Nada de extremos, nada inapropiado. Toda virtud se mantiene en el justo medio, decía Agustín de Hipona. Hemos de ser virtuosos, prudentes, pacientes, moderados, preferir siempre el justo medio a los extremos, los que no son unos viciosos, unos desordenados, unos intolerantes, unos amorales, unos seres despreciables que no saben vivir en sociedad, hay que ser corteses y educados incluso con los que solamente creen en el justo medio, los moderados, los comedidos, los cobardes, los apáticos, los miedosos, los muertos vivientes, qué más da. Unos y otros no tenemos más remedio que encontrarnos, pero haremos como que no nos vemos. O miraremos hacia otro lado.