Lolita: Mi alma se llena de amor cuando estamos juntos

XXD

Cuando veo una película cuyo argumento está basado en una novela, o que es la adaptación de una novela, no me gusta comparar una con otra. Son lenguajes distintos. El literario solo narra, mientras que el cinematográfico narra y representa. El espacio para la imaginación es menor en este último, el espectador se encuentra con unos protagonistas personificados. Leyendo una novela, nuestra imaginación –por mucho que el autor los describa– siempre conformará su propia imagen de ellos. La imaginación tiene su propia lógica y recurre a la verosimilitud, aunque sea nuestra verosimilitud.

Con Lolita –la novela y sus dos adaptaciones cinematográficas–, sin embargo, no puedo evitar la comparación. Lolita es una excelente novela que relata la historia de amor de un profesor de literatura cuarentón con una adolescente de 12 años que, además, es su hijastra, con increíble fuerza narrativa. Es imposible que al leerla no nos forjemos una imagen de ambos personajes, más teniendo en cuenta la anormalidad y excepcionalidad de estos y la temática que aborda.

De la novela de Vladimir Nabokov (1899-1977) –editada por primera vez en septiembre de 1955– se han llevado a cabo, como decíamos, dos adaptaciones cinematográficas: la dirigida por Stanley Kubrick en 1962, con guión del propio Nabokov, y la de Adrian Lyne de 1997. Que Kubrick es un director infinitamente mejor que Lyne nadie lo cuestionará. Ni punto de comparación puede establecerse entre el director de obras maestras como Espartaco, La naranja mecánica, El resplandor o 2001: Una odisea en el espacio, con el director de bodrios como Nueve semanas y media, Atracción fatal o Una proposición indecente.

Sin embargo, en el caso de Lolita me es imposible no confrontar ambas películas. ¿Mejor la de Kubrick? No lo niego, aunque la de Lyne no es una mala película ni mucho menos. Mas la de Lyne me resulta mucho más verosímil. En las dos, para evitar problemas con la censura –que ni así se pudieron esquivar–, se elevó la edad de la protagonista, pasando en ambos casos de 12 a 14 años. La Lolita de Kubrick era Sue Lyon y, aunque cuando comenzó el rodaje tenía 15 años, su aspecto la hacía mayor de lo que en realidad era. Cuando se estrenó la película eran ya 17, pero no pudo asistir al estreno al ser menor de edad. En la de Lyne, Lolita sí parecía ser esa joven ninfa por la que perdió la cabeza Humbert Humbert. Y es que Dominique Swain, a pesar de contar con la misma edad que Sue Lyon cuando comenzó el rodaje, sí daba la imagen de adolescente procaz y seductora que tan magistralmente describió Nabokov.

Por otra parte, el aspecto físico de James Mason y Jeremy Irons –quienes encarnan a Humbert Humbert en la película de Kubrick y la de Lyne respectivamente– es asimismo muy distinto. Mason era un actor dramático de carácter al que durante mucho tiempo se le identificó como el malo de la película. Su penetrante mirada deja entrever una lascivia casi enfermiza. Nada que ver con Jeremy Irons, su mirada melancólica y su aspecto de gentleman.

Más allá de consideraciones estrictamente cinematográficas, la historia de amor entre Jeremy Irons, o Humbert Humbert, y Dominique Swain (Lolita), me resulta más creíble. También menos dura y más tierna. Por supuesto, el final es tan dramático en una como en otra. Y es precisamente el final el que he obviado en el siguiente vídeo, vídeo en el que la canción, I’m in the mood for love, compuesta por Jimmy Mchugh (música) Dorothy Fields (letra) en 1935 y que interpreta Vera Lynn con Ambrose and his Orchestra en una grabación de ese mismo año, es, o he pretendido que sea, la protagonista del mismo. La canción se incluye en la banda sonora de Lolita (la de Lyne), y atendiendo a su letra esta Lolita del vídeo tiene un final si no feliz, tampoco trágico. ¿No dicen que el amor no sabe de edades? Pues eso.

2 pensamientos en “Lolita: Mi alma se llena de amor cuando estamos juntos

  1. Hola Manuel quiero decirte que vi dos de las películas de Lolita ademas de leer la Novela de Naboucoc , como dices diferentes en el aspecto delos protagonistas , en lo personal la segunda versión cinematográfica es más intensa ya que Jeremiah Irons lo es , solo con ver sus películas queda expuesto , más la actuación de James Mason y Shelley Winters son interesantes , Lolita la leí por segunda vez asistiendo a un taller de Lectura que dirigía un Escritor Mexicano Juan Vicente Melo y fue muy interesante , Lolita será siempre comentada en muchos aspectos que conlleva , como siempre un placer leerte

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    • A mí es que el cine de Adrian Lyne me parece de lo más insustancial, demasiado esteticista y sin profundidad alguna. El de Kubrick es todo lo contrario. ‘Lolita», sin embargo, es una de las películas de Lyne que se salen de esta constante de su cinematografía. En cuanto a Irons y Mason, dos grandísimos actores (esa mirada perversa de Mason…). Ellas poco más han hecho aparte de ‘Lolita’.
      Gracias por el comentario. Mis más afectuosos saludos y mis mejores deseos.

      Me gusta

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