuché una voz grandiosa que al principio atribuí a alguna de las grandes cantantes negras de soul o de jazz. Pero la canción –sonaba Back to Black– me era desconocida. Cuando terminó dijeron el nombre de la cantante y al llegar a casa comencé a buscar sus canciones. Y sigo en ello. No me cansa su espectacular y rasgada voz, su feeling, su timbre. Solo lamento que no habrá más, pues al igual que Neira en el artículo antes citado “no se me ocurre una voz en el siglo XXI tan poderosa como la de Amy: descarnada, voluptuosa, impredecible, profundamente sensorial”. Y como él también “no sobrellevo bien la frustración de que nadie acertase a sacarla del atolladero: ese novio/marido/ex que fue debilidad y perdición, un padre carente de escrúpulos que convirtió a su propia hija en la protagonista indeseada de un reality, los malditos trastornos alimentarios. El acoso de quienes, lejos de preservar el genio deslumbrante, explotaron sus fragilidades y las convirtieron en carnaza”.
Nacida en Londres el 14 de septiembre de 1983, esta cantante y compositora consiguió un prestigio entre la crítica y una aceptación popular inusitados con solo dos álbumes: Frank (2003) y Back to Black (2006). En el primero, producido principalmente por Salaam Remi, a excepción de dos canciones, las otras once estaban coescritas por Amy. En el segundo, las once eran de su autoría (cuatro en colaboración).
Vamos ya a escuchar a Amy Winehouse. Seguro que se les ocurren infinidad de elogiosos calificativos más. Comenzamos con Back to black (De regreso al negro), gran canción que es –como las demás del álbum– un manifiesto reflejo de su vida. Lo hacemos con este vídeo con subtítulos en español pues nos parece que es una aceptable traducción.
En You know I’m not good (Sabes que no soy buena) nos dice, o se dice, “Me engañé a mí misma. Te lo dije. Soy problemática, no soy buena”. Y en Addicted: «Yo soy mi propio hombre, ¿cuándo lo vas a entender? / Tú tienes un hombre, pero yo tengo que fumar, / me da igual si termino sola, / prefiero estar sola conmigo y fumar mi propia cosecha».
La letra Rehab (Rehabilitación), canción con la que se inicia Back to Black, es igualmente autobiográfica: “Querían que fuera a rehabilitación, / pero dije no, no, no. / Me he desmayado pero luego / ni te enteras, ni te enteras, ni te enteras. / No dispongo de tiempo / y si mi viejo piensa que estoy bien…”.
De Frank es el tema Fuck Me Pumps –en español zapatos de mujerzuela– que fue escrita por Amy y Remi y corresponde al álbum Frank.
La vemos y escuchamos ahora en directo. En el primer vídeo –una actuación en Londres de 2007– interpretando Valerie. En el segundo –grabado en Glastonbury en 2008 durante el Festival de las Artes escénicas contemporáneas– You’re wondering now (Te preguntarás ahora), un tema de la banda británica de ska The Specials, unos de sus grupos preferidos, de 1979.
Finalizamos con la que fue su última grabación: un dúo con Tony Bennett, para el disco de este Duets II (2011), cantando Body and Soul, un estándar del jazz de 1930 compuesto por Johnny B. Green (música) y Robert B. Sour, Edward Heyman y Frank Eyton (letra).
Que disfruten de un buen fin de semana.