El parlamentarismo

Ese monstruoso y venerado aparato que es el parlamentarismo no funciona en absoluto. Resulta ridículo seguir aferrado al parlamentarismo en nombre de la equidad y de la democracia.

Hace no mucho tiempo [el parlamentarismo] constituía un movimiento espiritual. Probablemente un fenómeno de reacción. Heine, Börne, la literatura política del 48 y anterior a Bismarck. Al cabo de poco tiempo, se ha convertido simplemente en un medio (muy imperfecto) de entenderse. Antes, se hacía política en la medida en que las gentes con vocación política buscaban compañeros de partidos y se comprometían. Hoy en día se ha convertido en un escrutinio de la propia voluntad política. Ya no se buscan medios para alcanzar un fin, sino ese mismo fin. No hay que dejarse engañar por los programas de los partidos; no son más que avatismos. Mucho más importante es la indiferencia de los electores. Políticamente indiferentes: … por cien. […] Puesto que ya sabemos cuáles son los motivos por los que una parte todavía grande del resto ingresa en un partido, puede decirse que ese monstruoso y venerado aparato que es el parlamentarismo no funciona en absoluto. Por ello resulta ridículo (por mucho que el bolchevismo confiera un tinte trágico a esa ridiculez), seguir aferrado al parlamentarismo en nombre de la equidad y de la democracia. […]

La prensa constituye otro de esos intentos. Forma la opinión pública, pero después se la considera más bien como un espejo de la misma.

Administración de justicia.

Escuela.

Grafomanía. Círculos editoriales no asociados.

Resumiendo: un inmenso cuerpo humano regido por una casta de reyes, señores feudales y financieros, o de políticos y financieros. Grupos que muestran determinadas tendencias y ambiciones, pero con un conocimiento muy escaso sobre los otros grupos. […] Es como si cada uno estuviera aferrado al lugar donde ha crecido. La organización de la comunicación no ha avanzado a la misma velocidad que los obstáculos del tráfico. En este terreno se desarrollan las brillantes y libres capacidades de cada cual. Esa es la imagen real. Y no aquella que ha esbozado el socialismo de una clase burguesa que ha monopolizado para sí todos los bienes materiales y espirituales. Esta burguesía es incapaz de aprovechar los bienes espirituales, y los materiales no tienen sino unos pocos usufructuarios. […]

En el centro, el individuo. Su impotencia. El enorme desarrollo de los hechos. Ese abismo insalvable entre el individuo y la comunidad. Los elementos constituyentes de una nueva ética, solo en la medida en que tengan en cuenta el estado de las cosas. […]

La vida inconsciente.

La vida consciente pero automática.

Los ideales representan un papel muy limitado. En ocasiones, conducen a extrañas explosiones. Revoluciones. […]

Estamos ante la soberanía absoluta de la rutina. La reacción por incapacidad [humana] y no por mala voluntad. Dominio de los políticos del pasado. Dominio de las ideas del pasado. […]

Socialistas de noviembre: proclamarse con entusiasmo socialista de noviembre. Por qué se quedó uno al margen; por qué intervino. Los oportunistas de las jornadas de noviembre se asimilarán; serán funcionarios socialistas del mismo modo que fueron funcionarios clericales.

Si no se puede socializar la economía, se podría al menos preparar las bases intelectuales de esa socialización. De eso ni se habla. Pensamos: como cabezas no pasan de mediocres, pero ellos, los líderes socialistas, se convertirán en políticos; ahora constatamos con horror que sí son cabezas.

Robert Musil: “Cuaderno 19. 1919-1921. ¡Último baile!”, en Diarios 1899-1941/42, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1994 (primera edición, en alemán, 1976).

8 pensamientos en “El parlamentarismo

  1. Pingback: El parlamentarismo — A MI MANERA – El Noticiero de Alvarez Galloso

    • Entre escuchar esto y lo que repiten los loritos tertulianos cada día más abundantes hay un abismo. Al menos, aquí encuentro un lúcido análisis, pero nada más que eso. En el fondo es más de lo mismo. Ni atisbo de alternativa al actual modelo de sociedad. ¿Es lo que hay? ¿Nada más?

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