
París. Vista desde lo alto de Notre Dame con una de sus famosas gárgolas en primer plano. / Ruth Black ©
No hay mejor momento para la introspección que los días grises. Los pájaros enmudecen. No hay sol que haga sombras. Todo es más uniforme y taciturno en los días grises. Se percibe más fácilmente la incertidumbre y el miedo a lo que nos depara el futuro.
MUY BUENA REFLEXION QUE COMPARTO PLENAMENTE
Me gustaMe gusta
Gracias, amigo, y disculpa haber respondido tan tarde (ya te expliqué el motivo en un comentario anterior).
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona