
“Les Drapeaux” (1830), óleo de Léon Cogniet.
Una bandera no es más un trozo de tela que siempre, siempre, termina manchado de sangre.
“Les Drapeaux” (1830), óleo de Léon Cogniet.
Una bandera no es más un trozo de tela que siempre, siempre, termina manchado de sangre.