Nosotros, los inteligentes

Nosotros, sí, pues me encuentro entre ellos. Soy inteligente, bastante inteligente, puede incluso que mucho. No digo esto en un arrebato de narcisismo. Ni siquiera lo afirmo yo, sino los científicos, y además de diferentes y prestigiosas universidades, anglosajonas la mayoría. Y si lo dice la ciencia, ¿quién demonios soy yo para objetar nada? Políticos, investigadores, instituciones públicas y organismos sanitarios, profesionales de la medicina y la ciencia, profesionales de los medios de comunicación… Todos, sin excepción, no se cansan de repetir últimamente que debemos fiarnos únicamente de los criterios científicos y guiarnos por ellos. Y eso es lo que hago. Porque, digo yo, si cuando atravesamos una situación difícil y complicada como la actual solamente la ciencia ofrece solución, es a la ciencia a quien le debemos pleitesía, y, en consecuencia, esto ha servirnos para todas nuestras acciones y en todos los momentos.

Puede que usted también sea inteligente, tanto como yo o más. ¿Cómo saberlo? Ateniéndose a criterios científicos, por supuesto. Investigadores, como les decía antes, de diferentes y prestigiosas universidades, llevan tiempo trabajando acerca de los aspectos de nuestro carácter o comportamiento que indican si somos más o menos inteligentes que la media, o igual. El prestigioso rotativo El País, a través de Verne, página web del mismo dedicada a explorar internet, publicó el 7 de enero de 2017 un artículo titulado “Cosas de ti que dicen que eres inteligente, según los científicos”. Me llamó la atención, guardé el enlace y hoy, que he tropezado con él casualmente, se me ha ocurrido hacerles un resumen con los aspectos claves del mismo mediante los cuales pueden saber cuán inteligentes son. Todo avalado por la ciencia, quede claro. Vamos allá

1. Investigadores de la Universidad de la Costa del Golfo de Florida han demostrado que ser vago es un rasgo que caracteriza a los inteligentes. Un “equipo de investigadores dirigido por Todd McElroy envió un examen a un gran número de estudiantes, de los que se seleccionó a 30 que tenían tendencia a pensar demasiado (‘pensadores’) y otros 30 que intentaban evitar a toda costa la reflexión excesiva (‘no pensadores’). Se les colocó un acelerómetro en la muñeca durante siete días. De lunes a viernes, los ‘pensadores’ realizaban mucha menos actividad física que los ‘no pensadores’, solo durante el fin de semana se igualaba el esfuerzo físico de ambos grupos”. Yo, en este asunto, soy bastante vago, ¿y usted?

2. Los de la Universidad de Minnesota afirman que tener el escritorio desordenado es “un signo claro de inteligencia y creatividad”. Si vieran el mío… Un auténtico caos. ¿Cómo tiene usted el suyo?

3. Tener pocos amigos es, según el National Center for Biotechnology Information (National Institutes of Health de EEUU), es también propio de las personas inteligentes. “Los individuos más inteligentes se sienten menos satisfechos con su vida si socializan más a menudo con amigos”, siendo más infelices cuando se interrelacionan, “así que lo hacen con menos frecuencia”. Es decir, cuanto más asocial se muestra uno, más inteligente es. Yo me he declarado muchas veces misántropo en este blog. Y usted, ¿cuál es su grado de sociabilidad con los demás?

4. Hablar solo no significa que uno esté chalado. ¡Que va! Tiene incluso “beneficios cognitivos», dice un estudio encabezado por los psicólogos Gary Lupyan (Universidad de Wisconsin) y Daniel Swingley (Universidad de Pennsylvania) que publica Science Daily. “Hacerlo permite tener mejor memoria porque activa el mecanismo sensorial del cerebro, centrarse mejor en las tareas y clarificar los pensamientos”. ¿Habla solo, pues? Yo sí.

5. Por su parte, los científicos británicos James White, David Batty y Catharine Gale han desarrollado un estudio que muestra que aquellos que habían obtenido mejores resultados en el test de inteligencia en su infancia son más propensos al consumo de alcohol y drogas. Me gustan las bebidas alcohólicas y soy consumidor de marihuana. Me hicieron un test de esos cuando cursaba bachillerato y aconsejaron a mis padres que dejara la rama de ciencias y cursara la de letras, pues resulté ser muy creativo y vital (informe dixit). ¿Bebe? Alcohol, claro. ¿Fuma cigarrillos de esos que dan risa elaborados a base de flores secas de plantas naturales?

6. La revista científica Language Sciences daba a conocer en 2016 un experimento realizado por los psicólogos Kristin y Timothy Jay, de la Universidad de Artes de Massachusetts. “Solicitaron a los participantes de su estudio que dijeran tantas palabrotas como les fuera posible durante un minuto. Aquellos que ofrecieron un listado más amplio de respuestas fueron también los que demostraban un vocabulario más inteligente en otras áreas generales (nombres de animales o ciudades)”. ¡Anda la hostia!, tiene cojones la cosa, me cago en todo lo cagable y más. ¿Y usted, dice tacos? ¿No? Pues, en este aspecto, no muestra ser muy inteligente si así es.

7. Acostarse tarde es también cosa de inteligentes. Científicos de la Universidad de Lieja (Bélgica) afirman que la actividad cerebral de los que se acuestan y levantan tarde es superior a la de los que se acuestan pronto y madrugan, manteniendo los primeros un nivel de alerta mucho más elevado. Yo cumplo este requisito. ¿Y usted? ¿A qué hora se acuesta y cuándo se levanta?

8. Finalmente, y a modo de conclusión, veamos la aseveración de Satoshi Kanazawa, experto en psicología evolutiva de la Escuela de Ciencias Económicas y Políticas de Londres. Según el psicólogo y escritor evolucionista británico nacido en Estados Unidos, “los inteligentes hacen las cosas mejor en casi todos los aspectos de la vida moderna, excepto en los verdaderamente importantes como son encontrar pareja, educar a un hijo y hacer amigos”. Cumplo con lo de la pareja y lo de hacer amigos, no con lo de educar un hijo, pues el mío ha vivido conmigo desde la adolescencia. Otra cosa es que lo haya hecho ‘bien’. ¿Y usted, encontró pareja, educó a su hijo, tiene muchos amigos?

Pues hasta aquí el test. Ahora ya puede evaluar lo inteligente que es. ¿Qué la parece una chorrada? A mí también, qué quiere que le diga. Pero esto me genera una contradicción. ¿Una ‘ciencia’ sí y otra no? ¿Quién lo decide? ¿Quién sienta los criterios? Insisto en lo que decía al principio sobre la necesidad de dejarse guiar por ‘criterios científicos’, los cuales no habían tenido tantos defensores ni incondicionales como ahora. Tanta uniformidad me resulta sospechosa, por lo que paso de la contradicción a la duda. Acudo a Guy Debord en un intento de resolverla, aunque sea parcialmente. Finalizo, así, con este párrafo suyo de Comentarios sobre la sociedad del espectáculo (1988) y un poco de sentido común:

“Se dice que actualmente la ciencia se halla sometida a imperativos de rentabilidad económica, lo que siempre ha sido cierto. Lo que resulta nuevo es que la economía haya venido a hacerle abiertamente la guerra a los humanos, no solamente a sus condiciones de vida sino también a las de su supervivencia. En este momento el pensamiento científico ha optado, en contra de gran parte de su pasado antiesclavista, por servir a la dominación espectacular. Antes de llegar a este punto la ciencia poseía una relativa autonomía. Sabía pensar su parcela de realidad y de este modo contribuir inmensamente a aumentar los medios de la economía. Ahora que la todopoderosa economía se ha vuelto loca, y los tiempos espectaculares no son más que eso, esta ha suprimido el último rastro de autonomía científica, tanto en el plano metodológico como en el de las condiciones prácticas de la actividad de los ‘investigadores’. A la ciencia ya no se le pide que comprenda el mundo o lo mejore en algo. Se le pide que justifique inmediatamente todo lo que se hace. Tan estúpida en ese terreno como en todos los demás, que explota con la más ruinosa irreflexión, la dominación espectacular ha echado abajo el gigantesco árbol del conocimiento científico con la única finalidad de hacerse tallar un bastón. Para obedecer a esta última demanda social de una justificación manifiestamente imposible, vale más no saber pensar demasiado sino, por el contrario, estar bien entrenado en las comodidades del discurso espectacular. Y, efectivamente, es en esa carrera donde precisamente ha encontrado su más reciente especialización –con muy buena voluntad– la prostituida ciencia de estos días despreciables”.

24 pensamientos en “Nosotros, los inteligentes

  1. Excelente artículo me ha encantado! La ciencia cual niña bloggera complaciendo a la omnipotente economía. Es lamentable siempre he confiado en la ciencia como fuente de avance para una vida mejor.
    Y bueno yo soy bastante inteligente en algunas cosas pero definitivamente usted me gana ! 😅

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    • Muchas gracias, Violeta. Según está chorrada, puede que sea más inteligente, pero también podría ser un memo por hacer caso aunque sea irónicamente. No hay vara de medir estas cosas, y si las hay dudo mucho de los fines con que se utilicen, pues todo experto siempre sirve a su amo.

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  2. La ciencia deja de serlo cuando no contribuye al progreso de la humanidad, y eso es cuestión de quien la maneja, por lo que no es difícil adivinar el derrotero de la misma.
    Por otra parte, y vistos los criterios para ser inteligente, debo de serlo bastante, y también debe de servirme de bastante poco el serlo, habida cuenta de mi persona y circunstancias.
    Debo de ser un manirroto intelectual o los criterios utilizados fallan en algún punto.
    Parece hablarse mucho últimamente de la inteligencia emocional, que según a la conclusión a la que yo he llegado, es esa que te sobra cuando te falta de la otra y viceversa.
    Cosa que se descubrió mucho tiempo atrás con Marianín, que era tonto para los recados y listo para los logaritmos.
    Y todo ello, sin sesudos estudios ni científicos elaborando complicados teoremas, que me parece a mí que fue un señor con boina tomándose un chato de vino que atentamente observó como el zagal le llevaba mal las cosas a su madre y sin embargo destacaba con el maestro.
    Esa es la ciencia que yo quiero, por el vino principalmente, todo hay que decirlo.
    Saludos

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    • Esa es también la ciencia que quiero yo. El principio de precaución comporta la adopción de medidas preventivas. No porque se tenga la seguridad de que son necesarias, no. Por si acaso lo fueran. La Medicina –o Mierdicina– nos dice que hay que ser precavidos. Y que no lo eres tendrás tu castigo. No abuses, contrólate, nada de extremos, no fumes, no bebas. Eso no tiene mérito, así cualquiera. Si te portas mal morirás. Medicina y religión se dan, pues, la mano. Miedo, amenazas, precaución. “Haga ejercicio, fume menos y reduzca el consumo de alcohol”, decía el último informe de Medicina laboral que me hicieron (años ha). Y sin pudor o vergüenza alguna acababa con un “apto para el trabajo”. ¡No te jode! Eso ya lo sabía yo. Para esa estupidez no me hace falta ningún médico, ningún gurú. Dejaros de chorradas y ayudad a la gente a disfrutar un poco de la vida: tome tal pastilla, o tal potingue, o venga una vez al mes, o cuando corresponda, y le desintoxicaremos, sin pagar, por la Seguridad Social (de otro modo ya puede hacerse; ya hay quien puede hacerlo, mejor dicho). No se preocupe, hemos avanzado mucho, tenemos remedio para que no deje el placer, el suyo, aunque no sea el mío. ¿La ciencia al servicio de la humanidad? ¿La Medicina aliada del placer? Imposible. Medicina preventiva, medicina laboral. Trabajo y luego descanso. Si no se descansa no se rinde, no se produce, y no puede darse la entente cordiale entre los que no han llegado alcanzar la luz, pero son los que suministran la energía, y los que disfrutan de un todo luminoso y tienen la llave del interruptor.

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    • Y por un salario de mierda que no le llega ni para cubrir las necesidades más básicas. ¡Ya está bien!, que hay riqueza suficiente para que todo el mundo viva dignamente. Me enerva.
      Saludos y ¡salud!, Iñaki.

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  3. Manuel es cierto que el trabajo excesivo sin descanso, sobre todo si es rutinario o muy estresante mata, en Japón he leído que es muy frecuente morir por cansancio, así sin más.
    Por eso creo es usted muy injusto con los médicos, que como todo debe haber de todas clases, pero algo que si tienen es un horario de trabajo infernal con largas jornadas intercaladas con guardias nocturnas hasta el día siguiente, no se porqué ese sistema inhumano no ha sido cambiado o mejorado de alguna manera. Existen muchas profesiones con estos mismos niveles de exigencia física, social e intelectual y a la sociedad parece no importarle.
    Por otra parte creo que cada uno como adulto debe ser responsable de su propia vida y de sus decisiones y no andar culpando a todo y a todos por ahi. Si a mi me gustara muchísimo la sensación de volar y me lanzo de un puso 100, no puedo ir en la bajada despotricando porque no hayan inventado algo para que no muera irremediablemente al llegar al suelo.
    O bien disfrutas tu vuelo sin pensar en más nada o no te lances .

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    • No soy injusto con los médicos (así, en general). En absoluto. Soy crítico con la Medicina, que no es lo mismo. Como también soy crítico con la Historia y la forma en que esta se enseña y practica siendo, como soy, historiador. Un amigo mío era (digo era porque desgraciadamente falleció) un excelente cirujano, jefe de Cirugía de un importante hospital valenciano. Tuvo golosas ofertas de trabajar en el sector privado manteniendo su plaza en el hospital, lo que hubiera supuesto un notable incremento de sus ingresos económicos. Jamás aceptó, pues era un firme defensor de la sanidad pública. Por otra parte, te diré que una de las personas a las que más admiro y quiero es a mi médico de cabecera, una mujer que no hace caso de las ratios y dedica cuanto tiempo sea necesario a sus pacientes. No, no soy injusto. Es más, quiero justicia para comportamientos así y niego cualquier derecho a que se haga negocio con la salud. Mercantilizada como está la Medicina, esta sirve a los intereses del capital, no puede ser de otro modo, y los buenos profesionales quedan eclipsados por quienes ven en ella un negocio ante todo y por unas medidas políticas que ya sabemos a quién y en qué beneficia.

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  4. Manuel mi breve contribución a lo leído , te sigo si, porque eres inteligente y me encanta leer tus puntos de vista , a veces rezongo porque soy humana y tengo mi sentir , tengo infinidad de conocidos (tu sabes , pueblo chico infierno grande , más un pequeño grupo de amigas cercanas a las que quiero , no tomo ni fumo , el único olor que considerarían prohibido es el del Thinner ( me encanta ) , más no ando cargando una botellita para olerlo, la lealtad es indispensable en mi sentir y nunca me he preguntado si soy o no inteligente y he vivido así , a mi sentir , ahora que estamos con el grave problema del Corona virus y aludo en este caso al secretario de salud ,el estudio científico que se, si , de su importancia , ma ha llevado a recordar un Decálogo del Director de Cine Polaco Kiešlowsky el #1 “Amarás a Dios sobre todas las cosas”,que me conmovió mucho cuando lo vi , te aclaro que no soy religiosa , bueno creo basta , me ha gustado mucho lo que nos compartes hoy

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    • No creo que “Amarás a Dios sobre todas las cosas” tenga aquí el carácter de mandamiento divino. Lo que Kieslowski propone con “El Decálogo” en general es reflexionar y actualizar los valores de las Diez Palabras bíblicas. Kieslowski invita, con su expresión artística, a una reflexión sobre el sentido de la vida, libertad incluida, desde la clave de interpretación de cada espectador, ya sea católico, materialista histórico, etc. El primer paso hacia una libertad personal o individual (que puede fincar otra de tipo social) debería ser reflexionar sobre la posibilidad y concreción de esa misma libertad (amor, lealtad, etc.).

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      • Manuel tú sabrás muchísimo más que yo que me guío mucho por los sentidos , pero lo que quise decir al traer a mi caso el Decálogo el #1 , tiene que ver si , como dices con la libertad de elegir y en este caso el personaje se deja llevar ciegamente por lo que su computadora le dice sobre el estado del tiempo con las consecuencias y rebeldía que provocan esta decisión en su vida , te digo esta película la vi hace muchos años y si quiero vienen a mi mente imágenes de la misma , creo pasa que te trato más como amigo que como hombre de grandes conocimientos , más es el motivo de que así te considere Amigo

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  5. Qué gran reflexión la de Guy Debord… Lo de «la prostituida ciencia de estos días despreciables» se podría aplicar a todos los campos. Puro espectáculo, si alguien nos ve desde otro mundo lejano; se tiene que estar partiendo el ojal…

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    • Debord era de una lucidez pasmosa. Por eso se suicidó. Poco antes escribió: «Me he dedicado ante todo y de forma casi exclusiva a vivir como más me convenía. No he tenido la vana pretensión abstracta de salvar el mundo; todo lo más, pensé en ayudar a aquellos a quienes consideraba mis amigos»

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  6. Me asombra la capacidad de sarcasmo e ironia cómo trabajas este tema .La ciencia ha sido victima de las ambiciones desmedidas de los que manejan sus arcas, las complicidades han conducido y conducen al perjuicio de la humanidad inexorablemente La inteligencia es un buen ejemplo. Todavía no tenemos un concepto claro del significado de lo que es, el IQ queda en veremos y ahora surge la inteligencia emocional, nadie se pone de acuerdo. Gracias a la curiosidad y leyendo, aprendí a descubrir quien soy y cómo quiero vivir. No me considero más inteligente o menos que otros, reconozco mis talentos y mis limitantes. Así que a surfear la ola que viene inmensa!
    Feliz fin de semana Manuel!

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  7. A tu manera Manuel, los acosos de la vida los has acomodado bien en el camino, te he leído y me he servido de los hallazgos en tus libros. Ahora, no sé como andarán esos animalitos que andan en tu cuerpo y navegan en tus humores, somo vida construida en una masa con más seres vivos, a veces nos ponen a dar tumbos y la inteligencia flota en playas desconocidas, Y te veo bien.porque de esa le sacan a uno unos buenos tragos y la música. Pero eso debe terminar en una jornada pecaminosa que desencalambre a nuestros seres invisibles,

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  8. Pingback: Nosotros, los inteligentes – Ciencia en Lockdown

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