
“Para ella el mundo se dividía en los que pensaban y en los que sentían. Los primeros tenían en cuenta la ropa que les compraban, las cuentas que habían sido pagadas, pero la ropa pasa pronto de moda y el viento se lleva volando la factura que está sobre el escritorio y, de cualquier modo, la cuenta ha sido pagada con un beso o alguna otra amabilidad, y los que piensan olvidan; pero los que sienten recuerdan; no deben y no prestan, ofrecen odio o amor.”
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Graham Green: El tren de Estambul (primera edición, en inglés, 1932; edición consultada Edhasa, 1987)
