
“Dos viejos comiendo sopa” (1821-1823), óleo sobre muro, trasladado a lienzo, de Francisco de Goya.
Que la vida va en serio lo comprendemos demasiado tarde, decía Gil de Biedma. Cuando ya ha pasado el tiempo asoma la desagradable verdad de que envejecer y morir es el único argumento que hay. Mientras, nos agotamos buscando razones para justificar los desequilibrios entre los que discurren nuestras vidas.